La nueva Venezuela saud¨ª de Ch¨¢vez
La revoluci¨®n bolivariana ha aumentado la dependencia del petr¨®leo y el tama?o del Estado
La imagen que utilizaba la prensa de la ¨¦poca para describir a la Venezuela de la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX era la de un elefante blanco, con una Administraci¨®n p¨²blica inmensa y una econom¨ªa dependiente de la renta petrolera. En los 14 a?os de Gobierno de Hugo Ch¨¢vez, el mismo elefante blanco ha duplicado su peso y se balancea sobre una cuerda floja. El ingreso petrolero es siete veces mayor, el presupuesto local depende a¨²n m¨¢s de las exportaciones de crudo y la n¨®mina de funcionarios p¨²blicos se ha duplicado. Dos terceras partes de lo que se consume en el pa¨ªs es importado y la industria privada se ha reducido casi a la mitad. La inflaci¨®n venezolana es la mayor de Am¨¦rica Latina, el 27,9% el a?o pasado, y cerca de la mitad de la fuerza laboral trabaja en el sector informal. Estas son las credenciales con las que Ch¨¢vez compite por un cuarto mandato en las elecciones del domingo.
Los vicios econ¨®micos del pasado se han acentuado. Desde la d¨¦cada de 1930, la econom¨ªa venezolana ha estado encadenada al oro negro. Durante el primer Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, en los a?os setenta, la industria fue nacionalizada y puesta en manos de la estatal Petr¨®leos de Venezuela (Pdvsa). El precio del barril dio un salto (de 2 a 12 d¨®lares) y se inaugur¨® la ¨¦poca de la llamada Venezuela saud¨ª. Pero el dinero de la renta no alcanzaba a los m¨¢s pobres, que llegaron a promediar m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n en 1998, a?o en que Ch¨¢vez fue elegido por primera vez presidente. En la d¨¦cada que sigui¨®, su Gobierno ha experimentado un boom petrolero a¨²n m¨¢s espectacular que el de P¨¦rez, con precios hasta de 124 d¨®lares por barril en 2008. Pero el modelo econ¨®mico no ha cambiado y los m¨¢s pobres, aunque tienen mayor capacidad de consumo, siguen siendo pobres y dependientes del Estado.
Pdvsa produce y exporta hoy menos petr¨®leo que hace 14 a?os pero sus ingresos son siete veces mayores. En 1998 produc¨ªa unos 3,5 millones de barriles al d¨ªa y en 2011, solo 2,4, seg¨²n cifras de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP). Hugo Ch¨¢vez se ha fijado como meta volver al pasado: ¡°Vamos a llegar a los 3 millones y medio de barriles este a?o¡±, ha prometido reiteradamente en sus discursos.
Muchos de esos venezolanos uniformados de rojo dan v¨ªtores cada vez que el comandante anuncia en sus m¨ªtines un nuevo reto revolucionario, son empleados de Pdvsa. La n¨®mina de la empresa, de 32.000 trabajadores en 1998, es ahora de 105.000; La burocracia ha crecido en igual proporci¨®n: cuando Ch¨¢vez lleg¨® a la presidencia en 1998 hab¨ªa 14 ministerios, ahora son 29.
La expansi¨®n del sector p¨²blico ha sido proporcional a la reducci¨®n del sector privado. Casi la mitad de las empresas del pa¨ªs cerraron en la ¨²ltima d¨¦cada: eran 11.000 en 1998 y ahora sobreviven 7.000. De ellas, 1.163 compa?¨ªas han sido intervenidas por el Estado, expropiadas o adquiridas bajo coacci¨®n, en el 90% de los casos sin indemnizaci¨®n. Ha ca¨ªdo la producci¨®n textil, la automotriz, la de alimentos, la de calzados. ¡°Esto se ha visto compensado con un incremento masivo de las importaciones por parte del Estado, que compite de manera desleal con el sector privado¡±, dice Carlos Larraz¨¢bal, presidente de Conindustria, la c¨¢mara que agrupa al 80% del sector manufacturero que queda en pie en el pa¨ªs.
Cuando se le pregunta a los empresarios venezolanos qu¨¦ les impide aumentar su producci¨®n responden: la inseguridad jur¨ªdica, la falta de divisas para adquirir materias primas y los apagones, producto de la ca¨ªda en un 40% de la capacidad de generaci¨®n el¨¦ctrica. Desde 2003 opera en Venezuela un f¨¦rreo control de cambio que mantiene anclado el precio del d¨®lar a 4,3 bol¨ªvares fuertes, y que solo admite que cada venezolano adquiera 400 d¨®lares en efectivo y gaste 2.500 en compras en el exterior a trav¨¦s de tarjetas de cr¨¦dito al a?o. El flujo de billetes verdes lo controla la Comisi¨®n de Administraci¨®n de Divisas (Cadivi), que autoriza previamente cu¨¢nto y qu¨¦ pueden importar las empresas venezolanas. Solo los comerciantes m¨¢s cercanos al poder, que constituyen la nueva boliligarqu¨ªa, tienen acceso al tipo de cambio oficial; los dem¨¢s, deben acudir al mercado gris del d¨®lar que controla el Banco Central de Venezuela o al mercado negro, del que por ley est¨¢ prohibido hablar en los medios venezolanos y donde el tipo de cambio triplica la tasa oficial.
El 80% de lo que se consume en Venezuela es importado, desde los frijoles que vende el Gobierno en mercados populares hasta la gasolina, dos combustibles esenciales para la nueva reelecci¨®n de Ch¨¢vez.
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