La deuda de Truman con el repartidor de peri¨®dicos queda saldada
El jubilado George Lund asegura que el presidente le adeudaba seis meses de reparto de diarios Despu¨¦s de 65 a?os, 7,50 d¨®lares se han convertido, con intereses, en 56,63 d¨®lares
Harry Truman muri¨® hace 40 a?os. Pero una deuda que contrajo en vida no se ha pagado hasta hace s¨®lo una semana. El presidente n¨²mero 33 de Estados Unidos finaliz¨® la intervenci¨®n norteamericana en la Segunda Guerra Mundial, orden¨® el uso de la bomba at¨®mica en Jap¨®n y particip¨® en la creaci¨®n de las Naciones Unidas y la Alianza Atl¨¢ntica. Pero nunca tuvo la oportunidad de pagarle una deuda de 7,50 d¨®lares al chaval que le repart¨ªa el peri¨®dico a diario en su residencia de Misuri.
Ese chaval, George Lund, tiene ahora 80 a?os. Nunca lleg¨® a cobrar la entrega diaria, durante seis meses, del peri¨®dico The Independence Examiner, en la residencia familiar de Truman, en el n¨²mero 219 de la calle North Delaware, en la localidad de Independence, Misuri. El 23 de mayo, sin embargo, el Instituto de la Biblioteca Truman, dedicado a preservar el legado de ese presidente, le hizo entrega formal de 56,63 d¨®lares, la cantidad original adeudada, m¨¢s los intereses acumulados.
Estoy seguro de que el presidente Truman no evit¨® el pago. Ten¨ªa muchos problemas de los que ocuparse, muchos asuntos en la cabeza" George Lund, repartidor del Examiner en 1947
¡°Nunca pens¨¦ que se me pagar¨ªa esa deuda, y la verdad es que no le he dado mucha importancia. Hasta ahora ha sido una an¨¦cdota interesante que contar¡±, asegura Lund a EL PA?S desde su residencia en Overland Park, Kansas. ¡°Estoy seguro de que el presidente Truman no evit¨® el pago. Ten¨ªa muchos problemas de los que ocuparse, muchos asuntos en la cabeza. Era un hombre excelente y el hecho de que no pagara fue seguramente un descuido¡±, a?ade.
La deuda se contrajo en 1947. Lund ten¨ªa 15 a?os. Truman era presidente de la naci¨®n. A su esposa, Bess, le gustaba recibir el diario frente a la puerta de entrada de la casa, en el porche. A veces, el Servicio Secreto le prohib¨ªa al repartidor acercarse a la residencia, y le cog¨ªa el peri¨®dico de las manos para entreg¨¢rselo al presidente. Lund reclam¨® el pago en alguna ocasi¨®n, cuando se le permit¨ªa acercarse a la puerta de la casa, pero nunca obtuvo respuesta. "A veces el presidente estaba en Washington", asegura. "Al fin y al cabo, su trabajo estaba all¨ª".
Los 7,50 d¨®lares se han convertido en 56,63 con los intereses acumulados a lo largo de 65 a?os. El repartidor los ha donado a una organizaci¨®n caritativa que ayuda a los soldados que regresan a EE UU del frente de guerra.
La existencia de esa deuda se conoci¨® hace un a?o, y en ese espacio de tiempo, el Instituto de la Biblioteca Truman ha estado revisando sus documentos, intentando encontrar pruebas de ella, como un recibo o una carta. En su archivo no se ha encontrado nada, pero los gerentes del Instituto han decidido efectuar el pago, confiando plenamente en la palabra de Lund, que despu¨¦s de repartir peri¨®dicos se dedic¨® a la arquitectura. Los 56,63 d¨®lares que ha recibido han sido donados ¨ªntegramente a la fundaci¨®n Quilts of Valor, una organizaci¨®n que se dedica a fabricar edredones y regalarlos a los veteranos de guerra.
¡°Recientemente recibimos una serie de documentos personales del presidente Truman, cedidos por su hija, Margaret, que falleci¨® en 2008. El archivista los ha estado revisando, pero aun no ha encontrado nada que confirme o desmienta la deuda¡±, asegura Judy Turner, gerente de desarrollo del Instituto, por v¨ªa telef¨®nica. ¡°Aun as¨ª decidimos aprovechar el 128 aniversario del nacimiento del presidente Truman, en mayo, para saldar finalmente esa deuda a la que se refiere el se?or Lund¡±.
El Examiner era el diario de referencia de la localidad de Independence, hogar de los Truman. En sus p¨¢ginas se cont¨® su boda con Bess, en junio de 1919. A trav¨¦s de ellas se inform¨® de su ascenso, de due?o de una mercer¨ªa a senador, de senador a vicepresidente y de all¨ª, tras la muerte de Franklin D. Roosevelt, a l¨ªder del pa¨ªs. Truman siempre le dio trato de favor a los reporteros del Examiner, y le lleg¨® a dar exclusivas a Sue Gentry, una periodista local que, en una ocasi¨®n, durante una visita a la Casa Blanca, lleg¨® a escribir la noticia de la rendici¨®n de Jap¨®n en la Segunda Gran Guerra en la m¨¢quina de escribir del propio presidente.
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