Amarga derrota del Tea Party en el Congreso
Los votantes castigan al Partido Republicano por bloquear las iniciativas del Gobierno y dar voz a los conservadores radicales
En la nueva legislatura, la gran dama de la izquierda norteamericana ocupar¨¢ el preciado esca?o Kennedy y una senadora homosexual entrar¨¢ por primera vez en el Capitolio. Recuperando una iniciativa perdida en las elecciones legislativas de 2010, los dem¨®cratas conservar¨¢n la preeminencia que tienen en el Senado desde 2006. La noche del martes los republicanos se aferraron a la mayor¨ªa de la C¨¢mara de Representantes como pudieron, perdiendo unos pocos esca?os, en un signo de rechazo nacional al bloqueo al que han sometido al Capitolio en los pasados dos a?os, y al hecho de que dieran un lugar tan protagonista al radical ideario del movimiento del Tea Party.
Hace solo unos meses estas elecciones auguraban una amarga derrota para los legisladores dem¨®cratas. Finalmente no tuvieron ni que librar una batalla. Los propios republicanos se acabaron inmolando. Las primarias, cautivas del Tea Party, encumbraron a personajes ultramontanos que en campa?a hablaron de extra?as violaciones ¡°leg¨ªtimas¡± que provocaban embarazos ¡°porque dios lo quiere¡±. Las puertas del Capitolio se cerraron para los padres de esas frases, Todd Akin, de Misuri, y Richard Mourdock, de Indiana.
El caso de Mourdock es una lecci¨®n que debe aprender ahora el Partido Republicano. El senador Richard Lugar, un experto en pol¨ªtica internacional, voz muy respetada en Washington, ocupaba ese esca?o desde 1977. Al Tea Party le pareci¨® demasiado moderado, y logr¨® desbancarle, para regalarle la candidatura republicana a Richard Mourdock, tesorero del Estado de Indiana. Mourdock se opon¨ªa a la reforma migratoria, al matrimonio gay, al aborto en cualquier instancia y a todo lo que tuviera olor a moderaci¨®n. En octubre dijo aquello de que pensaba que los embarazos surgen a veces de violaciones porque ¡°dios lo quiere¡±.
De ese modo, los republicanos perdieron un esca?o que era suyo por derecho, en una zona intensamente conservadora, por un nada desde?able 6% de los votos. En Misuri, Akin, el que habl¨® en agosto de ¡°violaciones leg¨ªtimas¡±, le abri¨® el camino a la reelecci¨®n a Claire McAskill, una dem¨®crata que entre marzo y agosto hab¨ªa estado cuatro puntos por debajo de su contrincante en los sondeos. Otra republicana moderada que se fue, en este caso por voluntad propia, fue Olympia Snowe, de Maine. All¨ª, los electores prefirieron a un independiente, Angus King, antes que al representante que el Tea Party hab¨ªa elegido.
En Wisconsin, los electores hicieron historia. Enviaron a Washington a Tammy Baldwin, una dem¨®crata que decidi¨® no ocultar su homosexualidad en la campa?a electoral. A los votantes les import¨® finalmente bien poco lo que hiciera en la intimidad de su dormitorio. Aunque las encuestas le auguraban un empate t¨¦cnico con su contrincante, el republicano Tommy Thompson, al final Baldwin logr¨® una s¨®lida victoria con una ventaja del 5%. En enero ser¨¢, formalmente, la primera senadora abiertamente gay en entrar en el Capitolio.
Elizabeth Warren, una estrella en ciernes del Partido Dem¨®crata, logr¨® poner punto y final a la aventura del Tea Party en Massachusetts. Hace dos a?os, Scott Brown, un candidato c¨¦lebre m¨¢s que nada por conducir una camioneta, hab¨ªa logrado quitarle a los dem¨®cratas un esca?o del Senado que hab¨ªa sido suyo desde 1953. No era adem¨¢s cualquier esca?o: lo hab¨ªa ocupado John F. Kennedy y lo hab¨ªa heredado su hermano, Ted, fallecido en 2009. Warren, profesora en Harvard, es lo m¨¢s parecido a un pol¨ªtico de izquierdas que puede haber en EE UU, una feroz cr¨ªtica de los excesos del sector bancario y financiero.
El mensaje de Warren en la noche electoral fue claro: ¡°Vamos a igualar el campo. Y vamos a crear empleo con ello. A todos los peque?os empresarios que est¨¢n cansados de un sistema que est¨¢ manipulado en su detrimento, les digo que a esos peces gordos les vamos a hacer rendir cuentas¡±. En Ohio, el senador dem¨®crata Sherrod Brown desbanc¨® a otra de las joyas del Tea Party, un joven de 35 a?os, llamado Josh Mandel, cuyo principal logro fue servir en el Marine Corps, destinado a Irak. En campa?a, se le not¨® la inexperiencia. Enardecido en una ciudad minera, lleg¨® a decir que si Barack Obama quiere cerrar m¨¢s minas de carb¨®n ¡°deber¨¢ matarnos primero¡±.
Esas estridencias se pagaron caras la noche del martes. Los votantes, dem¨®cratas y republicanos, dijeron basta. Pidieron que vuelva la raz¨®n a Washington. La fundadora del grupo pol¨ªtico del Tea Party en el Capitolio, la representante Michelle Bachmann, se aferr¨® a su esca?o como pudo. A punto estuvo de perderlo. Ya en la madrugada se la declar¨® ganadora por un m¨ªnimo 1,2% de los votos. Lejos quedaban aquellos d¨ªas en que aspir¨® a la presidencia y se lleg¨® a medir con Mitt Romney.
En la C¨¢mara de Representantes, que junto al Senado conforma el Congreso, los dem¨®cratas lograron modestos avances. Lograron desbancar a representantes del Tea Party en Florida, Nueva York, Illinois e incluso Utah. Muchos de ellos lo vieron como un triunfo, ya que, al menos, no se repiti¨® la debacle de 2010.
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