Una Europa irreconocible
El problema real al que nos enfrentamos no es la salida de Grecia, sino la intervenci¨®n total y completa de Espa?a
Se ha convertido en un lugar com¨²n dar por hecho que si la coalici¨®n de izquierdas Syriza que dirige Alexis Tsipras gana las elecciones de este domingo, Grecia saldr¨¢ del euro. Aunque en Espa?a temamos las consecuencias de una victoria de Syriza, parece que hay quienes en Alemania y otros lugares piensan que la salida de Grecia no solo es inevitable sino que ser¨ªa un paso en la buena direcci¨®n ya que descargar¨ªa a la UE de un problema que se ha enquistado y que carece de soluci¨®n. La desfachatez del Ministro de Econom¨ªa del Reino Unido, George Osborne, abogando por una salida de Grecia del euro como v¨ªa para solucionar los problemas de su pa¨ªs deja bien claro hasta qu¨¦ extremos ha llegado la pulsi¨®n por la supervivencia que recorre estos d¨ªas las capitales europeas.
El caso es que entre los que la desean p¨²blicamente y la promueven con sus acciones, los que se oponen por considerarla catastr¨®fica pero se ven incapaces de evitarla y los que secretamente esperan que dicha salida por lo menos tenga la virtud de obligar a los l¨ªderes europeos a tomar las decisiones que tan cuidadosamente vienen evitando tomar desde hace meses, la salida de Grecia del euro parece que se ha convertido en el ¨²nico punto de convergencia de esta crisis.
Sin embargo, Tsipras y su coalici¨®n no parece que quieran ponerle las cosas tan f¨¢ciles a los que buscan en la salida de Grecia un desenlace inmediato. D¨ªa tras d¨ªa, el gobierno alem¨¢n se niega a los eurobonos o a la uni¨®n bancaria argumentando que no hay soluciones simples y r¨¢pidas y para esta crisis. Curiosamente, aqu¨ª tenemos un primer punto de encuentro y acuerdo entre Alemania y Grecia pues lo que Syriza plantea es renegociar el memor¨¢ndum que rige la vida pol¨ªtica y econ¨®mica griega y sustituirlo por un plan de crecimiento y reformas fiscales que hagan sostenible al estado griego, en modo alguno salir del euro. Esas negociaciones tomar¨¢n tiempo y generar¨¢n tensi¨®n, pero ser¨ªa muy dif¨ªcil justificar que la Troika se negara desde un principio a hablar con Syriza. Tanto por razones democr¨¢ticas, pues se tratar¨ªa de un gobierno elegido democr¨¢ticamente que, adem¨¢s, no es responsable de la situaci¨®n generada por el Pasok y Nueva Democracia, como por razones pr¨¢cticas, pues es evidente que la austeridad tal y como ha sido impuesta a Grecia no ha funcionado, lo l¨®gico ser¨ªa sentarse a explorar las posibilidades de un acuerdo. En cualquier caso, deber¨ªa quedar claro que sin un acuerdo que ambas partes rubricaran no estar¨ªamos hablando de una salida, sino de una expulsi¨®n forzosa de Grecia de la zona euro, con todas sus consecuencias.
Con todo, pese a la importancia capital de lo que ocurra hoy en Grecia, Grecia no es el problema, ni tampoco la soluci¨®n. El problema est¨¢ en el mismo sitio desde el principio de la crisis y no se ha movido: est¨¢ en los l¨ªderes y las instituciones europeas que han permitido que por la grieta abierta en la zona euro por una econom¨ªa como la griega, que apenas representa el 2% de la eurozona, se haya abierto una brecha por la que ya caben Espa?a e Italia, adem¨¢s de Portugal e Irlanda. La saga de los 100.000 millones del rescate bancario a Espa?a y su p¨¦sima acogida por el mercado lo ha dejado bien claro: el m¨¦todo actual de resoluci¨®n de crisis, que hace que las deudas privadas y p¨²blicas se retroalimenten en el ¨¢mbito nacional sin respaldo europeo llevar¨¢, con o sin Grecia, al colapso del euro. Por eso, el problema real al que nos enfrentamos a partir del lunes no es la salida de Grecia, sino la intervenci¨®n total y completa de Espa?a, que podr¨ªa verse obligada a acudir nuevamente a los fondos de rescate europeos para financiar no s¨®lo su banca v¨ªa el FROB, sino tambi¨¦n sus emisiones de deuda p¨²blica. Vista desde Espa?a, esa intervenci¨®n nos parecer¨ªa un desastre, tanto por sus consecuencias pol¨ªticas como econ¨®micas y sociales. Sin embargo, vista desde Alemania, y a tenor de las declaraciones de Angela Merkel y otros, no parece que ese riesgo est¨¦ siendo suficiente para promover que el BCE compre deuda y evite el rescate de Espa?a.
Habr¨¢ una uni¨®n pol¨ªtica, s¨ª, con uni¨®n bancaria, eurobonos, un Tesoro europeo y un Banco Central Europeo de verdad. El proyecto de federaci¨®n econ¨®mica no es un secreto: est¨¢ encima de la mesa. Pero esa tierra prometida est¨¢ al final del camino, no al principio. Para llegar all¨ª, el mensaje que recibimos de Berl¨ªn es que hay dejar que los mercados hagan primero el trabajo de limpieza en el ¨¢mbito nacional y expulsen a los m¨¢s d¨¦biles o incapaces. No reconocerse en esta Europa darwinista en la que s¨®lo los m¨¢s aptos parecen est¨¢n destinados a sobrevivir deber¨ªa ser el primer paso para la acci¨®n. ?Ser¨¢n capaces Fran?ois Hollande, Mario Monti y Mariano Rajoy de imponer una visi¨®n alternativa? A partir del lunes lo veremos.
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