La crisis vuelve del rev¨¦s a Portugal
El Gobierno conservador se empe?a en la austeridad, izquierda y sindicatos se dividen La sociedad civil se moviliza, pero la gente sufre cada d¨ªa m¨¢s
Parece el principio de una de esas novelas medio aleg¨®ricas de Jos¨¦ Saramago. Pero ocurri¨® de verdad el viernes en Lisboa: ese d¨ªa, el 5 de octubre, se celebr¨® el D¨ªa de la Rep¨²blica y el presidente An¨ªbal Cavaco Silva iz¨® solemnemente la bandera en la ceremonia oficial, retransmitida en directo a todo el pa¨ªs. Nadie se dio cuenta al principio, pero la bandera estaba colocada al rev¨¦s, de modo que cuando Cavaco acab¨® de izarla, qued¨® colgada cabeza abajo, con el escudo mirando al patio. Uno de los asistentes de la ceremonia dijo en alto lo que muchos estaban pensando:
¡ª As¨ª est¨¢ el pa¨ªs, vuelto del rev¨¦s.
Es cierto. Al rev¨¦s y convulso. El pasado 15 de septiembre, una multitudinaria manifestaci¨®n en Lisboa organizada a espaldas de partidos pol¨ªticos y sindicatos hizo que el Gobierno se olvidara de su intenci¨®n de retirar un 7% del sueldo a todos los portugueses a fin de sujetar el d¨¦ficit. Pero amenaz¨® con otras. El mi¨¦rcoles, despu¨¦s de haber informado cumplidamente a la troika de lo que se iba a hacer, el ministro de Finanzas, V¨ªtor Gaspar, anunciaba a los portugueses una brutal subida del impuesto de la renta que afectar¨¢ ¡ªde nuevo¡ª a la ya aplastada clase media portuguesa. La izquierda protest¨® con una casi frase hecha: ¡°El mismo robo con otra mano¡±.
Al d¨ªa siguiente, el jueves, el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho salv¨® sendas mociones de censura convocadas por el Partido Comunista Portugu¨¦s y el Bloque de Izquierda gracias a la mayor¨ªa absoluta de su coalici¨®n con los centristas del Centro Democr¨¢tico Social, que, al¨¦rgicos a subir los impuestos por principio, pusieron cara de p¨®quer ante la situaci¨®n. El Partido Socialista portugu¨¦s (PS), el principal partido de la oposici¨®n, critic¨® y denunci¨® durante toda la sesi¨®n con una dureza desusada la pol¨ªtica de recortes de Passos Coelho.
Pero luego, a la hora de la votaci¨®n, el PS se abstuvo, apelando a un sentido de la responsabilidad algo difuso y para diferenciarse de los diputados de extrema izquierda. Por cierto: en la sesi¨®n, el ministro de Finanzas ¡ªel mismo que anunciaba la subida de impuestos un d¨ªa antes¡ª alab¨® y calific¨® de ¡°extraordinaria¡± la hist¨®rica manifestaci¨®n que hizo torcer (aparentemente) el rumbo del Gobierno. Otro ejemplo del mundo al rev¨¦s.
As¨ª que la austeridad volver¨¢ (en realidad nunca se fue) y el presupuesto del a?o que viene ser¨¢ duro. Muchos economistas y estudiosos creen que la f¨®rmula conduce a un callej¨®n sin salida que acabar¨¢ por estrangular definitivamente la ya an¨¦mica econom¨ªa portuguesa. Y la gente que llen¨® hasta reventar las calles de Lisboa hac¨ªa 15 d¨ªas grit¨®, simplemente, que no puede m¨¢s. El Gobierno replica que no queda otro remedio, que el pa¨ªs se encuentra intervenido econ¨®micamente, y que o se cumple con lo pactado con la troika o se sale del euro.
?Habr¨¢ m¨¢s protestas? S¨ª. ?Efectivas? Eso no est¨¢ tan claro. Este mi¨¦rcoles, horas despu¨¦s de que Gaspar anunciara la subida generalizada del impuesto de la renta, uno de los dos principales sindicatos portugueses, la CGTP, convocaba una huelga general. Y el jueves, el otro sindicato portugu¨¦s, la UGT, informaba de que no secundaba esa huelga pero que organizar¨¢, el 26 de octubre, una masiva protesta callejera. As¨ª, quedaba patente la desuni¨®n completa de las dos principales fuerzas sindicales del pa¨ªs en un momento crucial: la aprobaci¨®n del presupuesto m¨¢s restrictivo y dif¨ªcil de la historia democr¨¢tica de Portugal.
Y mientras los sindicatos se desgarran, la sociedad civil se arma: el viernes, se constitu¨ªa una plataforma independiente de izquierda compuesta por economistas, profesores, pol¨ªticos retirados y en activo, antiguos l¨ªderes sindicales y personalidades relevantes de la vida portuguesa como Pilar del R¨ªo, compa?era sentimental de Jos¨¦ Saramago, para atisbar un nuevo rumbo y la salida del t¨²nel portugu¨¦s, en el que ahora no hay sino oscuridad. All¨ª, Vasco Louren?o, uno de los viejos capitanes de la Revoluci¨®n de los Claveles, asegur¨® que Portugal se encuentra de nuevo bajo el peso de una dictadura y el exl¨ªder de la central sindical CGTP y ahora profesor universitario Manuel Carvalho da Silva anim¨® a los j¨®venes ¡°a que se levanten contra esta situaci¨®n¡±.
Ese viernes, Cavaco Silva, el mismo que hab¨ªa izado la bandera al rev¨¦s sin darse cuenta, dijo una frase con la que muchos portugueses concuerdan: ¡°Los sacrificios tienen que tener alg¨²n sentido¡±.
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