Grecia aprueba un recorte de 11.600 millones para satisfacer a Europa

La ¨²ltima vez que Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso pis¨® suelo griego llegaba a un pa¨ªs con graves problemas econ¨®micos que entonces parec¨ªan manejables. Aun no se sab¨ªa que el Gobierno conservador hab¨ªa maquillado durante a?os las cuentas p¨²blicas; y el socialista Yorgos Papandreu a¨²n no hab¨ªa solicitado el primer rescate para evitar la quiebra del Estado.

Tres a?os despu¨¦s de esa visita, el presidente de la Comisi¨®n Europea volvi¨® ayer a una Atenas asolada por la recesi¨®n ¨Cel PIB cay¨® el a?o pasado un 6,9% y este lo har¨¢ en torno al 5%-, el paro, y un desajuste fiscal que ni los dos rescates sucesivos ni la quita de la deuda aprobada el a?o pasado han conseguido arreglar. Cunde la sensaci¨®n de que esta es la ¨²ltima oportunidad griega para evitar el desastre.

El l¨ªder del Ejecutivo europeo lleg¨® a Grecia con una zanahoria ¨Cel desbloqueo del pr¨®ximo tramo de ayuda, 31.000 millones de euros que deben llegar en septiembre para que el Estado pague a sus m¨¦dicos y maestros- y con un palo ¨Cla en¨¦sima oleada de recortes, esta vez de 11.600 millones de euros, que el Gobierno tiene que aprobar para este a?o y el pr¨®ximo-. ¡°La palabra clave es cumplir. El principal asunto en poner en marcha medidas. Deben terminar los retrasos. Las palabras no son suficientes. Las acciones son importantes¡±, dijo Barroso tras entrevistarse con el primer ministro, el conservador Andonis Samar¨¢s. ¡°La distancia que Europa ha mostrado durante la crisis se suma al sentimiento de que nos han dejado aislados y de que muchos l¨ªderes realmente no entienden los problemas del pa¨ªs¡±, resume Nick Malkoutzis, director adjunto de la edici¨®n inglesa del peri¨®dico reformista Kathimerini.

La visita de Barroso y de los inspectores de los tres organismos que deben prestar el dinero a Grecia ¨CComisi¨®n, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)- coincide con una creciente sensaci¨®n de hartazgo por parte de los prestamistas europeos y una escalada en las declaraciones de los l¨ªderes alemanes, que cada vez se muestran m¨¢s dispuestos a dejar caer al socio m¨¢s d¨¦bil de la eurozona. Samar¨¢s mostr¨® ayer su enfado por estas declaraciones que ¡°socavan¡± los esfuerzos hechos por Grecia.

Quiz¨¢s sea de cara a la galer¨ªa, pero la doctrina oficial de Bruselas sigue siendo que respaldar¨¢ a Atenas. ¡°Grecia es parte de la familia europea y nuestra intenci¨®n es que siga siendo as¨ª¡±, subray¨® Barroso. Las emisoras de radio griegas informaron de que el representante del FMI, Paul Thomsen, se hab¨ªa mostrado satisfecho con la marcha de las conversaciones.

Pero los augurios negativos no salen solo de la boca de los pol¨ªticos: los economista de Citi consideran ahora que hay un 90% de probabilidades de que Grecia abandone el euro a lo largo del pr¨®ximo a?o y medio, cuando en la anterior encuesta este porcentaje estaba entre el 50% y el 75%. Adem¨¢s, el Instituto de Investigaci¨®n Econ¨®mica de M¨²nich acaba de hacer p¨²blico un informe seg¨²n el cual los costes para Alemania y Francia de que Atenas siga en la uni¨®n monetaria superan a los que supondr¨ªa su salida.

Antes del encuentro con Barroso, Samar¨¢s se las vio con los l¨ªderes de los otros dos partidos con los que gobierna: el socialdem¨®crata Evangelos Venizelos y el del partido de izquierda moderada Dimar, Fotis Kuvelis. Los tres dieron el visto bueno al paquete de medidas de ahorro y austeridad, aunque anunciaron que las negociaciones continuar¨¢n el pr¨®ximo lunes. Pese a las presiones de los dirigentes pol¨ªticos griegos para lograr una pr¨®rroga en la aplicaci¨®n de las reformas, las exigencias de Europa, que no se conocer¨¢n hasta finales de agosto, se traducir¨¢n en m¨¢s recortes para el presupuesto de sanidad, pensiones, gasto social y en salarios p¨²blicos, seg¨²n los medios griegos. ¡°Estas medidas se han convertido en un examen para la coalici¨®n gubernamental. Ser¨¢n muy dif¨ªciles de vender a un electorado al que durante la ¨²ltima campa?a electoral se le traslad¨® la impresi¨®n de que la austeridad se iba a relajar¡±, a?ade el responsable de Kathimerini.