La fiscal¨ªa pedir¨¢ la pena capital para los soldados que quisieron matar a Obama
La Fiscal¨ªa pide una condena a muerte para tres militares que mataron a un soldado conspirador y su novia por miedo a ser delatados Ten¨ªan un arsenal de armas y explosivos
La fiscal¨ªa p¨²blica norteamericana pedir¨¢ la pena de muerte para los tres de los soldados del Cuerpo de Infanter¨ªa de EE UU acusados de tramar una cadena de atentados terroristas, que hubiera culminado con el magnicidio del presidente Barack Obama, y en cuya planificaci¨®n mataron a un compa?ero de filas y a la pareja sentimental de ¨¦ste. Con el cuarto soldado implicado pactar¨¢n una pena menor, ya que colabor¨® con los fiscales y delat¨® a la milicia.
El fiscal del distrito del condado de Long, en Georgia, revel¨® el jueves que presentar¨¢ 13 cargos, los m¨¢s graves por homicidio y pertenencia a banda criminal, contra dos soldados ¡ªIsaac Aguigui, de 19 a?os, y Christopher Salmon, de 25¡ª y el sargento Anthony Peden, de 25 a?os. Los tres estaban destinados a la base de Fuerte Stewart. Se les incrimina, eminentemente, por el asesinato del soldado retirado Michael Roark, de 19 a?os a?os, y su novia, Tiffany York, de 17.
El 5 de diciembre, unos pescadores encontraron los cuerpos de Roark y York en una zona boscosa en el condado de Long, al sur de la ciudad de Savannah. Presentaban dos disparos en la cabeza. Entonces nadie relacion¨® las muertes con la cercana base militar de Fuerte Stewart. All¨ª, los cuatro integrantes de la milicia hab¨ªan amasado todo un arsenal: 87.000 d¨®lares en pistolas, fusiles y materiales explosivos. Sus planes a largo plazo: sembrar el caos y descabezar al Gobierno norteamericano.
Los soldados quer¨ªan comenzar por colocar explosivos en una de las muchas plazas de Savannah. Luego, envenenar¨ªan los huertos de manzanos del Estado de Washington. El objetivo final, llegar a Washington para asesinar a Obama, y tomar la Casa Blanca. Su ideario ha sido definido por los fiscales de ¡°anarquista¡±. ¡°Dec¨ªan querer devolverle el poder al pueblo¡±, aleg¨® el ministerio p¨²blico, que ha presentado los cargos criminales.
Aunque los imputados son soldados, les juzgar¨¢ la justicia ordinaria. La justicia militar no ejecuta a un reo desde 1961, aunque hay ocho uniformados norteamericanos que esperan en el corredor de la muerte, en la prisi¨®n de la base de Fuerte Leavenworth, en Kansas. La pena de muerte es legal en Georgia. All¨ª se ajustici¨® el a?o pasado a Troy Davis, un reo que defendi¨® su inocencia, en un juicio por homicidio plagado de irregularidades, hasta el momento mismo de su muerte.
Tambi¨¦n se han presentado cargos por homicidio contra Heather Salmon, esposa de uno de los soldados, aunque la fiscal¨ªa ha avanzado que contra ella no se pedir¨¢ la pena de muerte. En la milicia operaba un cuarto soldado, el delator, Michael Burnett, de 26 a?os. Este compareci¨® ante el juez el jueves, y testific¨® que Roark, el exsoldado asesinado, hab¨ªa ayudado a la milicia en la compra de armas pero, desencantado con sus compa?eros, hab¨ªa abandonado el ej¨¦rcito y la trama.
El soldado Aguigui, el m¨¢s joven de todos, l¨ªder de la milicia, decidi¨® aniquilar a Roark para evitar que acudiera a las autoridades. Le ejecutaron de un tiro en la cabeza, en el bosque. A su novia la mataron en un coche. Los familiares de ambas v¨ªctimas interrumpieron la vista oral el jueves en repetidas ocasiones, llamando asesinos a los soldados detenidos. A Aguigui se le investiga ahora por la muerte de su mujer en circunstancias no aclaradas, en julio de 2011. Por ello, el soldado cobr¨® un seguro de vida de 500.000 d¨®lares que emple¨® para comprar armas para la milicia.
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