Medell¨ªn, una mirada con los dos ojos
La segunda ciudad m¨¢s grande de Colombia ha vivido un asombroso cambio, aunque fantasmas de su pasado violento siguen recorriendo sus calles
Medell¨ªn. Para muchos a¨²n evoca narcotr¨¢fico, crimen organizado, sicarios, guerrilla. Pero la ciudad que en las d¨¦cadas de los ochenta y los noventa fue considerada la capital mundial de los asesinatos muestra hoy otra realidad. Sus l¨ªderes reconocen que siguen registr¨¢ndose hechos violentos asociados al narcotr¨¢fico y a¨²n hay focos rebeldes en las zonas rurales aleda?as. ¡°Nunca hemos querido maquillar ni desconocer nuestra realidad¡±, asegura su alcalde, An¨ªbal Gaviria. Sin embargo, los esfuerzos de transformaci¨®n f¨ªsica y moral que ha vivido la capital antioque?a en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas son evidentes.
?¡°Queremos dejar atr¨¢s el estigma que a¨²n arrastra, de una ciudad violenta hace 20 a?os a una ciudad para la vida hoy y para el futuro¡±, afirma Gaviria desde su despacho en el centro de esta urbe, la segunda m¨¢s grande de Colombia. En materia de seguridad, demuestra con cifras que avanzan por el camino correcto. A comienzos de los noventa, dice, la tasa de asesinatos era de 380 por cada 100.000 habitantes: ¡°Dolorosamente ten¨ªamos el primer lugar como la ciudad m¨¢s violenta de Latinoam¨¦rica, y tal vez del mundo¡±. En marzo de este a?o se situ¨® en 41 cr¨ªmenes por cada 100.000 habitantes, es decir, casi 10 veces por debajo de las ¨¦pocas m¨¢s aciagas que vivi¨® la ciudad. No obstante, a¨²n est¨¢ por encima del promedio del pa¨ªs, de 33,4 por cada 100.000, seg¨²n cifras de la ONU.
¡°Tenemos que estar en cada rinc¨®n de la ciudad. El espacio que hoy ha llenado la violencia en la vida de los j¨®venes lo tenemos que ocupar con oportunidades... Todav¨ªa tenemos mucho camino por recorrer. No estamos donde queremos, sobre todo en el tema de la desigualdad¡±, afirma Gaviria.
El alcalde Gaviria apuesta por la educaci¨®n contra la violencia
En esto coinciden Juan Luis Mej¨ªa Arango, rector de la Universidad EAFIT de Medell¨ªn y Juan Sebasti¨¢n Betancour, presidente de Proantioqu¨ªa, fundaci¨®n privada que agrupa a empresarios antioque?os. Sentados en un restaurante en la c¨¦ntrica plaza de las Esculturas, que acoge 23 obras al aire libre del maestro medellinense Fernando Botero, ambos reconocen que los antioque-?os est¨¢n recuperando la confianza en s¨ª mismos y en sus instituciones.
¡°A nadie en esta ciudad se le ocurre decir que hemos solucionado el problema. Nada sacamos con ocultar lo que est¨¢ pasando¡±, asegura Betancour. ¡°Claro que hay sicarios y homicidios, porque a¨²n existe esa herencia de un tr¨¢fico de drogas que atribuyo a la presencia de algunos capos en c¨¢rceles cercanas. Pero me sorprende c¨®mo vienen de Ciudad Ju¨¢rez, de Monterrey, de Guatemala, de El Salvador, para ver qu¨¦ es lo que estamos haciendo para salir del problema¡±. Seg¨²n Betancour, un gran acierto es que los ¨²ltimos gobernantes de la ciudad ¡ªSergio Fajardo, Alonso Salazar y Gaviria¡ª han sabido interpretar que lo que los ciudadanos necesitaban era recuperar la confianza en s¨ª mismos, en el sector empresarial y en sus pol¨ªticos.
Se han sustituido lugares de dolor por lugares de esperanza, seg¨²n el rector Mej¨ªa, que recuerda que cuando era ni?o La Ladera era una c¨¢rcel, y ahora es una imponente biblioteca en plena monta?a; y la sede de la polic¨ªa secreta en la comuna Bel¨¦n, ha dado paso a un parque biblioteca dise?ado por la Universidad de Tokio. O la biblioteca Espa?a, una joya arquitect¨®nica emplazada en la cumbre del barrio Santo Domingo Savio. ¡°La violencia no pasa sin dejar huella por una sociedad. Obviamente, los problemas no han desaparecido, lo que pasa es que la violencia es un virus mutante al que el Estado reacciona con retraso. Esta ciudad ha sufrido much¨ªsimo y le ha costado mucho recuperarse de lo que ha sufrido. El estigma existe, por la historia que dejamos atr¨¢s, pero debemos mostrar que hay otras realidades¡±, afirma Mej¨ªa.
Hace 10 a?os, entrar en la Comuna 13 era casi un suicidio
El alcalde comenta que la apuesta m¨¢s importante contra la violencia es la educaci¨®n. Desde hace cuatro a?os se han otorgado becas a 20.000 j¨®venes para que asistan a la universidad. Pero el proceso se inicia en el jard¨ªn de infancia, con el programa Buen Comienzo, que arranc¨® hace seis a?os, donde atienden a los peque?os en situaci¨®n de vulnerabilidad.
Otra de las transformaciones importantes de Medell¨ªn ha sido el transporte. Gaviria comenta que al metro de Medell¨ªn y los metrocables ya existentes para llegar a los barrios m¨¢s inaccesibles de la ciudad, se sumar¨¢n en los pr¨®ximos a?os dos tranv¨ªas y otros dos metrocables. Recientemente se ha puesto en marcha el sistema de metroplus, de autobuses por carriles reservados, a los que se integra el sistema de bicicletas p¨²blicas. Todo esto ha llevado a que la ciudad obtuviera recientemente el premio International Sustainable Transport Award 2012 en EE UU por sus proyectos de movilidad sostenible.
Los ojos de Gaviria brillan con entusiasmo al hablar de los proyectos urban¨ªsticos que tiene para su ciudad: un parque vial a las m¨¢rgenes del r¨ªo que atraviesa Medell¨ªn, corredor p¨²blico que busca ganar espacio para la ciudadan¨ªa. Y el proyecto del cintur¨®n verde metropolitano, para que la ciudad no siga extendi¨¦ndose sin control hacia las monta?as. ¡°Queremos entregar a los sectores m¨¢s olvidados de la ciudad equidad a trav¨¦s de espacios p¨²blicos de calidad¡±, afirma Gaviria.
Medell¨ªn desde la Comuna 13. San Javier, o la 13 como se la conoce, es una de las 16 comunas de Medell¨ªn y tiene el triste r¨¦cord de ser un s¨ªmbolo de la violencia urbana. Hace 10 a?os, entrar en la Comuna 13 era casi un suicidio, cuentan sus propios habitantes, en su gran mayor¨ªa, desplazados de la guerra interna que sufre Colombia desde hace m¨¢s de medio siglo.
El 21 de mayo se conmemor¨® el d¨¦cimo aniversario de la primera operaci¨®n militar, llamada Mariscal, para retomar el control de la Comuna 13 de manos de la guerrilla. Fue una de las seis acciones ¡ªa¨²n hoy muy criticadas¡ª de las fuerzas de seguridad ordenadas por el Gobierno del entonces presidente ?lvaro Uribe que se desarrollaron por tierra y aire en los barrios, que dejaron decenas de muertos y unos tres centenares de desaparecidos.
Hoy, entre sus casitas construidas en forma desordenada en la zona occidental de la ciudad, surgen grandes infraestructuras como el colegio p¨²blico La Independencia, o la biblioteca San Javier, sin mencionar el metrocable que transporta a sus habitantes a los barrios m¨¢s altos o los seis tramos de escaleras el¨¦ctricas techadas, las primeras en su estilo en Colombia.
Pero la violencia de las operaciones militares dejaron profunda huella en sus casi 140.000 habitantes, sobre todo en los j¨®venes. Muchos se rebelaron a trav¨¦s de m¨¢s violencia. Pero muchos m¨¢s lo hicieron a trav¨¦s de la cultura. Es el caso de Jeihhco, un rapero de 27 a?os coordinador del proceso de La Elite, un colectivo de artistas que busca llevar esperanza a la comuna bajo el lema En la 13 la violencia no nos vence.
Subiendo las empinadas cuestas y escaleras de la comuna, Jeihhco y sus compa?eros hablan de las barreras invisibles y c¨®mo han perdido amigos por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Comparten sus miedos y sus esperanzas.
¡°Las barreras invisibles son el espacio que divide los parches [zonas] que dominan combos [pandillas]. Es una frontera sin marcas. Un combo lo conforman de 15 a 30 pelaos [pandilleros], aunque lo normal es de unos 20. Son muy j¨®venes, muchos menores de edad¡±, dice Jeihhco. Explica que en Medell¨ªn hay cuatro referentes para muchos chicos de los barrios: el tener un veh¨ªculo, una moto o un carro; tener dinero; tener una mona [mujer vista como un objeto] y armas, que es el poder de los barrios. Por eso, dice, hay que fomentar la educaci¨®n desde el hogar y cambiar esos referentes. Es all¨ª donde los colectivos culturales de los barrios, junto a los esfuerzos de la alcald¨ªa como el programa Medell¨ªn Solidaria de ayuda a familias en pobreza extrema, est¨¢n llenando vac¨ªos.
Los miembros de los combos, al igual que Jeihhco, El Perro (un entusiasta grafitero) el Dj Maya, Miguel, quien con sus 10 a?os es un rapero consumado, o los 80 miembros de Son Bat¨¢ ¡ªcolectivo de m¨²sica, baile y teatro de descendientes de desplazados¡ª son los Hijos de Ori¨®n, que toma su nombre de la ¨²ltima operaci¨®n militar en octubre de 2002. La historia de su comuna est¨¢ plasmada en un grafitour, se transmite en sus canciones donde hacen un llamamiento a la paz y al fin de la presencia militar: la Comuna 13 es hasta la fecha la m¨¢s militarizada de la ciudad.
¡°Medell¨ªn tiene un estigma porque se est¨¢ viendo con un solo ojo, que est¨¢ lleno de sangre y dolor. Pero tambi¨¦n hay un Medell¨ªn que ha crecido en los ¨²ltimos 10 a?os con un proceso cultural muy fuerte y que ha venido dando ejemplos. Es en los barrios donde se est¨¢ haciendo el trabajo por un Medell¨ªn que a¨²n sue?a, que tiene esperanzas y que vive esa esperanza diariamente¡±, concluye Jeihhco.
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