La disputa entre la primera dama y Royal amarga la campa?a a Hollande
El primer ministro franc¨¦s desautoriza a la pareja del presidente por usar Twitter
¡°Un tuit, un simple tuit de 135 caracteres, ha hecho volar en pedazos la normalidad hollandiana¡±. El arranque del editorial de Le Monde resume bien el explosivo efecto generado por la irrupci¨®n de la primera dama francesa, Val¨¦rie Trierweiler, en la campa?a de las legislativas. Los esfuerzos de modestia, serenidad y ejemplaridad de un Fran?ois Hollande empe?ado en dejar atr¨¢s la mezcla entre p¨²blico y privado que caracteriz¨® el mandato de su antecesor, Nicolas Sarkozy, se han venido abajo en solo unas horas, mientras una tormenta nacional e internacional se abat¨ªa sobre la sangu¨ªnea primera dama y su peculiar sentido de la independencia, la amistad y la libertad de expresi¨®n.
Le Monde afirm¨® que madame Trierweiler ¡°debe elegir¡± entre el periodismo y el El¨ªseo, y le animaba, con pocas contemplaciones, a ¡°olvidarse del Twitter¡±. El primer ministro socialista, Jean-Marc Ayrault, se atrevi¨® a reprender en p¨²blico a la novia del jefe pidi¨¦ndole que sea ¡°m¨¢s discreta¡±. Y la derecha, feliz por poder desviar la atenci¨®n de sus malos resultados de la primera vuelta y sus turbias componendas con el Frente Nacional, que han quedado completamente eclipsadas por la crisis people, ironiz¨® a conciencia: ¡°Dallas en el El¨ªseo¡±, ¡°?un vodevil!¡±.
Era previsible. El mensaje p¨²blico de apoyo de la todav¨ªa periodista ¡ªantes pol¨ªtica, ahora cultural¡ª de Paris Match a Olivier Falorni, viejo amigo com¨²n de Hollande y Trierwelier y candidato disidente del Partido Socialista que lucha por un esca?o en La Rochelle contra S¨¦gol¨¨ne Royal, la aspirante oficial del PS y del El¨ªseo ¡ªadem¨¢s de madre de los cuatro hijos de Hollande y pareja del mandatario durante tres d¨¦cadas¡ª, fagocit¨® durante un d¨ªa entero la pol¨ªtica de verdad.
En la calle, los diarios y las televisiones, la metedura de pata de Trierweiler se convirti¨® en el ¨²nico tema de la campa?a, y los gui?oles de Canal+ contribuyeron a la guasa general presentando a un Hollande obligado a jugarse una particular triangular, mudo e impotente para mediar entre Royal y Trierweiler, mientras estas presum¨ªan de tener todo su apoyo y se acusaban de arp¨ªas y manipuladoras. En el mundo real, Trierweiler coment¨® el episodio con una periodista de RTL, diciendo que le parec¨ªa que se ha comentado ¡°hasta la desmesura¡± y a?adiendo que es ¡°idiota¡± pensar que hab¨ªa apoyado al contrincante de Royal ¡°por celos¡±.
Lo cierto es que el tormentoso pasado personal de los tres protagonistas, que una vez m¨¢s subraya la promiscuidad entre prensa y poder pol¨ªtico en la Francia contempor¨¢nea, ha abierto la primera crisis de la ¡°presidencia normal¡± al mes de que esta empezara. Como pas¨® tras la ruidosa separaci¨®n de Sarkozy y C¨¦cilia, o tras la boda de Sarkozy y Carla Bruni, hoy la prensa francesa solo habla de la vida privada del presidente.
Unos recuerdan que Trierweiler empez¨® su relaci¨®n con Hollande en 2005, cuando este estaba todav¨ªa con Royal. Otros aseguran que la actual compa?era del presidente exigi¨® que este le diera un beso en la boca la noche del triunfo electoral en la Bastilla un segundo despu¨¦s de haber besado en la mejilla a Royal. Y algunos sacan a colaci¨®n el pen¨²ltimo tuit de Trierweiler, en el que agradec¨ªa a Michelle Obama, primera dama estadounidense, los ¡°preciosos consejos¡± que le dio cuando la conoci¨® en el primer viaje al exterior de la pareja presidencial.
La iron¨ªa es que, aunque muchos acusan a Trierweiler de inoportunidad pol¨ªtica, no parece que tenga mal olfato. Un sondeo conocido ayer estima que el disidente Falorni batir¨¢ el domingo a Royal por una ventaja abrumadora: 58% a 42%. La previsi¨®n es dram¨¢tica para la excompa?era de Hollande, quien aspiraba a ser la primera mujer en presidir la Asamblea Nacional y ahora puede quedarse fuera del Parlamento cerrando as¨ª el c¨ªrculo de fracasos abierto con sus derrotas en las presidenciales de 2007 y en las primarias socialistas de 2011.
El embarazo de la izquierda ante la ¡°mezcla de g¨¦neros¡± en la c¨²pula del Estado y del PS denota algo m¨¢s que estupor y malestar ante un hecho in¨¦dito, aunque algunos asesores de Hollande han intentado minimizar lo ocurrido subrayando que el mensaje pol¨ªtico que importa es el del presidente y no el de la primera dama, y recordando que tambi¨¦n la mujer de Fran?ois Mitterrand, Danielle, ten¨ªa sus propias opiniones pol¨ªticas y defend¨ªa a Fidel Castro.
Los nervios de los socialistas revelan un desasosiego estrictamente pol¨ªtico, pues temen que el asunto tenga incidencia en los resultados de la segunda vuelta. La imagen de que Hollande no controla ni su propia casa hace que sus apelaciones a la sobriedad y la ejemplaridad suenen hoy menos firmes. Y si la primera dama defiende a un candidato tr¨¢nsfuga contra el criterio del jefe del Estado, de su partido y de su primer ministro, ?de qu¨¦ tipo de unidad est¨¢n hablando a los electores Hollande, Martine Aubry y Ayrault?
Visiblemente irritada, la primera secretaria del PS intent¨® reconducir el debate y se?al¨® que el Twitter de la primera dama ¡°es solo la espuma de las cosas¡±, y que ¡°lo importante es hablar del poder adquisitivo y del desempleo, que son los temas que preocupan a los franceses¡±.
Pero los asesores de Hollande no han ocultado su desolaci¨®n. El presidente afronta unos meses muy complicados, necesita una mayor¨ªa amplia en la Asamblea Nacional y sospechan que la toma de postura de Trierweiler podr¨ªa inclinar las plazas m¨¢s disputadas hacia la derecha.
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