La coca de la discordia en Bolivia
El pa¨ªs tiene 31.000 hect¨¢reas de producci¨®n y para abastecer los usos legales bastan 12.000 El Gobierno tiene pendiente desde 2008 completar un estudio sobre la realidad de la coca
La coca sigue siendo la manzana de la discordia entre los Gobiernos de Bolivia y Estados Unidos. La discrepancia sobre los usos tradicionales de la m¨ªtica planta en el pa¨ªs andino no es nueva, pero con el presidente Evo Morales el desacuerdo es de mayor calado. Dentro de tres meses concluir¨¢ la presencia en Bolivia de la agencia estadounidense de cooperaci¨®n internacional (USAID) en programas de cultivos alternativos a la coca. Desde su llegada al Gobierno en 2006, Morales ha expulsado del pa¨ªs al embajador y a la DEA (agencia antidrogas de EE UU), ha cerrado la base militar de Chimor¨¦ y acaba de anunciar su retirada del Tratado Interamericano de Asistencia Rec¨ªproca (TIAR). Como contrapunto, el presidente boliviano firm¨® la semana pasada en La Paz un acuerdo con su hom¨®logo iran¨ª, Mahmud Ahmadinejad, en materia de lucha antidrogas.
¡°La hoja de coca en su estado natural es un producto con muchas cualidades nutritivas y medicinales. El productor de coca no es narcotraficante, ni el consumidor de hoja de coca es narcodependiente¡±, insist¨ªa el primer presidente ind¨ªgena de Bolivia en una entrevista reciente a EL PA?S. La forma m¨¢s antigua de consumir hojas de coca es mastic¨¢ndolas (akullico), aunque tiene otros usos medicinales, rituales y sociales. Al consumo tradicional hay que a?adir otras fuentes de demanda legal como la industria de infusiones, la exportaci¨®n para uso farmac¨¦utico y la producci¨®n de extracto para la Coca Cola.
Es una obviedad que la coca no es coca¨ªna, pese a ser ingrediente esencial para la elaboraci¨®n de la droga. Pero Estados Unidos, que es el mayor mercado mundial de consumidores de coca¨ªna, rehuye esta distinci¨®n y mantiene una firme posici¨®n contra los cultivos del arbusto milenario. USAID ha invertido 150 millones de d¨®lares desde 2005 en el Programa de Desarrollo Alternativo Integral en Los Yungas (al norte de La Paz) y Chapare (Bolivia central), las dos regiones de producci¨®n de hoja de coca. Los patrocinadores del programa exhiben orgullosos los resultados: los territorios de Palos Blancos y Alto Beni (en Los Yungas) se han convertido en zonas libres de hoja de coca, donde ahora se produce cacao, caf¨¦, pl¨¢tano y palmito, entre otros cultivos, destinados esencialmente a la exportaci¨®n.
El programa de desarrollo alternativo ha mejorado las infraestructuras, como la red escolar y la canalizaci¨®n de agua potable. En 2005, la pobreza rondaba el 70%, seg¨²n el ¨ªndice NBI (Necesidades B¨¢sicas Insatisfechas) de la CEPAL. Hoy es del 52%. Aparentemente, se ha cumplido con creces el objetivo del 60% de reducir la pobreza. Por lo tanto, el programa llegar¨¢ a su fin el 30 de septiembre pr¨®ximo, por decisi¨®n del Congreso de Estados Unidos, explica un antiguo funcionario boliviano.
Estados Unidos rechaza la distinci¨®n entre usos tradicionales y la coca¨ªna y mantiene una firme posici¨®n contra los cultivos
Hasta aqu¨ª la versi¨®n oficial, de la que nadie en las oficinas de USAID en La Paz ni en la Embajada estadounidense quiere hacer alg¨²n comentario. La realidad es m¨¢s compleja. Seg¨²n estimaciones oficiales, para abastecer las necesidades de consumo local y legal de hoja de coca se precisan unas 12.000 hect¨¢reas de cultivo. La agencia antidrogas de la ONU calcula que en Bolivia hay actualmente unas 31.000 hect¨¢reas de cocales, que suponen el 20% del total en Am¨¦rica Latina, detr¨¢s de Colombia y Per¨².
El excedente de casi 20.000 hect¨¢reas se produce sobretodo en el Chapare, ya que la mayor parte de la coca que se consume legalmente en Bolivia procede de Los Yungas. En este escenario no es descabellado deducir que la coca del Chapare y una parte de Yungas acaba en manos del narcotr¨¢fico para la producci¨®n de clorhidrato de coca¨ªna en laboratorios ilegales.
Falta informaci¨®n precisa y actualizada de cu¨¢nta coca es necesaria para satisfacer la demanda del mercado interno, y de cu¨¢nta se desv¨ªa para la producci¨®n de coca¨ªna. Las dudas desaparecer¨¢n cuando el Gobierno difunda el Estudio Integral de la Hoja de Coca, que puso en marcha en 2008, con financiaci¨®n de la Uni¨®n Europea (un mill¨®n de euros), y que todav¨ªa no ha visto la luz. Seg¨²n el viceministro de Exteriores, Hugo Fern¨¢ndez, dicho estudio ¡°contribuir¨¢ efectivamente a la reelaboraci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas, dirigidas tanto a la revalorizaci¨®n de la hoja de coca, como a la lucha contra el narcotr¨¢fico¡±. El trabajo incluye una encuesta nacional sobre uso y consumo de hoja de coca.
La Ley 1008, del R¨¦gimen de la Coca y Sustancias Controladas, aprobada en 1988 bajo el Gobierno de V¨ªctor Paz Estenssoro, sigue siendo la herramienta principal de la lucha antidrogas. Las penas van desde un a?o de prisi¨®n por cultivo ilegal hasta 30 a?os, si se encuentra a una persona culpable de haber vendido drogas a alguien que se intoxica hasta la muerte. M¨¢s antigua es la Convenci¨®n de 1961 de Naciones Unidas sobre estupefacientes, que incluye la hoja de coca en la Lista 1 de sustancias prohibidas. El Gobierno de Evo Morales present¨® una propuesta para enmendar el art¨ªculo 49, en lo referente a la masticaci¨®n de la hoja de coca. La propuesta fue rechazada y Bolivia tom¨® la decisi¨®n, sin precedentes, de denunciar dicha Convenci¨®n y adherirse a la misma con una reserva.
Sobre el terreno la lucha contra los narcos sigue sin cuartel. El a?o pasado la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotr¨¢fico (FELC) destruy¨® ¡°m¨¢s de 5.000 f¨¢bricas de coca¨ªna, 6.500 pozas de maceraci¨®n y 25 laboratorios de cristalizaci¨®n¡±, seg¨²n el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Felipe C¨¢ceres.
En su ¨¦poca de l¨ªder de los campesinos cocaleros, Evo Morales ya irritaba al embajador de Estados Unidos. Uno de ellos, Manuel Rocha, no tuvo empacho en declarar que una hipot¨¦tica victoria electoral de Morales ¡ª¡°un agitador de la coca ilegal¡±¡ª, tendr¨ªa consecuencias desastrosas para las relaciones entre Washington y La Paz. Hace un siglo, el jefe de la diplomacia estadounidense en el pa¨ªs andino no tuvo mejor ocurrencia que proponer goma de mascar para todos los bolivianos, en vez de hoja de coca.
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