¡°La gran amenaza para Europa es que la veamos como ventanilla o reformatorio¡±
En una entrevista concedida en el El¨ªseo, Fran?ois Hollande reflexiona sobre el futuro de Europa El mandatario sostiene que no se puede "imponer la cadena perpetua a los pa¨ªses que han tomado decisiones dif¨ªciles¡± y aboga por una UE de varias velocidades
Los jardines del El¨ªseo, los suelos encerados y los grandes espejos que multiplican desde todos los ¨¢ngulos el movimiento acompasado y tranquilo de los exclusivos servicios de protocolo e intendencia uniformada de la Presidencia no han cambiado pr¨¢cticamente desde 1848, cuando este palacio requisado a la aristocracia se convirti¨® en sede y s¨ªmbolo de la Rep¨²blica. Lo que s¨ª ha cambiado en solo meses ¡ªminutos para la historia¡ª es la atm¨®sfera que indefectiblemente se cuela con cada jefe a pesar de los rigores del lugar. Si hasta hace poco era Sarkozy quien recib¨ªa a sus visitas con su hiperactividad, sus gafas de sol y una teatralidad gestual que todo lo llenaba, hoy es Fran?ois Hollande, de 58 a?os, quien ha incorporado ese toque de seriedad y quietud que le acompa?a.
Y sin embargo, no es quietud precisamente lo que quiere.
Frente a una Alemania que frena los planes de la uni¨®n bancaria acordados en junio, claves para Espa?a, promete dar la batalla para acelerarlo. Frente a unos pa¨ªses del sur de Europa ahogados por la austeridad, insiste en mantener la bandera desplegada del crecimiento. La batalla que este jueves y viernes librar¨¢n los socios europeos promete renovar el viejo enfrentamiento que est¨¢ lastrando las soluciones a la crisis: aceleraci¨®n o freno; solidaridad o rigor extremo.
Otras cosas, sin embargo, no han cambiado: la uni¨®n pol¨ªtica, dice Hollande mientras recibe a seis peri¨®dicos europeos para esta entrevista, mejor despu¨¦s; de un tratado constitucional, mejor nos olvidamos; y ya puestos, adelante con la Europa a varias velocidades.
La primera vez que esta periodista entrevist¨® a Hollande, en 2004, Zapatero acababa de ganar en Espa?a y ¨¦l visitaba Madrid en busca de inspiraci¨®n para unos socialistas franceses maltrechos. Lo recuerda bien: ¡°Era un gran tiempo de esperanza en Espa?a¡±.
El papel de Francia debe consistir en decir sin descanso a nuestros socios que la austeridad no es una fatalidad
Y eso, al igual que la atm¨®sfera del El¨ªseo, tambi¨¦n ha cambiado. Hoy, en el mejor de los casos, la esperanza de cambio est¨¢ en Francia.
Pregunta. La Uni¨®n Europea (UE) ha sido galardonada con el premio Nobel de la Paz en v¨ªsperas de un nuevo consejo europeo, en el que usted participa, que va a intentar, una vez m¨¢s, salvar el euro. Este premio les da a todos una responsabilidad a?adida. ?C¨®mo van a salvar el euro y Europa?
Respuesta. La concesi¨®n del premio Nobel a la UE ha sido a la vez un homenaje y un llamamiento. El homenaje es para los padres fundadores de Europa, por haber sido capaces de construir la paz despu¨¦s de una carnicer¨ªa. Y el llamamiento es para los gobernantes de la Europa de hoy, para que sean conscientes de que es obligatorio reaccionar. Sobre la salida de la crisis de la eurozona, creo que estamos listos porque tomamos las decisiones acertadas en la cumbre del 28 y el 29 de junio y vamos a aplicarlas con la mayor rapidez posible. Para empezar, arreglando de forma definitiva la situaci¨®n de Grecia, que tantos esfuerzos ha hecho y a la que hay que garantizar que va a permanecer en la eurozona. Despu¨¦s, respondiendo a las demandas de los pa¨ªses que han hecho las reformas exigidas y deben disponer de financiaci¨®n a un precio razonable. Por ¨²ltimo, poniendo en marcha la uni¨®n bancaria. Quiero que todo esto se arregle de aqu¨ª a fin de a?o. Entonces podremos abordar el cambio de nuestros modos de tomar decisiones y la profundizaci¨®n de nuestra uni¨®n. Esa ser¨¢ nuestra gran tarea para el comienzo de 2013.
Lo que nos amenaza no es la naci¨®n, es el nacionalismo. No es Europa, es la falta de Europa
P. Esos pa¨ªses que han hecho esfuerzos, en efecto, con grandes sacrificios para su poblaci¨®n, no ven mejoras. ?Cu¨¢nto tiempo cree usted que van a poder resistir sin un cambio de estrategia que permita relanzar el crecimiento?
R. Desde mi elecci¨®n, he hecho todo lo posible para que Europa adopte como prioridad el crecimiento sin poner en tela de juicio la seriedad presupuestaria, que es algo indispensable debido a la crisis de las deudas soberanas. Porque estoy convencido de que, si no damos un nuevo aliento a la econom¨ªa europea, las medidas de disciplina, por muy deseables que sean, no podr¨¢n traducirse en nada. La vuelta al crecimiento significa movilizar financiaci¨®n a escala europea, y ese es el pacto que aprobamos en junio, pero tambi¨¦n mejorar nuestra competitividad y coordinar nuestras pol¨ªticas econ¨®micas. Los pa¨ªses que est¨¢n en super¨¢vit deben relanzar su demanda interior mediante un aumento de sueldos y una bajada de retenciones, es la mejor forma de expresar su solidaridad. No es posible, por el bien de todos, imponer una cadena perpetua a unas naciones que ya han hecho sacrificios considerables si sus poblaciones no ven, en alg¨²n momento, los resultados de sus esfuerzos. ?Hoy es tan importante la amenaza de la recesi¨®n como la de los d¨¦ficits!
P. ?C¨®mo piensa superar la divisi¨®n que subsiste entre los partidarios de la austeridad y los del crecimiento?
La uni¨®n pol¨ªtica es la etapa que seguir¨¢ a la uni¨®n presupuestaria y bancaria
R. Francia tiene la responsabilidad, por ser uno de los grandes pa¨ªses de la UE, de lograr ese compromiso entre el desendeudamiento y el crecimiento, para transformar la perspectiva. Creo que hay dos instrumentos imprescindibles. El primero es la confianza. Cuanto antes salgamos de la crisis de la eurozona, es decir, antes podamos arreglar la situaci¨®n griega y antes consigamos financiar a tipos de inter¨¦s razonables las deudas de los pa¨ªses bien gestionados, antes regresar¨¢n los inversores a la eurozona. Disponemos de todos los medios para actuar: el Mecanismo Europeo de Estabilidad, reglas de intervenci¨®n del Banco Central Europeo. Utilic¨¦moslos. El segundo instrumento consiste en dar coherencia a la pol¨ªtica econ¨®mica europea. Hemos definido un pacto de crecimiento, y ahora debe ponerse en pr¨¢ctica. Algunos dir¨¢n que 120.000 millones de euros es demasiado poco. Pero lo que cuenta es que se gasten deprisa y bien. El presupuesto europeo es un factor de est¨ªmulo de la econom¨ªa, sobre todo a trav¨¦s de los fondos estructurales. Ahora bien, yo propongo que vayamos m¨¢s lejos, que movilicemos recursos suplementarios. La tasa sobre las transacciones financieras va a ser objeto de una cooperaci¨®n reforzada. Once pa¨ªses la han aprobado. Me gustar¨ªa que el producto de esta tasa se destine en parte a proyectos de inversi¨®n y en parte a un fondo de formaci¨®n para los j¨®venes. El papel de Francia debe consistir en decir sin descanso a nuestros socios que la austeridad no es una fatalidad.
P. Dice usted que estamos cerca de la salida de esta crisis. Para remotivar a los ciudadanos de Europa, para ¡°devolverle la magia¡±, ?Qu¨¦ idea de Europa apoya usted? ?Una Europa federal? ?Una Europa de naciones?
Acabemos con esas cumbres 'a la desesperada', esas cumbres 'hist¨®ricas', esas citas excepcionales
R. El debate no es el mismo que a comienzos de los a?os sesenta: la Europa de las patrias, la federaci¨®n... Entonces hab¨ªa seis pa¨ªses, despu¨¦s ocho, despu¨¦s 12, hoy somos 27 y pronto seremos 28 con Croacia. Europa, al cambiar de dimensi¨®n, ha cambiado de modelo. Mi postura es la de una Europa que avance a varias velocidades, con diferentes c¨ªrculos. Podemos llamarlos la vanguardia, los Estados precursores, el n¨²cleo duro, no importa, lo que cuenta es la idea. Tenemos una eurozona con un patrimonio que se denomina moneda ¨²nica y que requiere una nueva forma de gobernar. Esta eurozona debe asumir una dimensi¨®n pol¨ªtica. Estoy a favor de que el eurogrupo, que re¨²ne a los ministros de Finanzas, refuerce sus poderes, que el presidente del eurogrupo tenga un mandato reconocido, claro y suficientemente largo. Tambi¨¦n soy partidario, y as¨ª se lo he dicho a mis colegas de la eurozona, de una reuni¨®n mensual de los jefes de Estado y de Gobierno de estos pa¨ªses. Acabemos con esas cumbres ¡°a la desesperada¡±, esas cumbres ¡°hist¨®ricas¡±, esas citas excepcionales. Y que en el pasado no han logrado m¨¢s que ¨¦xitos ef¨ªmeros. Los mercados act¨²an todos los d¨ªas, las decisiones de las empresas son instant¨¢neas. Europa no puede seguir yendo con retraso. El Consejo de la zona euro permitir¨¢ coordinar mejor la pol¨ªtica econ¨®mica y tomar, pa¨ªs por pa¨ªs, las decisiones apropiadas. Y eso no excluye a los dem¨¢s pa¨ªses. Los que quieran incorporarse a la eurozona estar¨¢n vinculados a nuestros debates. Pero algunos pa¨ªses no lo desean: est¨¢n en su derecho. Ahora bien, ?por qu¨¦ van a venir entonces a decir c¨®mo hay que dirigir la eurozona? Es una pretensi¨®n que no me parece que responda a nuestro deber de ser coherentes. Adem¨¢s de todo eso, est¨¢ esa Europa de los 27, pronto 28 y en el futuro m¨¢s. Es un espacio pol¨ªtico de solidaridad, un gran mercado, una voluntad de convergencia econ¨®mica, social, cultural. Me gustar¨ªa darle una nueva dimensi¨®n para la juventud, la universidad, la investigaci¨®n, la energ¨ªa. Pero esta Uni¨®n amplia no puede impedir cooperaciones reforzadas, las que quieran entablar unos Estados determinados entre s¨ª, con desembolsos de recursos aparte del presupuesto europeo. Es el caso de la tasa sobre las transacciones financieras
Ya nadie piensa que el euro vaya a desaparecer ni que la eurozona vaya a estallar en pedazos. Pero la perspectiva de que va a conservar su integridad no es suficiente
P. Algunos hablan de crear un embri¨®n de parlamento de la eurozona que est¨¦ aparte. ?No corre la UE el riesgo de quedar reducidos a los pa¨ªses del euro, una Europa de dos velocidades?
R. Ya hay una Europa de varias velocidades. Pero el Parlamento Europeo tiene la vocaci¨®n de representar a toda Europa y, si la eurozona se estructura a¨²n m¨¢s, es perfectamente capaz de definir procedimientos democr¨¢ticos reforzados dedicados a los pa¨ªses miembros de la eurozona dentro del Parlamento Europeo.
P. Para una Europa m¨¢s integrada con la uni¨®n pol¨ªtica, quiz¨¢ incluso una pol¨ªtica de defensa, ?no es necesario un nuevo tratado constitucional que se someta a refer¨¦ndum?
R. Creo recordar que en 2005 intentamos esta soluci¨®n y que no dio los resultados esperados... Porque, antes de lanzarse a una mec¨¢nica institucional, los europeos deben saber qu¨¦ es lo que quieren hacer juntos. El contenido debe importar m¨¢s que el marco. Se invoca con frecuencia el obst¨¢culo institucional para no tomar decisiones. No se me escapa que quienes m¨¢s hablan de uni¨®n pol¨ªtica han sido a veces los m¨¢s reacios a tomar las decisiones urgentes que la har¨ªan ineludible.
P. ?Los alemanes?
R. No. Han hecho en varias ocasiones propuestas sinceras sobre la uni¨®n pol¨ªtica que no han encontrado acogida. Hoy estamos de acuerdo. Francia defiende la ¡°integraci¨®n solidaria¡±: cada vez que demos un paso hacia la solidaridad, la uni¨®n, es decir, el respeto a las reglas comunes en torno a una gobernanza, debe avanzar. La uni¨®n bancaria, que nos conducir¨¢ a tener una supervisi¨®n cuyo ¨®rgano ser¨¢ el banco central, y que permitir¨¢ una resoluci¨®n de las crisis e incluso una recapitalizaci¨®n de los bancos, es una competencia muy importante. Esta solidaridad no puede producirse sin controles democr¨¢ticos, y la uni¨®n bancaria, que pretende controlar los aspectos financieros, ser¨¢ una etapa fundamental de la integraci¨®n europea.
P. ?Qu¨¦ capacidad real tiene Francia de convencer a Alemania y los pa¨ªses m¨¢s reacios para que se siga ese camino?
R. Tomamos decisiones conjuntas en el Consejo Europeo de junio. Y hubo unas indudables consecuencias positivas: la calma volvi¨® a los mercados. El BCE contribuy¨® aclarando sus modalidades de intervenci¨®n. Es decir, por lo que a m¨ª respecta, todo el Consejo europeo del 28 de junio, nada m¨¢s que el Consejo europeo del 28 de junio, pero aplicado con la mayor rapidez posible. El objetivo es regularizar todo de aqu¨ª a fin de a?o. Ya nadie piensa que el euro vaya a desaparecer ni que la eurozona vaya a estallar en pedazos. Pero la perspectiva de que va a conservar su integridad no es suficiente. Ahora debemos salir de la crisis econ¨®mica.
No se puede admitir que en un mismo espacio monetario haya pa¨ªses que se financien al 1% a 10 a?os y otros al 7%
P. ?Entonces, la uni¨®n pol¨ªtica no es para ahora?
R. La uni¨®n pol¨ªtica ser¨¢ despu¨¦s, es la etapa que seguir¨¢ a la uni¨®n presupuestaria, la uni¨®n bancaria, la uni¨®n social. Dar¨¢ un marco democr¨¢tico a lo que hayamos conseguido en materia de integraci¨®n solidaria.
P. ?Para cu¨¢ndo prev¨¦ usted esta uni¨®n pol¨ªtica?
R. Despu¨¦s de las elecciones europeas de 2014. El futuro de la Uni¨®n ser¨¢ el gran reto de esa consulta. Es la condici¨®n para movilizar a los ciudadanos y elevar los ¨ªndices de participaci¨®n en torno a un aut¨¦ntico debate, el del futuro de Europa. Los partidos europeos tendr¨¢n que presentar sus propuestas, en contenido, marco institucional y personalidades, de tal manera que les permita llegar, en especial a la presidencia de la Comisi¨®n Europea.
P. Se oyen muchas voces contra el objetivo de reducir el d¨¦ficit al 3% del PIB. Claude Bartolone [presidente de la Asamblea Nacional francesa] ha llegado a calificarlo de ¡°absurdo¡±. ?Es posible llegar a un acuerdo europeo para aplazarlo un a?o?
R. No todos los pa¨ªses est¨¢n en la misma situaci¨®n. Y depender¨¢ mucho de nuestras decisiones en materia de disciplina presupuestaria y crecimiento. Esta discusi¨®n se desarrollar¨¢ en 2013. Pero, por lo que respecta a Francia, he fijado el objetivo de reducci¨®n del d¨¦ficit en un 3% para 2013 y de restablecimiento del equilibrio de las cuentas p¨²blicas en 2017. Por una raz¨®n sencilla: de 2007 a 2012, la deuda p¨²blica en Francia pas¨® del 62% del PIB al 90%. Prolongar esa tendencia no ser¨ªa sostenible. Adem¨¢s, el objetivo, a escala Europea, es armonizar los tipos de inter¨¦s en la eurozona. La pol¨ªtica monetaria y la pol¨ªtica presupuestaria deben coordinarse. No se puede admitir que en un mismo espacio monetario haya pa¨ªses que se financien al 1% a 10 a?os y otros al 7%.
P. Su elecci¨®n cre¨® enormes expectativas. ?Qu¨¦ le dir¨ªa a un griego en paro, que no tiene dinero para ir al m¨¦dico?
R. Que voy a hacer todo lo posible para que Grecia permanezca en la eurozona y tenga los recursos indispensables de aqu¨ª a fin de a?o sin que sea necesario imponer nuevas condiciones aparte de las que ya ha ha aceptado el Gobierno de Samaras. Pero tambi¨¦n me dirijo a espa?oles y portugueses, que est¨¢n pagando caros los desaguisados cometidos por otros: ha llegado la hora de ofrecer una perspectiva que no sea solo la de la austeridad. Espa?a debe poder conocer las condiciones concretas para acceder a las financiaciones previstas por el Consejo Europeo del 28 de junio. No tiene sentido seguir a?adiendo lastre. Francia es el nexo de uni¨®n entre la Europa del norte y la Europa del sur. Rechazo la divisi¨®n de Europa. Si Europa se reunific¨® no fue para caer a continuaci¨®n en el ego¨ªsmo, el s¨¢lvese quien pueda. Nuestro deber es fijar reglas comunes en torno a principios de responsabilidad y solidaridad. Como franc¨¦s, hago todo lo posible para que los europeos sean conscientes de que pertenecen a una misma comunidad.
P. ?Se lo dice tambi¨¦n a Angela Merkel?
R. Ella lo comprende a la perfecci¨®n. La prueba es que ha ido a Atenas.
Dejemos de pensar que hay un solo pa¨ªs que paga por todos los dem¨¢s. No es verdad
P. ?Les preocupa la resistencia creciente en Alemania a la solidaridad con los pa¨ªses del sur?
R. ?Pero la solidaridad es cosa de todos, no solo de los alemanes! Los franceses, los alemanes y todos los europeos, en el marco del Mecanismo Europeo de Solidaridad (MES). Dejemos de pensar que hay un solo pa¨ªs que paga por todos los dem¨¢s. No es verdad. A cambio, soy consciente de la sensibilidad de nuestros amigos alemanes ante el problema de la deuda. Quien paga debe controlar, quien paga debe sancionar. Estoy de acuerdo. Pero la uni¨®n presupuestaria debe lograrse mediante la mutualizaci¨®n parcial de las deudas, a trav¨¦s de los eurobonos. S¨¦ tambi¨¦n lo que pesan los recuerdos de la hiperinflaci¨®n, transmitidos de generaci¨®n en generaci¨®n en Alemania. Las modalidades de intervenci¨®n del BCE evitan todo peligro de ese tipo, porque acude en apoyo de las decisiones tomadas en el seno del MEE. ?Y que es el MEE, sino los Estados? Es decir, el BCE no va a emitir moneda para ayudar a los pa¨ªses endeudados. Contribuir¨¢ a dar m¨¢s eficacia a la pol¨ªtica monetaria. Asimismo he tenido en cuenta los argumentos democr¨¢ticos planteados en Alemania. Reconozco que los parlamentos deben poder autorizar los compromisos exigidos a los Estados tanto en el marco de la uni¨®n presupuestaria como en el de la uni¨®n bancaria. Estos principios comunes nos permitir¨¢n construir una solidaridad. Pero no hay tiempo que perder. Francia est¨¢ lista.
P. En esta Europa de varias velocidades, ?qu¨¦ lugar ocupar¨¢ el eje Par¨ªs-Berl¨ªn? ?Es el primer c¨ªrculo?
R. Es el eje lo que permite la aceleraci¨®n. Y, por tanto, el que tambi¨¦n puede ser el freno si no se pone de acuerdo. De ah¨ª la necesidad de esa coherencia entre Francia y Alemania. Tenemos la obligaci¨®n de estar unidos; pero eso exige tener un sentido elevado de los intereses europeos y, por tanto, del compromiso. En mi opini¨®n, no debe ser una relaci¨®n exclusiva. Europa no se decide entre dos. La amistad francoalemana debe agregar, asociar, reunir. Por eso tengo cuidado de no crear divisiones entre pa¨ªses supuestamente grandes y peque?os, entre pa¨ªses fundadores y pa¨ªses que se nos unieron despu¨¦s. Europa necesita a todos, no es solo una relaci¨®n entre Gobiernos. Las instituciones comunitarias, Comisi¨®n y Parlamento, deben desempe?ar su papel. Y apela adem¨¢s a una ambici¨®n. La visi¨®n que se confi¨® hist¨®ricamente a Francia y Alemania. Si nosotros pudimos unirnos, c¨®mo no vamos a ser capaces de conseguirlo entre todos. Es lo que recordaremos durante las ceremonias del 50? aniversario del Tratado del El¨ªseo.
P. En su relaci¨®n personal con Angela Merkel, ?qu¨¦ ha aprendido de ella?
R. Es una persona clara, que dice las cosas... Eso permite ganar tiempo. Y yo tengo la misma actitud. Despu¨¦s, desde nuestros respectivos puntos de partida, buscamos el mejor punto de encuentro. Es m¨¢s f¨¢cil con puntos de partida expl¨ªcitos que con puntos de partida ambiguos y no podemos reprochar a Merkel que sea ambigua. No tenemos el mismo calendario, a m¨ª me eligieron hace cinco meses y la canciller tiene sus elecciones dentro de 10, pero eso nos hace no aplazar las decisiones.
P. ?Y usted, qu¨¦ le aporta?
R. Preg¨²ntenselo a ella. Creo que es consciente de que la alternancia en Francia ha creado una nueva situaci¨®n. Es muy sensible a las cuestiones de pol¨ªtica interior y a las exigencias de su Parlamento. Lo entiendo y lo respeto. Pero todos tenemos nuestra propia opini¨®n p¨²blica. Nuestra responsabilidad com¨²n es que prevalezca el inter¨¦s de Europa.
Es m¨¢s f¨¢cil con puntos de partida expl¨ªcitos que con puntos de partida ambiguos y no podemos reprochar a Merkel que sea ambigua
P. Se supone que usted es europe¨ªsta, pero, durante la campa?a, solo habl¨® del ¡°sue?o franc¨¦s¡±, nunca del ¡°sue?o europeo¡±. ?Qu¨¦ apego personal tiene a Europa?
R. El ideal europeo est¨¢ contenido en el sue?o franc¨¦s. Desde siempre. Los revolucionarios de 1789 imaginaron una naci¨®n abierta a todos los ciudadanos de Europa. Victor Hugo fue el primero que habl¨® de unos Estados Unidos de Europa. Despu¨¦s de la carnicer¨ªa de 1914-1918, Aristide Briand ya defend¨ªa la idea de Europa en nombre de la paz. En el momento de la liberaci¨®n, tanto para Jean Monnet como para Charles de Gaulle, construir Europa era reconstruir Francia. Fran?ois Mitterrand concibi¨® su presidencia en nombre de Europa. Esa es la perspectiva a la que me adhiero yo. Lo que deseo para mi pa¨ªs es que recupere el orgullo y la capacidad de renovar la promesa republicana dirigida a la juventud. ?Por qu¨¦ soy europeo? Porque Europa nos permite llegar a eso. Y si se produce una fractura entre Europa y la patria, entonces el peligro ser¨¢ perder al mismo tiempo la cohesi¨®n nacional y el ideal europeo.
P. ?Es lo que sucedi¨® en 2005 con el refer¨¦ndum?
R. Fue una seria advertencia. Y no se hizo caso. El reto actual es recuperar la confianza en nosotros mismos y en Europa. Lo que nos amenaza no es la naci¨®n, es el nacionalismo. No es Europa, es la falta de Europa.
P. ?Se arriesgar¨ªa a que Gran Breta?a abandone Europa?
R. Quiero un Reino Unido plenamente involucrado en la construcci¨®n de Europa, pero no puedo decidir por los brit¨¢nicos. He visto que por el momento les gustar¨ªa estar m¨¢s apartados. Los brit¨¢nicos est¨¢n vinculados por compromisos que asumieron en su d¨ªa. No pueden desentenderse. Ahora, por lo menos, hay que reconocerles que lo dicen a las claras. No est¨¢n ni en la eurozona ni en la uni¨®n presupuestaria. Por mi parte, no quiero obligarles.
P. ?Cu¨¢l es la mayor amenaza que pesa sobre Europa?
R. La de que ya no la queramos. La de que se considere, en el mejor de los casos, una mera ventanilla a la que acudamos, unos en busca de fondos estructurales, otros de pol¨ªtica agr¨ªcola y un tercero en busca de un cheque, y en el peor de los casos, un reformatorio. Tiene que dar sentido a su proyecto y eficacia a sus decisiones. Pero, a pesar de todo, Europa sigue siendo la m¨¢s bella aventura de nuestro continente. Es la primera potencia econ¨®mica del mundo, un espacio pol¨ªtico de referencia, un modelo social y cultural. Merece que reaccionemos para renovar la esperanza.
P. ?Ha pasado lo peor?
R. Lo peor, es decir, el temor a la ruptura de la eurozona, s¨ª, creo que ha pasado. Pero lo mejor no ha llegado todav¨ªa. Tenemos que construirlo nosotros.
Entrevista realizada por:
Sylvie Kauffmann (Le Monde), Angelique Chrisafis (The Guardian), Berna Gonz¨¢lez Harbour (EL PA?S), Jaroslaw Kurski (Gazeta Wyborcza), Alberto Mattioli (La Stampa) y Stefan Ulrich (S¨¹ddeutsche Zeitung)
Traducci¨®n: Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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