La primera dama marca su territorio
La reportera de ¡®Paris Match¡¯ y compa?era de Fran?ois Hollande mantiene un pulso con S¨¦gol¨¨ne Royal, pol¨ªtica socialista y madre de los cuatro hijos del presidente
El tuit enviado a las 11.35 del martes pasado desde la redacci¨®n de la revista Paris Match por Val¨¦rie Trierweiler ha alborotado la escena pol¨ªtica francesa. Los 135 caracteres conten¨ªan un sentido y cari?oso apoyo a un disidente socialista que disputa el esca?o a S¨¦gol¨¨ne Royal, la ex del presidente, madre de sus cuatro hijos y candidata oficial del partido. La glamurosa periodista, de 47 a?os, que comparte desde hace siete la vida de Fran?ois Hollande, se convirti¨® de repente en calabaza. En un segundo, la primera dama de Francia se trasmut¨® en una ciudadana m¨¢s y apareci¨® ante el mundo (primero el virtual y enseguida el real) como una persona cualquiera: con cuenta en Twitter y con opiniones pol¨ªticas propias y distintas de las del hombre con el que comparte su vida ¡ªel presidente¡ª. Es decir, justo lo contrario de lo que se supone que deber¨ªa hacer (y ser) una primera dama.
Y lo cierto es que nadie podr¨¢ decir que no lo avis¨®. Hace mes y medio, Trierweiler afirm¨® en una entrevista a The Times que no pensaba ser ¡°un florero¡±, quiz¨¢ recordando que su antecesora, Carla Bruni, tan solo public¨® un disco durante el mandato de su marido, Nicolas Sarkozy.
?Pero c¨®mo ha llegado Trierweiler a convertirse en el tal¨®n del presidente?
La reportera de 'Paris Match' mantiene un pulso con S¨¦gol¨¨n Royal, pol¨ªtica socialista y ex del presidente
Su historia personal es casi tan fascinante como su aspecto de actriz cl¨¢sica de Hollywood: hoy vemos una rubia veneciana natural, ojos verdes rasgados, gabardina y melena ondulada a lo Lauren Bacall, aficionada a los tacones de aguja, elegante y sobria, de caderas anchas pero sin ostentaci¨®n. Y adivinamos una mujer t¨ªmida, inteligente, de car¨¢cter volc¨¢nico, sofisticada y quiz¨¢ un poco maquiav¨¦lica.
Los or¨ªgenes fueron completamente ordinarios, es decir, corrientes. Una familia numerosa, en la que ella era la quinta hermana de seis. Naci¨® en Angers en 1965, en una familia de poco dinero, ¡°aunque no modesta¡±, seg¨²n ha dicho. Una madre trabajadora (azafata de congresos y cajera de una pista de patinaje) y un padre inv¨¢lido de guerra (jugando, cuando era ni?o, un ob¨²s sin explotar le arranc¨® una pierna) que falleci¨® cuando ella ten¨ªa 21 a?os.
El diploma de periodista, tras licenciarse en Historia, le llev¨® muy pronto a la Asamblea Nacional. Y all¨ª caus¨® sensaci¨®n. ¡°Cuando llegaba a la sala de las cuatro columnas era como un ovni, lo iluminaba todo¡±, ha contado una de sus colegas. Los pol¨ªticos franceses, siempre tan simp¨¢ticos con las periodistas y tan parcos con los periodistas, se pusieron a sus pies.
El primero fue Fran?ois Mitterrand, gran ¨ªdolo de Hollande. En 1989, durante los votos del A?o Nuevo, se qued¨® subyugado al verla entre la gente y atraves¨® la sala para verla de cerca. Trabajaba en un peque?o peri¨®dico llamado Profesi¨®n Pol¨ªtica. Aquel d¨ªa la contrat¨® el due?o de Paris Match, Roger Th¨¦rond.
En 1992, los archivos de la revista cuentan que una tal Val¨¦rie Massonneau (su apellido de familia) firma con un colega un reportaje a dos diputados socialistas que acaban de ser padres: Fran?ois Hollande y S¨¦gol¨¨ne Royal, que entonces era ministra de Medio Ambiente de Pierre B¨¦r¨¦govoy. La entrevista deja una estela agria: Royal es acusada de hacer pol¨ªtica con el nacimiento del beb¨¦. En el texto, Val¨¦rie pregunta a S¨¦gol¨¨ne: ¡°?El padre de los ni?os le ayuda en casa?¡±.
Poco despu¨¦s, la plumilla se casa por segunda vez: con Denis Trierweiler, editor de Paris Match y traductor de filosof¨ªa alemana. En 2004 firma con ese apellido otro largo perfil de S¨¦gol¨¨ne y Fran?ois. T¨ªtulo: Una pareja royal (real) para la Rep¨²blica.
A?o y medio m¨¢s tarde, a finales de 2005, Trierweiler deja de cubrir al Partido Socialista. Su director, Alain Genestar, se ha enterado de su relaci¨®n ¨ªntima con el jefe del partido, Fran?ois Hollande. Seg¨²n el libro La mujer fatal (Albin Michel, 2007), de Rapha?lle Bacqu¨¦ y Ariane Chemin, Genestar sucumbe a la presi¨®n de S¨¦gol¨¨ne Royal, que telefonea a la revista y le pide que la aparte. Alain Genestar lo desmiente.
La pareja Hollande-Royal se separa a finales de 2007. Pesa mucho el dolor de siete hijos: cuatro en casa Hollande, tres en casa Trierweiler. El pasado deja heridas abiertas, y tab¨²es. En 2010, una foto de prensa en la que Fran?ois y S¨¦gol¨¨ne intercambian sonrisas c¨®mplices provoca una tremenda bronca de Val¨¨rie. La pol¨ªtica les sigue uniendo, ella no puede ser pol¨ªtica ni periodista.
As¨ª que se entrega a Twitter, cuenta @Valtrier. ¡°Ya que me lo preguntan, s¨ª, he votado en las primarias. S¨ª, para m¨ª, es ¨¦l¡± (octubre de 2011). Cuando Royal pierde, llegando cuarta, y pide el voto para Hollande en la segunda vuelta de las elecciones socialistas, la periodista teclea: ¡°Homenaje a S¨¦gol¨¨ne Royal por su apoyo sincero, desinteresado y sin ambig¨¹edad¡±.
En octubre de 2011, Trierweiler renuncia al programa pol¨ªtico semanal que presentaba en la televisi¨®n Direct 8. Llega el momento de la verdad, y ella hace la campa?a presidencial del brazo de su compa?ero. En Paris Match opta por la cr¨ªtica de libros.
En la parte m¨¢s dura de la campa?a, se instala en el cuartel general con despacho propio, participa en la ceremonia de los soldados asesinados en Montauban, empieza a ser comparada con C¨¦cilia Sarkozy por su omnipresencia¡ ¡°No me importa¡±, cuenta en Le Monde, ¡°sin ella Sarkozy no habr¨ªa sido elegido¡±.Le preguntan por Carla Bruni y responde: ¡°Nada que ver. Ella es mujer de presidente; yo, compa?era de candidato¡±.
La siguiente escena es la del triunfo. El 6 de mayo, Hollande gana y llega a la plaza de la Bastilla para celebrarlo. Sobre el escenario, el presidente saluda a la multitud con otros l¨ªderes socialistas, y de repente sale de la fila y da dos besos en las mejillas a Royal. Cuando vuelve a su sitio, Val¨¦rie Trierweiler dice: ¡°B¨¦same en la boca¡±.
Unos d¨ªas m¨¢s tarde aclara el panorama: ¡°Ella es la pol¨ªtica; yo, la mujer del pol¨ªtico¡±. Y con un punto de crueldad declara a The Times: ¡°No hay historia sentimental entre ellos despu¨¦s de siete a?os¡±. Es decir, desde 2005, dos antes de la separaci¨®n oficial de la pareja Hollande-Royal.
El 15 de mayo, d¨ªa del traspaso de poderes, S¨¦gol¨¨ne Royal no est¨¢ entre los invitados. Ya no hay sitio en el El¨ªseo para las dos mujeres. Ni para los hijos. Los gui?oles de Canal + comienzan a mostrar a Trierweiler en traje de dominadora tiranizando a un asustado Hollande.
La conclusi¨®n del culebr¨®n es que la rivalidad ¡ªo el odio¡ª existe y probablemente existir¨¢ por mucho tiempo todav¨ªa. Quiz¨¢ Royal se present¨® a las presidenciales de 2007 para vengarse de la traici¨®n amorosa de Hollande. Trierweiler piensa que volvi¨® en las primarias para impedir que Fran?ois fuera candidato. Ahora quiz¨¢ Royal pierda su esca?o ante el amigo de Trierweiler y de Hollande, el disidente al que el presidente no ha podido o querido convencer de que se retirara. Lo que parece claro es que el presidente normal, el hombre que quiso romper con la confusi¨®n p¨²blico-privado de la era Sarkozy, tendr¨¢ que aprender a convivir con ese mismo problema.
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