El congreso exige a Obama la entrega de documentos secretos

Estados Unidos puede encontrarse ante un delicado conflicto entre poderes cuando el pleno de la C¨¢mara de Representantes vote este jueves sobre un complicado caso que incluye la retenci¨®n de documentos oficiales por parte del Departamento de Justicia y del propio Barack Obama. El asunto, en el que algunos en el Partido Republicano aprecian la sombra de un Watergate, se ha convertido en una amenaza para la supervivencia del fiscal general, Eric Holder, y promete complicarle la vida al presidente en un momento decisivo de la campa?a electoral.

Si la C¨¢mara de Representantes, controlada por los republicanos, se pronuncia este jueves, como es probable, a favor de que Holder entregue todos los documentos que se le solicitan, el Legislativo entrar¨¢ directamente en colisi¨®n con Obama, que la semana pasada hizo uso, por primera vez en su mandato, de sus prerrogativas presidenciales para negarse a facilitar esos mismos papeles al Congreso.

El caso se conoce gen¨¦ricamente como Fast and Furious (r¨¢pido y furioso), que es el nombre que la Agencia para el control del Tabaco, Alcohol y Armas de Fuego (ATF), una rama del Departamento de Justicia, dio a una operaci¨®n de introducci¨®n de armas en M¨¦xico para seguir la pista que podr¨ªa llevarles hasta los capos de los carteles de las drogas.

Es conocido que esos ej¨¦rcitos privados mexicanos se nutren de armamento en este lado de la frontera, donde comprar una un fusil o una ametralladora es tan f¨¢cil en algunos Estados como comprar un caf¨¦. Se calcula que unas 2.000 armas cruzan diariamente de forma ilegal la l¨ªnea divisora entre M¨¦xico y EE UU.

Esa fue precisamente la cantidad que, aparentemente, la ATF introdujo en 2009 con la esperanza de llegar hasta los ¨²ltimos responsables de ese tr¨¢fico. La operaci¨®n concluy¨® en un fiasco cuando se comprob¨® que una de esas armas hab¨ªa acabado sirviendo para asesinar a un agente de la polic¨ªa fronteriza norteamericana.

A partir de ah¨ª, los republicanos, capitaneados por el presidente del comit¨¦ de Supervisi¨®n del Gobierno en la C¨¢mara de Representantes, Darrell Issa, iniciaron una investigaci¨®n para la que solicitaron documentos a Holder. ?ste, al principio, neg¨® la existencia de Fast and Furious, pero despu¨¦s acab¨® poniendo en manos del Comit¨¦ 7.600 papeles relacionados con ese episodio.

No los que quer¨ªa Issa, quien cree ver en todo este asunto un intento de parte de la Administraci¨®n de limitar la venta de armas en los Estados de la frontera con M¨¦xico. Ante la presi¨®n de los republicanos, Obama, hasta ese momento ajeno al conflicto, tuvo que involucrarse, y el pasado d¨ªa 20 anunci¨® que eran papeles protegidos por el secreto oficial y que seguir¨ªan siendo reservados. El martes mismo hubo un ¨²ltimo intento de negociaci¨®n entre la Casa Blanca y los republicanos para evitar la votaci¨®n de este jueves, pero ese intento fracas¨® y todo indica que el enfrentamiento constitucional ser¨¢ inevitable.

Desde el punto de vista legal, los republicanos no tienen muchas posibilidades de llegar muy lejos. Aunque una votaci¨®n favorable de la C¨¢mara exigir¨ªa formalmente el nombramiento de un fiscal independiente para resolver el conflicto, en situaciones anteriores no se ha nombrado ese fiscal o ¨¦ste siempre ha acabado reconociendo el derecho del Gobierno a mantener ciertos secretos.

Desde el punto de vista pol¨ªtico, sin embargo, se crea una situaci¨®n muy dif¨ªcil para Holder e inc¨®moda para Obama. Retener documentos, por mucho que est¨¦ justificado por lo delicado de la materia que tratan ¨Cy esta lo es por m¨²ltiples razones de seguridad y de pol¨ªtica exterior-, crea siempre una imagen de uso arbitrario del poder que no es lo m¨¢s recomendable en periodo electoral.

Muchos creen ver en este asunto la mano de la Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA), el poderoso lobby de defensa de las armas, que ha pedido a los congresistas que voten hoy a favor de Issa, ha anunciado que observar¨¢ el comportamiento de cada cual y ha advertido que actuar¨¢ en consecuencia. La NRA, que comparte la sospecha de que Obama pretendi¨® usar Fast and Furious para limitar las armas de fuego, es uno de los mayores contribuyentes a las campa?as electorales.