El exmayordomo del Papa se llev¨® m¨¢s de un millar de documentos con su firma
Los polic¨ªas que declaran en su juicio dicen que trataron a Gabriele con "guante de terciopelo"
Durante la sesi¨®n del martes, Paolo Gabriele acus¨® a la Gendarmer¨ªa vaticana de haberlo maltratado durante los primeros 20 d¨ªas de su cautiverio, recluy¨¦ndolo en una celda min¨²scula ¨C¡°ni siquiera pod¨ªa estirar los brazos¡±¡ªy dejando la luz encendida de d¨ªa y de noche. Durante la sesi¨®n del mi¨¦rcoles, los gendarmes tuvieron la oportunidad de desquitarse. Declararon que el mayordomo del Papa escond¨ªa en su casa del Vaticano m¨¢s de mil documentos pertenecientes a Joseph Ratzinger, incluidos algunos originales en los que Benedicto XVI hab¨ªa escrito: ¡°Para ser destruido¡±. Los agentes, que describieron a Paoletto como un ser obsesionado con los servicios secretos y las ciencias ocultas, rechazaron de forma tajante las acusaciones de malos tratos. El vicecomisario Luca Cintia lleg¨® a decir: ¡°Lo tratamos con guante de terciopelo¡¡±.
La tercera sesi¨®n del juicio por el robo y la difusi¨®n de las cartas secretas del Papa fue tambi¨¦n la pen¨²ltima. Tras tomar declaraci¨®n a cuatro gendarmes, el presidente del tribunal, Giuseppe Dalla Torre, levant¨® la sesi¨®n y anunci¨® que el juicio quedar¨¢ finiquitado el pr¨®ximo s¨¢bado. No hay que ser un lince para aventurar que el Vaticano lograr¨¢ un doble objetivo: condenar a Gabriele por el robo de los documentos ¨C82 cajas llenaron los gendarmes con las pruebas del delito¡ª y, de paso, evitar que se conozca el fondo del asunto. Las luchas de poder entre las distintas facciones de la Curia que reflejaban los documentos filtrados quedar¨¢n sepultadas por el misterio. ?Qui¨¦n ayud¨® o manipul¨® al mayordomo? ?Por qu¨¦? ?Es cierto que la secretar¨ªa de Estado utiliz¨® su poder para enviar lejos de Roma a quienes denunciaron la corrupci¨®n? Hay dos documentos que tal vez contengan algunas respuestas: el propio sumario de la instrucci¨®n y la investigaci¨®n sobre el caso Vaticanleaks que Benedicto XVI encarg¨® a tres cardenales octogenarios. Pero ambos informes permanecen ¨Cy permanecer¨¢n¡ªsecretos. Lo ¨²nico que trasciende es la bisuter¨ªa, los pecados veniales de un ayudante de c¨¢mara que a veces se sentaba a comer con el Papa y alucinaba con la supuesta ingenuidad del Sumo Pont¨ªfice.
As¨ª que, por el momento, hay que conformarse con lo que declararon los gendarmes ante el juez. Stefano De Santis, Silvano Carli, Luca Bassetti y Luca Cintia coincidieron en que Paolo Gabriele guardaba la correspondencia privada del Papa entre m¨¢s de un millar de documentos. Hab¨ªa de todo. Desde documentos ¡°reservad¨ªsimos¡± firmados por el Papa o enviados a su atenci¨®n por cardenales y ¡°hombres pol¨ªticos¡± a estudios, probablemente bajados de internet, ¡°sobre la masoner¨ªa, el esoterismo, las logias P2 y P4, los servicios secretos, el IOR [la banca del Vaticano] o Berlusconi¡±, pero tambi¨¦n ¡°sobre el cristianismo, el yoga y el budismo¡±. Llevados por la excitaci¨®n del momento o tal vez por la falta de pr¨¢ctica ¨Csu trabajo habitual es detener carteristas en la bas¨ªlica de San Pedro--, los gendarmes del Vaticano se llevaron todo en 82 cajas de cart¨®n. Hasta la Playstation del hijo del mayordomo.
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