Europa: se agota el tiempo
Berl¨ªn, Fr¨¢ncfort y Bruselas estrenan un oto?o caliente sin m¨¢s plan que el de sobrevivir un a?o: hasta las elecciones alemanas
La situaci¨®n exige un gigantesco mont¨®n de respuestas, pero Europa pr¨¢cticamente no ofrece nada m¨¢s que una formidable acumulaci¨®n de preguntas. Mediod¨ªa de un s¨¢bado soleado en Bruselas. A la espera de que aparezca una alta fuente europea junto a un puesto de libros ¨CJoe Stiglitz, Tony Judt, Jeremy Rikfin en portadas que hablan de desigualdad, de crisis, de paro y de una UE que parece un triste compendio de esos males¡ª, una pantalla escupe, a apenas unos metros, im¨¢genes de la Copa Ryder y de la Liga de Campeones: ¡°Eso es lo mejor que sabe hacer Europa¡±, dice un tipo justo antes de la llegada del destacado eur¨®crata, que habla bajo la condici¨®n de anonimato y cuya conclusi¨®n acerca del momento actual en la UE es, de alguna manera, similar: ¡°Se agota el tiempo. ?Cu¨¢nto tiempo le queda a Europa con ese agudo desequilibrio Norte-Sur, en ausencia de mercado interbancario, con un accidente al acecho por varios flancos, con las democracias de varios pa¨ªses empezando a pasarlo mal? ?Queda tiempo si sus l¨ªderes siguen siendo incapaces de respetar los acuerdos firmados, si Alemania se saca de la chistera nuevas exigencias cada vez que esto parece encarrilado, con un oto?o caliente por delante repleto de tensi¨®n pol¨ªtica?¡±
Ante la inevitable acumulaci¨®n de preguntas, Jean-Claude Piris, la m¨¢xima autoridad jur¨ªdica de la UE durante dos d¨¦cadas, ofrece una tentativa de respuesta. Piris, fin¨ªsimo y respetado analista del l¨ªo europeo, se considera un optimista, pero lleva meses con las alarmas encendidas: ¡°La legitimidad de la UE est¨¢ en entredicho. Y lo m¨¢s grave es que al final uno no sabe si hay plan: al parecer lo hab¨ªa, pero ahora a lo ¨²nico a lo que podemos aspirar es a sobrevivir a los calendarios electorales, con la tentaci¨®n de hacer lo menos posible en funci¨®n de los votos en lugar de hablar en serio de eso de salvar el euro. Hay que refundar Europa, y ha habido propuestas de largo aliento interesantes y apuestas a corto plazo para ello. Pero no acaban de cuajar¡±. ¡°Es necesario¡±, a?ade, ¡°que todos los pa¨ªses vuelvan a remar en la misma direcci¨®n. Vienen a?os de dificultades: s¨ª, a¨²n m¨¢s a?os. El riesgo es tener una Europa irrelevante. Para impedirlo, hay que hacer unas cuantas cosas que no son f¨¢ciles de explicar para los pol¨ªticos. Y el momento de tomar las decisiones es ya: cuesti¨®n de semanas, quiz¨¢ de un mes; no de a?os¡±.
"Es necesario que todos los pa¨ªses vuelvan a remar en la misma direcci¨®n"
El plan al que alude Piris se ha fraguado en los ¨²ltimos meses. A la corta, se trata de levantar una especie de complejo monetario-financiero (a semejanza de aquel complejo militar-industrial de Eisenhower) con un doble bazuca como arma nuclear disuasoria: el BCE compra deuda en el mercado, si previamente los pa¨ªses ¨Cen primer lugar, Espa?a¡ª piden ayuda al mecanismo de rescate, asociada a las inevitables condiciones. Fr¨¢ncfort se convierte as¨ª en la ansiada ventanilla de ¨²ltimo recurso para los Estados con problemas y no solo, como hasta ahora, para los bancos con problemas. Pero antes, el BCE quiere ver un acuerdo entre los socios para ayudar a quien lo solicite, y esa ayuda solo se activa con las habituales condiciones (el eufemismo preferido en Bruselas para los recortes). En paralelo, Bruselas apuntala el edificio institucional con la uni¨®n bancaria: no hay que olvidar que la crisis del euro fue en su origen una crisis financiera y lo sigue siendo, con ese c¨ªrculo vicioso entre los problemas de los bancos y los de la deuda p¨²blica. Hasta ahora, los pa¨ªses que se ven obligados a inyectar capital en los bancos a causa de la burbuja o de la recesi¨®n, como ha hecho Espa?a, incurren en elevados d¨¦ficits, inflan su deuda p¨²blica y eso hace sospechar a los mercados acerca de una posible suspensi¨®n de pagos. Para romper esa espiral endemoniada se erige al BCE como supervisor ¨²nico a partir de enero. Y una vez el BCE se convierte en amo y se?or de la banca, se permite a los fondos de rescate recapitalizar directamente entidades financieras. Fin de la crisis.
?Fin de la crisis? Es cierto que con solo hablar de eso las primas de riesgo han dado un verano pl¨¢cido al euro. Pero ese plan no contaba con un par de relativas sorpresas.
Una: ¡°Espa?a ha utilizado la calma en los mercados para dar se?ales ambiguas sobre la petici¨®n del rescate, retrasado tanto por el calendario electoral en Galicia y Pa¨ªs Vasco, como por el deseo de su Gobierno de asegurarse unas condiciones razonables. Y, sobre todo, por la escasa apetencia de Berl¨ªn, que en ¨²ltima instancia quiere agrupar los problemas de Espa?a, Grecia y Chipre en una sola votaci¨®n en el Bundestag lo m¨¢s alejada posible de la ¨²ltima sentencia del Constitucional sobre el fondo de rescate¡±, indican fuentes de la Comisi¨®n.
"Ya est¨¢ claro que el BCE solo puede comprar tiempo"
Y, sobre todo, dos: esta misma semana, Alemania --siempre Alemania--, Holanda y Finlandia han lanzado un contundente mensaje que pone en duda el calendario de la uni¨®n bancaria (adi¨®s a la recapitalizaci¨®n directa de los bancos espa?oles) e incluso impone exigencias ¡°que hacen m¨¢s dif¨ªcil romper esa espiral banca-deuda soberana y dejan todo el plan anticrisis en el alero¡±, admiten fuentes del Consejo. Los jefes de Estado y de Gobierno, con Angela Merkel a la cabeza, firmaron en junio ese calendario que ahora se tira a la basura. Cortes¨ªas de la crisis: ya no se respetan los pactos. Berl¨ªn carga tambi¨¦n contra el esp¨ªritu de ese acuerdo fallido: se daba por hecho que el mecanismo europeo de rescate iba a responsabilizarse de los activos da?ados que se han apartado en los llamados bancos malos, precisamente para acabar con la espiral deuda p¨²blica-problemas bancarios. Ya no. La responsabilidad por el desaguisado de la banca seguir¨¢ recayendo en cada Estado. ¡°Malas noticias para Espa?a¡±, sentencian fuentes europeas.
La crisis del euro se vio al principio como una correcci¨®n necesaria, pero al eternizarse se convierte en fuente de enorme desestabilizaci¨®n. El mercado vuelve a dudar de Europa y sus ya habituales dos pasos adelante y uno atr¨¢s. O tal vez sea m¨¢s apropiada aquella expresi¨®n de Lenin: un paso adelante y dos atr¨¢s. ¡°No hay plan: definitivamente no hay plan. Merkel no tiene una estrategia m¨¢s que dar patadas a seguir y fijarse obsesivamente en las encuestas¡±, asegura el economista Charles Wyplosz, del Graduate Institute de Ginebra. Paul De Grauwe, de la London School of Economics, advierte de que el ¨²ltimo recado de los pa¨ªses del Norte ¡°est¨¢ motivado por el populismo y de hecho va a intensificar el populismo¡±. ¡°Es una noticia p¨¦sima, que adem¨¢s va contra los acuerdos firmados en junio. En pocas palabras: es una verg¨¹enza¡±.
Alemania, Holanda y Finlandia aducen que no hay ning¨²n cambio en su posici¨®n: simplemente se trata de una interpretaci¨®n de la pasada cumbre. Pero los analistas consultados no comparten esa opini¨®n.
El alem¨¢n Wolfgang M¨¹nchau, director del laboratorio de ideas bruselense Eurointelligence, afirma que es verdad que el acuerdo de junio sobre la uni¨®n bancaria fue interpretado de manera distinta en Alemania que en Espa?a: ¡°Ahora est¨¢ m¨¢s claro que la supervisi¨®n del BCE, cuando llegue, no va a servir para recapitalizar los bancos espa?oles. Pero Berl¨ªn va contra el esp¨ªritu, incluso contra la letra del acuerdo: deja claro que los plazos no se van a cumplir, entre otras cosas porque no quiere que nadie meta las narices en sus bancos regionales y locales, que est¨¢n tan mal como las cajas espa?olas. Con las nuevas exigencias, adem¨¢s, el plan global, completo, ¡®total¡¯ de la eurozona consiste, simple y llanamente, en ganar tiempo. Alemania no est¨¢ lista, pol¨ªticamente, para un nuevo rescate en Grecia, en Espa?a y en Chipre. El Bundesbank y una parte del Gobierno llevan tiempo alimentando esa narrativa antirrescate y no veo c¨®mo pueden cambiar eso de un d¨ªa para otro. Eso nos deja a las puertas de una crisis pol¨ªtica en Europa, porque Par¨ªs y Roma tienen otras intenciones¡±. Ulrike Gu¨¦rot, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores en Berl¨ªn, a?ade que el golpe de mano de Alemania ¡°es m¨¢s un movimiento t¨¢ctico de cara a las pr¨®ximas negociaciones que otra cosa: lo probable es que de nuevo se alcancen acuerdos que permitan salvar la cara a todos¡±. El economista alem¨¢n J?rg Bibow es mucho m¨¢s duro: ¡°Ya est¨¢ claro que el BCE solo puede comprar tiempo. Hay demasiada propaganda y demasiados condicionantes pol¨ªticos para pedirle m¨¢s. La otra cosa evidente es que la estrategia basada en la austeridad ha fallado estrepitosamente. Europa va a seguir con respiraci¨®n asistida mientras no logre crecer. Ya le falta el aire. Y el tiempo corre muy aprisa cuando te empieza a faltar el aire¡±.
Esa asfixia no es precisamente el menor de los problemas: no hay pa¨ªs que pueda soportar indemne dos, tres a?os en recesi¨®n y una dosis de austeridad germ¨¢nica tras otra. Los soci¨®logos empiezan a hablar de experimento social: curas de adelgazamiento a base de recortes ¨Clo que los expertos definen en su deliciosa jerga como devaluaciones internas¡ª en sociedades del primer mundo que al principio aceptan la medicina, pero con el paso del tiempo y la ausencia de horizontes van pasando del miedo al enfado, del enfado a la furia, de la furia a la ira. ¡°Las sociedades pueden aguantar los recortes si ven un hilo de esperanza, pero en el Sur de Europa no se vislumbra ni de lejos la salida de la crisis, sino a¨²n m¨¢s recesi¨®n y paro. La historia ense?a que hay un umbral del dolor: sin avisos previos, el hilo social puede romperse si se somete a grandes tensiones. No hay que descartar sorpresas: lo que hemos visto en Portugal y lo que vemos en Catalu?a no se pueden explicar sin ese trasfondo de crisis, de fatiga por la austeridad, de falta de esperanza, de excesiva tensi¨®n. Eso, a la larga, es lo m¨¢s preocupante¡±, concluye el profesor de la Universidad de Barcelona Ant¨®n Costas.
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