Hollande pide un poco de tiempo ante la ¡°extraordinaria gravedad¡± de la crisis
El presidente franc¨¦s analiza con calma la bajada de su popularidad
La rentr¨¦e, ese concepto tan franc¨¦s, est¨¢ siendo un trago amargo para Fran?ois Hollande. El presidente pas¨® sus vacaciones en un islote gozando de sus triunfos electorales, tanto en las presidenciales como en las legislativas, y subido en un 55% de popularidad, pero la vuelta al tajo ha cambiado radicalmente la realidad: la patronal, levantada en armas contra las subidas de impuestos; la izquierda radical y los sindicatos, descontentos porque intuyen renuncias y recortes; los medios que antes le veneraban, atacando sin tregua, y los sondeos reflejando el desplome de la confianza de los electores.
Apenas el 48% de la poblaci¨®n francesa aprueba la gesti¨®n de Hollande, y hay m¨¢s juicios negativos que positivos. Algunos comentaristas de la derecha y la izquierda extrema hablan ya de ¡°fiasco¡±, aunque el socialista solo lleva 120 d¨ªas en el El¨ªseo, y muchos franceses reprochan al presidente su ¡°lentitud¡± ante la crisis, como si echaran de menos la hiperactividad ¡ªtan publicitada como ineficaz¡ª de su antecesor, Nicolas Sarkozy.
Es cierto que la econom¨ªa est¨¢ peor de lo que parec¨ªa, que el paro no deja de aumentar, y que la inseguridad y la inmigraci¨®n se han convertido de repente en problemas acuciantes, en parte porque los medios y sondeos de agosto reproducen todav¨ªa el clima de crispaci¨®n y prisa del periodo anterior. En respuesta a estos nost¨¢lgicos de lo peor, Hollande intent¨® retomar la iniciativa pol¨ªtica y record¨® que ¡°el cambio no es una sucesi¨®n de anuncios, sino una fuerza que da una direcci¨®n¡±.
Sin perder la calma, pero bastante menos sonriente que de costumbre, el jefe del Estado abri¨® el curso en la feria agr¨ªcola de Ch?lons-en-Champagne, noreste del pa¨ªs, donde fue acogido con frialdad. El calor de la campa?a queda lejos, y el discurso se limit¨® a prometer poco y pedir confianza y tiempo. ¡°Vivimos una crisis de excepcional gravedad¡±, dijo Hollande, ¡°una crisis larga. Hace falta tiempo para ganar la batalla del crecimiento, el empleo y la competitividad, porque es una batalla¡±.
El presidente subray¨® que dir¨¢ ¡°la verdad¡± sobre la situaci¨®n y sobre los esfuerzos que requiere, y agreg¨®: ¡°No hay d¨ªa que perder, pero no se pueden esperar resultados en tres meses. Me han elegido para cinco a?os¡±.
Francia crear¨¢ 100.000 empleos subvencionados para j¨®venes
Varios analistas y tambi¨¦n algunos dirigentes socialistas han destacado que Hollande aspira a estar diez a?os en el El¨ªseo porque un quinquenio no es suficiente para reformar el pa¨ªs. La estrategia, seg¨²n analiza Le Monde, consistir¨ªa en pintar la situaci¨®n lo peor posible al principio del mandato para ir trabajando y convenciendo poco a poco, y llegar en buenas condiciones al momento de la reelecci¨®n.
A su vez, Pierre Rousselin, jefe de Internacional del diario conservador Le Figaro, sostiene que ¡°el problema es que Hollande no se ha pegado tanto como deb¨ªa a los problemas reales del pa¨ªs en estos primeros meses y solo ahora parece descubrir por fin la gravedad de la crisis¡±.
¡°Solo ha cumplido algunas promesas f¨¢ciles, como subir los impuestos a los ricos, que es una cosa que encanta a sus votantes¡±, a?ade. ¡°Pero ahora llega el momento de aprobar los presupuestos de 2013, la econom¨ªa est¨¢ peor de lo que se pensaba, hacen falta 33.000 millones de euros y para conseguirlos va a tener que tocar el bolsillo de sus electores y de las clases medias¡±.
Obligado a hacer m¨¢s pedagog¨ªa de la crisis y a aparentar acci¨®n, Hollande anunci¨® el adelanto en dos semanas de la tramitaci¨®n de los presupuestos y vendi¨® como inminente la creaci¨®n del Banco P¨²blico de Inversiones, en realidad una reforma de la Caja General de Dep¨®sitos dedicada a facilitar cr¨¦ditos a las pymes.
Adem¨¢s avanz¨® otras tres promesas electorales: las regiones podr¨¢n gestionar directamente sus fondos europeos, se crear¨¢n 100.000 empleos para j¨®venes subvencionados y el Estado ceder¨¢ suelo gratuito a los municipios que se comprometan a construir viviendas.
Sin renunciar a las grandes palabras, Hollande volvi¨® a prometer ¡°equidad y justicia¡±. Pero, de momento, el relato real recuerda mucho al del antiguo r¨¦gimen: en casa vuelve el m¨²sculo populista con el desmantelamiento de los campamentos de gitanos, copia de la pol¨ªtica m¨¢s xen¨®foba de Sarkozy, mientras la derecha atiza la pol¨¦mica de la seguridad cabalgando los asesinatos y el tr¨¢fico de drogas en Marsella.
A la espera de lo que pase en Europa con Grecia y Espa?a, el futuro cercano se va a limitar a un complicado ejercicio contable. Con tres trimestres consecutivos de crecimiento cero y el paro en aumento, llegar a un d¨¦ficit del 3% y a un crecimiento del 1,2% en 2013 parece una quimera.
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