El ¡®no¡¯ de Merkel
Desde Gerhard Schr?der, Alemania se gu¨ªa cada vez m¨¢s por la definici¨®n de sus intereses nacionales

El Premio Nobel de la Paz atribuido a la Uni¨®n Europea llega oportuno para levantarnos el ¨¢nimo. Este premio no solo implica un reconocimiento a lo que se ha llevado a cabo ¡ªnunca se repetir¨¢ bastante hasta qu¨¦ punto la Uni¨®n Europea, esa construcci¨®n sin parang¨®n, es una excepci¨®n en la historia, un logro inaudito¡ª, sino que adem¨¢s es claramente un llamamiento a no bajar los brazos y a continuar la obra emprendida para superar la crisis actual. Tras una semana marcada por el ¡°no¡± de Angela Merkel al proyecto de fusi¨®n entre la EADS europea y la BAE System brit¨¢nica, bien que lo necesit¨¢bamos.
Esta negativa ha sido una p¨¦sima noticia para Europa y, tal vez, haya revelado adem¨¢s el verdadero rostro de Angela Merkel. Primero, por las formas. Ha sido un ¡°no¡± sin explicaciones. Aunque la canciller se tomase la molestia de prevenir a Fran?ois Hollande, ni siquiera intent¨® justificar su decisi¨®n. En sustancia, ¡°no¡± y basta. Estas formas detestables pueden conducirnos a la mayor inquietud de fondo, pues el rechazo a la fusi¨®n del gigante de la aeron¨¢utica civil EADS ¡ªcuya existencia misma demuestra que el declive no es una fatalidad¡ª y la BAE Systems, especializada en la aeron¨¢utica militar, es un duro golpe contra la idea de una defensa europea. Incluso es posible afirmar que esta decisi¨®n revela una l¨ªnea de conducta que aleja a Alemania cada d¨ªa m¨¢s del horizonte que pretende querer alcanzar.
1. ?Adi¨®s, por tanto, a una defensa europea? Hoy por hoy, es una necesidad, pues ni la Uni¨®n Europea tiene vocaci¨®n de neutralidad ni puede apoyarse eternamente en la protecci¨®n norteamericana. El discurso de Obama en Honolul¨² fue muy claro: el centro de gravedad de la estrategia estadounidense se desplaza hacia la zona Asia / Paf¨ªfico y este desplazamiento vendr¨¢ acompa?ado de una dr¨¢stica reducci¨®n de la presencia militar norteamericana en el Viejo Continente. El obst¨¢culo para la fusi¨®n EADS-BAE Systems hubiera debido ser Gran Breta?a, algunos de cuyos c¨ªrculos ya est¨¢n satelizados por Estados Unidos. Sin embargo, y a pesar de que su actual Gobierno es el m¨¢s antieuropeo que hemos conocido en mucho tiempo, no fue el caso, pues los brit¨¢nicos han comprendido que necesitamos construir juntos una verdadera herramienta de defensa com¨²n.
2. Una perspectiva inquietante. En este contexto, el ¡°no¡± germano viene a recordarnos que, desde Gerhard Schr?der, Alemania se gu¨ªa cada vez m¨¢s por la definici¨®n de sus intereses nacionales. Angela Merkel, esa que dice ¡°no¡± sin explicaciones, suele poner sobre la mesa propuestas institucionales ilusivas con el ¨²nico fin de ocupar el terreno. No en vano, tenemos que recordar tambi¨¦n que, desde el comienzo de la crisis, la se?ora Merkel ha ralentizado cada avance, cada paso hacia la integraci¨®n. Incluso forz¨®, a comienzos del verano, un retroceso con respecto a los resultados de la cumbre de Bruselas. Estamos asistiendo a una incesante batalla entre el Banco Central, aplaudido por Francia, Italia y Espa?a; y la canciller alemana, que frena cualquier progreso con u?as y dientes. Y todo en nombre del calendario electoral que desembocar¨¢ en la victoria de la oposici¨®n socialdem¨®crata o en un cambio de coalici¨®n por parte de Angela Merkel. Y cuando nos dicen: ¡°S¨ª, pero es normal que Alemania mantenga el discurso del rigor, pues ostenta el monopolio de la virtud¡±, tenemos que recordar que nosotros, todos los europeos, pagamos nuestra contribuci¨®n a la unificaci¨®n alemana con unos tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados y una pol¨ªtica de fortaleza del euro que no eran necesariamente lo que m¨¢s les interesaba a todos los dem¨¢s pa¨ªses afectados. Y, dado que nosotros ayudamos a Alemania durante su unificaci¨®n, hoy tenemos derecho a esperar que Alemania nos ayude en la gesti¨®n de la crisis. Los optimistas objetar¨¢n que todas estas incongruencias terminar¨¢n tras las elecciones alemanas y que, si la canciller sale de ellas reforzada, su talante ser¨¢ m¨¢s europe¨ªsta. Los pesimistas ver¨¢n en ellas una corriente de fondo de la opini¨®n p¨²blica alemana, cuya aspiraci¨®n es m¨¢s bien llegar a convertirse en una ¡°Suiza grande¡± que en el motor de esta construcci¨®n extraordinaria que se llama ¡°Uni¨®n Europea¡± y los Nobel acaban de consagrar.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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