La ¨²ltima batalla del gallego Menoyo
El excomandante de la revoluci¨®n Eloy Guti¨¦rrez Menoyo, que pas¨® 22 a?os en la c¨¢rcel por rebelarse contra Castro, eligi¨® morir en Cuba como su gesto final por la reconciliaci¨®n
Hay personas que resumen en su trayectoria vital los avatares y cicatrices de un pa¨ªs mejor que cualquier tratado de historia. En el caso de Cuba, uno de esos personajes, sin duda, era Eloy Guti¨¦rrez Menoyo, fallecido el pasado 26 de octubre en La Habana despu¨¦s de pasar una vida entera peleando. Nacido en Madrid en 1934, hijo de una sufrida familia de republicanos que emigr¨® a Cuba tras la II Guerra Mundial, a los 23 a?os se alz¨® en armas contra la dictadura de Batista. Solo tres extranjeros bajaron de la sierra como comandantes: Menoyo, fundador del Segundo Frente Nacional, aut¨®nomo de la guerrilla de Fidel Castro; el norteamericano William Morgan, a sus ¨®rdenes en los montes del Escambray y luego acusado de pertenecer a la CIA (fue fusilado en 1961); y el argentino Che Guevara, muerto en Bolivia en 1967. Despu¨¦s de medio siglo de luchar por sus ideas a la brava, incluyendo 22 a?os de c¨¢rcel por levantarse contra Castro, Menoyo hizo de su muerte su ¨²ltima batalla.
A Menoyo lo apodaban en Cuba el Gallego por su origen espa?ol. Lo entrevist¨¦ muchas veces, la primera en 1993, en Miami, y entonces me cont¨® de forma muy gr¨¢fica el porqu¨¦ de su pasi¨®n por Cuba. ¡°Mi hermano Jos¨¦ Antonio muri¨® en el frente de Majadahonda combatiendo contra Franco. A mi padre, que era m¨¦dico, lo inhabilitaron tras la guerra por haber sido del ej¨¦rcito republicano. Recuerdo mi infancia en la Barceloneta con el miedo instalado en la familia; al ir al colegio, mi madre siempre nos dec¨ªa: cuidado, no habl¨¦is; no dig¨¢is nunca c¨®mo muri¨® vuestro hermano y que vuestro padre era republicano¡±. Carlos, el hermano mayor, march¨® al exilio en Francia y combati¨® contra las tropas nazis. Acabada la guerra, emigr¨® a Cuba y arrastr¨® con ¨¦l a toda la familia. ¡°En Cuba conoc¨ª realmente la libertad: hab¨ªa injusticias y corrupci¨®n, claro; pero yo entonces era un ni?o y no me daba cuenta de esas cosas, solo ve¨ªa que mi madre por primera vez no ten¨ªa miedo a hablar¡±.
Menoyo no comparti¨® el rumbo radical de la revoluci¨®n y al final de 1960 escap¨® en una lancha a Miami
La felicidad dur¨® poco. En 1952, antes de unas elecciones, Fulgencio Batista dio un golpe de Estado y Carlos entr¨® en la lucha clandestina. En marzo de 1957 dirigi¨® el comando que asalt¨® el Palacio Presidencial para ajusticiar a Batista, acci¨®n en la que perdi¨® la vida por lo que todav¨ªa hoy es considerado un m¨¢rtir revolucionario. Por aquel tiempo Menoyo ten¨ªa 23 a?os y era due?o de un famoso bar en el barrio del Vedado, el Eloy¡¯s Club. Pero a los pocos meses de la muerte de Carlos se alz¨® en el Escambray y fund¨® un frente guerrillero independiente al que Fidel ten¨ªa en Sierra Maestra.
Una an¨¦cdota famosa de entonces refleja su car¨¢cter. A finales de 1958, Guevara hab¨ªa llegado al Escambray, en la provincia central de Las Villas, y por orden de Castro negoci¨® con Menoyo el reparto de las zonas rebeldes entre los dos grupos. Fue un acuerdo largo y dif¨ªcil, y a la hora de suscribirlo Guevara firm¨® ¡°Che¡±. Eloy consider¨® aquello poco serio y estuvo a punto de romper el trato: ¡°Si tu firmas Che yo pongo Gallego y pa¡¯l carajo¡±.
El pacto del Pedrero finalmente fue sellado el 1 de diciembre de 1958. Un mes despu¨¦s el Che tom¨® la ciudad de Santa Clara y Menoyo la de Cienfuegos. El 1 de enero de 1959, un d¨ªa antes que las tropas de Castro, Menoyo entr¨® en La Habana y rindi¨® el cuartel de Columbia, coraz¨®n del ej¨¦rcito de Batista. Pero las discrepancias pronto empezaron. Menoyo no comparti¨® el rumbo radical de la revoluci¨®n y al final de 1960 escap¨® en una lancha a Miami, inaugurando una ruta que despu¨¦s seguir¨ªan muchos cubanos.
Al llegar a EE UU estuvo meses detenido. Rechaz¨® participar en la invasi¨®n de Bah¨ªa de Cochinos por estar organizada por la CIA y ser sus integrantes en su mayor¨ªa exiliados batistianos. Sin embargo, despu¨¦s dirigi¨® Alfa 66, el grupo anticastrista que m¨¢s atentados y sabotajes realiz¨® durante a?os. El 28 de diciembre de 1964 desembarc¨® armado hasta los dientes por la zona de Baracoa y despu¨¦s de un mes fue capturado. ¡°Me pusieron una venda en los ojos y cuando me la quitaron estaba delante Fidel. Me dijo: ¡®Oye Gallego, yo sab¨ªa que t¨² volv¨ªas, pero tambi¨¦n sab¨ªa que te iba a agarrar¡±. Fue condenado a muerte y la pena le fue conmutada por 30 a?os de c¨¢rcel. En prisi¨®n fue sancionado a 25 a?os m¨¢s por organizar una c¨¦lula pol¨ªtica entre los prisioneros. Eloy fue un plantado y rechaz¨® siempre los planes de reeducaci¨®n y el uniforme de preso, por lo que pas¨® ¡°a?os de presidio en calzoncillos¡±, sol¨ªa contar. El golpe de un carcelero le hizo perder la visi¨®n y pr¨¢cticamente no conoci¨® a su hija mayor, Patricia, hasta despu¨¦s de ser liberado gracias a las gestiones del expresidente espa?ol Felipe Gonz¨¢lez, en 1986.
¡°Nunca he sido un disidente, yo no me he apartado de la revoluci¨®n, pero no se hizo para que hubiera un partido ¨²nico¡±
Empez¨® entonces para Menoyo otra batalla. Se fue a Miami, se cas¨® de nuevo, tuvo tres hijos y en 1993 fund¨® all¨ª el grupo Cambio Cubano. ¡°Yo no tengo derecho a inculcarles odio a mis hijos por lo que yo sufr¨ª¡±, me dijo en aquella primera entrevista. ¡°Por el bien de Cuba es necesario el di¨¢logo entre el exilio y el r¨¦gimen para alcanzar la reconciliaci¨®n¡±. Por aquella actitud Menoyo fue despreciado por el exilio duro y tildado de ¡°dialoguero¡± por la Fundaci¨®n Nacional Cubano-Americana. En 1995, viaj¨® a Cuba y se entrevist¨® con Castro: ¡°Si yo me hubiera dejado llevar por el revanchismo le habr¨ªa reprochado que ¨¦l me jodi¨® la vida, y ¨¦l probablemente me habr¨ªa respondido justificando el pasado. Pero no. ¡®No vamos a hablar del pasado, no tiene sentido; hablemos del futuro¡¯, le dije¡±. A partir de entonces el excomandante empez¨® a reclamar al Gobierno un espacio legal para hacer oposici¨®n dentro de la isla. Nunca le respondieron y, en vista de ello, durante un viaje con su familia, ya pr¨¢cticamente ciego, rompi¨® el pasaporte y dijo que no regresaba m¨¢s a Miami. ¡°Me quedo en mi pa¨ªs, que es mi derecho¡±, plante¨®. Muchos emigrados har¨ªan lo mismo despu¨¦s.
Hace meses, al despedirnos en La Habana ¡ªya estaba enfermo del aneurisma que se lo llev¨® a la tumba¡ª me record¨® lo que dijo cuando decidi¨® permanecer en la isla: ¡°Nunca he sido un disidente, yo no me he apartado de la revoluci¨®n por la que luch¨¦. Me considero revolucionario porque sigo creyendo en esa revoluci¨®n, que no se hizo para que hubiera un partido ¨²nico. Soy revolucionario porque las cosas en Cuba deben cambiar revolucionariamente, no en 10 o 20 a?os. Esperar con los brazos cruzados a que muera Castro ser¨ªa una irresponsabilidad, un desastre¡±. Al salir por la puerta, sabiendo ya que no ¨ªbamos a vernos m¨¢s, hizo un gui?o: ¡°Tranquilo, que por m¨ª no hay problema: yo ya he echado la vida en esto¡±. No logr¨® el espacio pol¨ªtico que deseaba, pero para el gallego Menoyo morir en Cuba fue su ¨²ltimo acto de entrega y su ¨²ltima batalla.
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