El exmayordomo del Papa cumplir¨¢ condena en una celda del Vaticano
El portavoz de la Santa Sede sigue sin descartar el perd¨®n de Benedicto XVI
Los designios del Papa tambi¨¦n son inescrutables. El pasado 6 de octubre, cuando Paolo Gabriele, el exmayordomo de Joseph Ratzinger, fue condenado a un a?o y medio de prisi¨®n por robar la correspondencia secreta del Pont¨ªfice, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aventur¨® con una sonrisa en los labios que exist¨ªa una posibilidad ¡°muy concreta y muy veros¨ªmil¡± de que Benedicto XVI concediera la gracia del perd¨®n a su otrora bien querido ayudante de c¨¢mara. La cuesti¨®n es que, al parecer, el Santo Padre se lo est¨¢ pensando.
El jesuita Lombardi ha hablado de nuevo, pero esta vez para decir que, al no existir acuerdo con Italia, Paoletto tendr¨ªa que cumplir los 18 meses en una celda del Vaticano, aunque no en aquella diminuta en la que fue recluido tras su detenci¨®n y en la que, seg¨²n denunci¨® el exmayordomo en el juicio, permaneci¨® la luz encendida durante los primeros 15 d¨ªas con sus noches, sino en la que ocup¨® despu¨¦s, m¨¢s espaciosa y con interruptor. No obstante, el portavoz del Vaticano sigue sin excluir la posibilidad de que, finalmente, Joseph Ratzinger se apiade de su antiguo mayordomo. No es descartable que incluso le busque un trabajo dentro del Vaticano ¡ªdonde sigue viviendo junto a su familia¡ª, aunque lejos de las cartas y las fotocopiadoras. Porque seg¨²n las motivaciones de la sentencia, cuyo texto completo se acaba de conocer, la acci¨®n de Paoletto se puede considerar un verdadero acto de robo, y no de apropiaci¨®n indebida, porque sab¨ªa perfectamente que aquello que estaba haciendo era il¨ªcito.
El juez Giuseppe Dalla Torre, presidente del Tribunal Vaticano y redactor de la sentencia, y sus colegas Paolo Papanti-Pelletier y Venerando Marano parecen tener claro que el modo con que Paolo Gabriele distrajo los papeles y se los entreg¨® al periodista Gianluigi Nuzzi se asemeja m¨¢s a las hechuras de un ladr¨®n que a las de un enviado del Esp¨ªritu Santo para limpiar la Iglesia. Se basan los jueces en la propia declaraci¨®n del detenido, el pasado 6 de junio, ante la Gendarmer¨ªa vaticana. Refiri¨¦ndose a su entrevista con el periodista Nuzzi, el exmayordomo reconoce: ¡°El encuentro, que tuvo lugar en octubre o tal vez en noviembre de 2011, dur¨® poco tiempo porque yo tem¨ªa ser reconocido por alguien. Habi¨¦ndole dicho que no quer¨ªa tener contactos telef¨®nicos tambi¨¦n por el temor de que ¨¦l estuviera controlado, Nuzzi me invit¨® a que el siguiente encuentro se produjera en su casa¡±.
Tal vez el punto m¨¢s importante de la sentencia es el que se refiere a los posibles c¨®mplices de Paolo Gabriele. Aunque en un principio Paoletto asegur¨® que no estaba solo en la conjura para limpiar el Vaticano, luego recapacit¨® y dijo que s¨ª, que actu¨® por libre, tal vez influido o ¡°sugestionado por las circunstancias ambientales¡± de la Santa Sede. El juez Dalla Torre intenta zanjar las dudas diciendo que de las investigaciones llevadas a cabo por la Gendarmer¨ªa no ¡°se desprenden pruebas de la complicidad¡± de nadie. Sobre la sugesti¨®n dice que, por raz¨®n de su cercan¨ªa al Papa, Paoletto hablaba con mucha gente sobre la situaci¨®n del Vaticano y pudo llegar ¡°al convencimiento subjetivo, aunque err¨®neo, de que ten¨ªa que hacer algo para defender al Santo Padre y a la Iglesia¡±.
Dicho en cristiano, aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. Paolo Gabriele ya ha declarado que no recurrir¨¢ la sentencia y si el fiscal tambi¨¦n renuncia se convertir¨¢ en definitiva. Solo queda pues pendiente el juicio a Claudio Sciarpelletti, el inform¨¢tico al que Paoletto confi¨® un sobre con documentos para que lo guardara o lo entregara a un tercero. El inform¨¢tico jura que ni siquiera conoc¨ªa el contenido del sobre, pero el pr¨®ximo 5 de noviembre tendr¨¢ que sentarse en el banquillo. Sciarpelletti puede estar tranquilo. A los jueces ya se les ha escapado que Paoletto actu¨® solo.
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