Los rebeldes sirios resisten la ofensiva del Ej¨¦rcito en Alepo
Los rebeldes sirios resisten la ofensiva del ej¨¦rcito en la capital comercial del pa¨ªs
Mientras la artiller¨ªa pesada del Ej¨¦rcito sirio destruye la ciudad con aviones, helic¨®pteros y tanques, la batalla decisiva por el control de la ciudad va tomando cada vez m¨¢s la forma de una guerra de guerrillas. Calle a calle, los dos bandos enfrentados tratan de hacerse con un territorio donde no hay frentes claros, y donde los disparos de los francotiradores hacen que la ciudad, el principal centro econ¨®mico de Siria, sea en muchos de sus barrios una urbe fantasma que se desangra de forma lenta.
Lo que parece evidente es que el Ej¨¦rcito est¨¢ top¨¢ndose en Alepo con fiera resistencia, y que tras 10 d¨ªas de lucha, no ha sido capaz de recuperar la ciudad, algo bastante diferente a lo sucedido a partir del 18 de julio en Damasco, cuando los insurgentes lanzaron una ofensiva que fue repelida en pocas jornadas. De todos modos, algunos comandantes rebeldes dicen que la conquista de la ciudad es cuesti¨®n de d¨ªas, no de semanas.
¡°El r¨¦gimen ha intentado durante tres d¨ªas conquistar el barrio de Saladino, pero sus intentos han fracasado y ha sufrido muchas p¨¦rdidas en vidas humanas, armamento y tanques, y ha sido forzado a retirarse¡±, ha asegurado este martes a Reuters Abdel Jabbar al Oqaidi, jefe de uno de los grupos rebeldes en Alepo. Se combate en este distrito del suroeste de la ciudad y en otros que se hab¨ªan visto libres de refriegas. Pero nada apunta a que a muy corto plazo uno de los bandos pueda imponerse definitivamente. Los milicianos del Ej¨¦rcito Libre de Siria (ELS) comienzan a tener lanzagranadas, adem¨¢s de fusiles y explosivos, pero poco pueden hacer cuando entran en acci¨®n, como ayer, los helic¨®pteros y los cazabombarderos Mig.
Los 3.000 insurrectos ¡ªcifra aportada por Al Oqaidi¡ª tratan de acercarse paso a paso al centro de la milenaria ciudad, pero al mismo tiempo intentan mantener funcionando los hospitales y cl¨ªnicas clandestinas, tratan de asegurar el abastecimiento de pan, y de organizar el escaso tr¨¢fico de veh¨ªculos que transitan las calles y avenidas de Alepo, y procuran que el suministro de agua y electricidad no se deteriore m¨¢s de lo que ya est¨¢. Adem¨¢s, su todav¨ªa escaso armamento ¡ªa pesar de los esfuerzos declarados de Catar o Arabia Saud¨ª¡ª les impide avanzar con rapidez frente a unos militares mucho mejor pertrechados.
Con todo, los rebeldes aseguran que la moral de los soldados del r¨¦gimen est¨¢ por los suelos y conf¨ªan en que el tiempo est¨¢ de su parte.
Un grupo de combatientes sufri¨® una emboscada al intentar acercarse a un barrio cristiano para seguir all¨ª con la lucha contra el Ej¨¦rcito regular. En su camino se encontraron a los shabiha, los matones a sueldo del r¨¦gimen. Los detalles de la historia no est¨¢n totalmente claros, pero parece ser que el ELS hab¨ªa llegado a un pacto con los shabiha para que les dejaran seguir adelante sin necesidad de luchar. A cambio ser¨ªan tratados con compasi¨®n. Pero result¨® ser una emboscada. Los mercenarios les atacaron con granadas y disparos.
¡°Nos rodearon y nos empezaron a disparar. Han muerto 10 personas en total. Una de Albab, otra de Alepo y ocho de aqu¨ª¡±, dice Mohamed, uno de los rebeldes que presenci¨® el enfrentamiento en la ciudad de Tallrifat.
Horas despu¨¦s de la emboscada, los rebeldes anunciaron la detenci¨®n de 30 shabihas,entre ellos Zaimo Barri, el jefe de la familia Barri, un grupo de mafiosos que controlaba la ciudad y que se hac¨ªa llamar a s¨ª mismo "el gobernador de Alepo". Por la noche, los rebeldes dijeron que lo hab¨ªan ejecutado y la euforia se desat¨®. ¡°Pronto conseguiremos el control de toda la ciudad¡±, dijo un simpatizante del ELS al enterarse de la noticia.
Otros 10 shabiha murieron en la refriega. Mohamed, con una tirita en el cuello, tan solo un rasgu?o en la batalla, asiste al funeral de los ocho habitantes de su pueblo. Los cuerpos son llevados por toda la aldea entre c¨¢nticos y frases de aliento hacia los j¨®venes que est¨¢n cayendo en Alepo. ¡°No olvidaremos la sangre de estos m¨¢rtires¡±, grita la muchedumbre.
Por la noche, los rebeldes dijeron que hab¨ªan ejecutado al jefe de los shabiha y la euforia se desat¨®
No muy lejos de esa zona donde se produjo la emboscada, los rebeldes consiguieron tomar definitivamente la estaci¨®n de polic¨ªa que les imped¨ªa moverse libremente por el sur de la ciudad. Tras varios d¨ªas de combate se puede afirmar ya sin duda que el ELS ha conseguido por fin establecer un pasillo entre el este y el oeste. Ayer mataron al jefe de la polic¨ªa.
La calle es de los hombres armados. Si 200.000 personas han huido de la ciudad en los ¨²ltimos d¨ªas, decenas de miles m¨¢s eluden salir de sus casas, si pueden. Miles de personas se refugian en colegios y mezquitas en una ciudad de 2,5 millones de habitantes que est¨¢ viviendo el mes de Ramad¨¢n m¨¢s extra?o de las ¨²ltimas d¨¦cadas: cuando se rompe el ayuno, ca¨ªdo el sol, las calles de cualquier ciudad ¨¢rabe se llenan de gente. En Alepo, no.
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