Petraeus acepta testificar ante el Congreso por el ataque de Libia
El general retirado dimiti¨® la semana pasada tras admitir una infidelidad conyugal, lo que ha dado mayor relevancia a lo sucedido en Bengasi el 11 de septiembre
David Petraeus, general retirado que dimiti¨® la semana pasada como director de la CIA tras admitir haber mantenido una relaci¨®n extramatrimonial, ha decidido testificar voluntariamente en las diferentes sesiones que se desarrollar¨¢n a lo largo de esta semana en el Congreso de EE UU sobre el ataque sufrido en el consulado de este pa¨ªs en Bengasi (Libia) y en el que muri¨® el embajador Chris Stevens y otros cuatro ciudadanos norteamericanos el pasado 11 de septiembre.
Petraeus deb¨ªa de comparecer el jueves ante sendas audiencias ¨Ca puerta cerrada- de los comit¨¦s de Inteligencia de ambas c¨¢maras del Congreso. Pero su presencia qued¨® en duda tras su reciente dimisi¨®n y el posterior esc¨¢ndalo ¨Ccada d¨ªa con m¨¢s protagonistas y relevantes nombres propios, que ya alcanza al m¨¢ximo responsable militar de las tropas en Afganist¨¢n, el general John Allen-. Finalmente, lo har¨¢ este viernes, seg¨²n ha confirmado la cadena CBS.
Seg¨²n ha informado la senadora Dianne Feinstein ¨Cdem¨®crata de California y presidenta del Comit¨¦ de Inteligencia del Senado-, Petraeus ha aceptado testificar aunque no se ha cerrado en qu¨¦ d¨ªa lo har¨¢. La cadena de televisi¨®n NBC apuntaba a que lo har¨ªa ma?ana jueves como estaba previsto pero Fox indicaba que ser¨ªa el viernes.
Feinstein ha dejado claro que la comparecencia de Petraeus se limitar¨¢ exclusivamente al ataque de Libia. ¡°Tiene muchas ganas de venir ante la comisi¨®n¡±, ha dicho la senadora. ¡°As¨ª que vamos a trabajar en todos los detalles¡±, ha finalizado Feinstein, que ha calificado al exgeneral como ¡°una persona responsable¡±. No habr¨¢ declaraciones sobre el vodevil amoroso que ha dejado atr¨¢s el tri¨¢ngulo y ha escalado hasta el pent¨¢gono ¨Ccon un agente del FBI implicado, que ser¨ªa la quinta persona en liza-.
Tras la dimisi¨®n del general de cuatro estrellas el viernes pasado, varios grupos de congresistas manifestaron que el esc¨¢ndalo amoroso no era raz¨®n para que no tuvieran la versi¨®n de los hechos de primera mano del hombre que estaba al frente de la CIA justo cuando agentes de su organizaci¨®n tambi¨¦n sufrieron el ataque perpetrado contra los empleados del Departamento de Estado en Bengasi.
De hecho, la espiral amorosa en la que se ha convertido el culebr¨®n sobre Petraeus, lejos de obscurecer la investigaci¨®n sobre Libia le ha dado m¨¢s relieve, ya que cuestiona la profesionalidad del m¨¢ximo responsable del espionaje norteamericano y si la seguridad de la agencia pudo estar comprometida.
La Administraci¨®n de Barack Obama calific¨® en un primer momento el ataque como un acto ¡°espont¨¢neo¡± de una masa enfurecida que protestaba contra un v¨ªdeo que ridiculizaba a Mahoma. Posteriormente, la Casa Blanca defini¨® lo sucedido como un ataque terrorista de Al Qaeda. Desde entonces, Obama ha estado bajo presi¨®n ¨Cla campa?a electoral se vio afectada por las cr¨ªticas de que el presidente no hizo lo suficiente para proteger a su gente- y representantes republicanos en la C¨¢mara de Representantes abrieron audiencias para analizar la situaci¨®n de seguridad previa a los ataques. Seg¨²n el testimonio de un antiguo jefe de un equipo de seguridad norteamericano en Libia, se retir¨® protecci¨®n antes del fatal ataque a la legaci¨®n y los funcionarios estadounidenses estaban desprotegidos.
Mientras Petraeus se prepara para dar su versi¨®n de los hechos, en Capitol Hill reclaman saber cu¨¢ndo supo el general retirado que el FBI le estaba investigando sobre su infidelidad con su bi¨®grafa, Paula Broadwell, y si el conocimiento de esa investigaci¨®n influy¨® en su declaraci¨®n del 14 de septiembre sobre el asalto en Libia pocos d¨ªas antes. Entonces, el laureado general corrobor¨® la versi¨®n oficial de que el ataque hab¨ªa llegado de la mano de una turba enajenada.
Antes de que se confirmara la presencia de Petraeus en el Congreso, pol¨ªticos de ambos partidos estuvieron considerando la posibilidad de citar a declarar al militar como un ciudadano privado en posesi¨®n de informaci¨®n relevante para el esclarecimiento del caso que se investiga en el Capitolio. Haber obligado a comparecer a Petraeus no hubiera sido f¨¢cil y sobre todo hubiera dejado su honorabilidad por los suelos.
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