Guerra de presidentes
?lvaro Uribe plantea un asalto en toda regla al poder. Necesita un 'alter ego', y tiene un suced¨¢neo
Colombia es tierra f¨¦rtil en conflictos pol¨ªticos, pero el actual bate varios r¨¦cords. Un expresidente, ?lvaro Uribe V¨¦lez, le ha declarado la guerra al presidente en ejercicio, Juan Manuel Santos, pese a que ambos est¨¢n s¨®lidamente anclados en la derecha sociol¨®gica, el liberalismo ancestral, una excelente posici¨®n econ¨®mica, y son cat¨®licos, criollos y descendientes de espa?oles.
El motivo del enfrentamiento es una presunta traici¨®n. El anterior presidente cri¨® a sus pechos, o eso cre¨ªa ¨¦l, al que ten¨ªa que sucederle, y que en los ¨²ltimos a?os de su mandato hab¨ªa sido su ministro de Defensa. Por ello lo present¨® en 2010 al electorado como el delf¨ªn que continuar¨ªa su obra de reducci¨®n militar de la guerrilla FARC; oposici¨®n encarnizada al chavismo; alineamiento exterior con Estados Unidos; y mimo especial¨ªsimo de las Fuerzas Armadas. Y afirma el uribismo que Santos ha enga?ado al elector, porque no est¨¢ haciendo nada de todo aquello por lo que fue elegido. Uribe V¨¦lez ten¨ªa un sentido tan intensamente patrimonial del cargo, como para esperar que su sucesor aplicara sus consignas, tal que fueran el catecismo del padre Ripalda.
Santos persigue, sin embargo, a las FARC con denuedo, aunque alienta otra v¨ªa para concluir el conflicto, la a¨²n muy distante del di¨¢logo; ha cesado en la guerrilla pol¨ªtica contra Venezuela para restablecer una fruct¨ªfera relaci¨®n econ¨®mica entre ambas naciones; mantiene una excelente relaci¨®n con Washington, aunque exhiba maneras de pol¨ªtica exterior independiente como su tentativa, quiz¨¢ demasiado ambiciosa, de convertir a Colombia en el centro geoestrat¨¦gico de Am¨¦rica Latina; y, reputadamente, tiene descontenta a una parte de las FF AA.
En lo que cabe calificar de esfuerzo de modernizaci¨®n del pa¨ªs, el presidente Santos, como el malabarista de circo, puede que haya aspirado a sostener demasiados platos en el aire al mismo tiempo, y algunos se le han ca¨ªdo. Ha prometido mucho y entregado relativamente poco. Y como dice el periodista Antonio Caballero, ¡°se le empez¨® a venir el escaparate al suelo¡±. Este a?o se han acumulado las malas experiencias: fracaso estrepitoso con una reforma de la Justicia que en el Congreso se transform¨® en un paspart¨² para la impunidad de los legisladores; grave menoscabo de la seguridad ciudadana, tanto por la delincuencia com¨²n como la acci¨®n terrorista, hasta el punto de que las FARC act¨²an objetivamente hoy en favor del uribismo; alg¨²n frufr¨² de sables; lentitud exasperante en operaciones a las que se dio much¨ªsimo aire como la restituci¨®n de tierras; y la semana pasada, el fiasco de la visita a una comunidad ind¨ªgena bajo el fuego oportunista de la guerrilla.
Ante esa situaci¨®n, Uribe plantea un asalto en toda regla al poder. Pero como es, seguramente, el ciudadano m¨¢s imposibilitado por la Constituci¨®n para presentarse como candidato, necesita un ¨¢lter ego, un presidente por delegaci¨®n, como habr¨ªa querido que fuera Santos. Y ya tiene suced¨¢neo medio colocado, Oscar Iv¨¢n Zuluaga, del que el cruel gracejo period¨ªstico dice que lo tiene f¨¢cil porque ¡°de entrada ya parece un mu?eco¡±. ?Qu¨¦ posibilidades tiene esa arremetida singular del uribismo? Daniel Samper Pizano cree que es positivo que se arme un gran partido de la derecha sobre la base del conservadurismo ¡ªconservatismo en colombiano¡ª e importantes sectores del partido liberal, para despejar la caliginosa atm¨®sfera pol¨ªtica, y a Caballero le parece incluso bueno para Santos ¡ªse supone que por el contraste¡ª contar con semejante adversario. La analista Claudia L¨®pez sostiene, sin embargo, que si el presidente no obtiene pronto ¨¦xitos de gran impacto, puede resultar vulnerable a la ofensiva de su anterior jefe.
Las aspiraciones uribistas de disponer en 2014 de un presidente por poderes las encarna un partido presentado a la afici¨®n en los salones de El Nogal, el m¨¢s renombrado punto de encuentro del establecimiento bogotano, que se llama Puro Centro Democr¨¢tico, salpic¨®n de personalidades que van desde un te¨®rico centro-izquierda hasta la derecha extrema, y entre sus voces m¨¢s cualificadas se halla un pr¨®fugo de la justicia, otro al que la justicia ya ha alcanzado, y enjundiosos hacedores de reyes como Jos¨¦ Obdulio Gaviria Escobar, considerado eminencia gris del expresidente. Finalmente, en un pa¨ªs donde pol¨ªtica y periodismo se escriben a menudo con la misma letra, profesionales de la pluma no le habr¨¢n de faltar.
?lvaro Uribe V¨¦lez, convencido al parecer de que su destino y el de Colombia son inextricables, ha lanzado el mayor ¨®rdago de una carrera que fue ciertamente exitosa durante la mayor parte de sus dos mandatos ¨²nicos y consecutivos. Hasta la fecha.
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