Bal Thackeray, el padrino ultra de Bombay
L¨ªder extremista hind¨², fund¨® el Shiv Sena y atiz¨® la lucha contra los musulmanes en la capital financiera india
El indio Bal Thackeray (Bombay, 1926-2012) ten¨ªa nombre de autor de novela victoriana y una estampa flower power: t¨²nicas azafr¨¢n, sartas de cal¨¦ndulas al cuello, gafas de visi¨®n panor¨¢mica, melenas. Pero detr¨¢s de su apariencia pinturera, el l¨ªder del movimiento extremista hind¨² Shiv Sena encerraba un caudal de odio que, desatado, se cobr¨® cientos de vidas en Bombay en 1992: azuz¨® a sus huestes contra los musulmanes de la ciudad, con el resultado de 900 muertos (casi 600, de esa confesi¨®n) y miles de desplazados. Por ¨¦l, la capital financiera de India fue renombrada Mumbai, libre de resabios coloniales. El s¨¢bado muri¨® en ella de un ataque al coraz¨®n y el domingo fue cremado con honores de s¨¢ndalo.
Admirador t¨¢cito de Hitler, Thackeray era caricaturista en un diario local cuando, en 1966, fund¨® el Shiv Sena. El nombre del movimiento era toda una declaraci¨®n de principios: Sena significa ej¨¦rcito y Shiv recuerda a Shivaji, un rey guerrero del siglo XVII que infligi¨® mortales derrotas a los mogoles. El Shiv Sena ech¨® a andar para reivindicar los derechos de los "hijos de la tierra", los marathis, mayor¨ªa en la ciudad y el Estado de Maharashtra. Thackeray, en teor¨ªa, s¨®lo reclamaba un trato preferente para ellos en la Administraci¨®n y las empresas, pero pronto empez¨® a hostigar a los que no lo eran: primero, a los inmigrantes; luego, a otras minor¨ªas.
El sistema pol¨ªtico indio, monopolizado durante d¨¦cadas por el Partido del Congreso , no repar¨® al principio en la amenaza ultra del Shiv Sena; al rev¨¦s, lo vio como un contrapeso a la izquierda. Pero a base de amedrentar a comerciantes sure?os y introducirse en el poder local de la ciudad, Thackeray se creci¨®: imbuido de hindutva (hinduidad, podr¨ªa traducirse; el hinduismo como bandera pol¨ªtica) desarroll¨® una ret¨®rica antimusulmana que prendi¨® fuego a Bombay tras los sucesos de Ayodhya de 1992 (la demolici¨®n de una mezquita levantada sobre un oratorio hind¨²). Entre diciembre de 1992 y enero de 1993 Bombay fue escenario de todo tipo de tropel¨ªas protagonizadas por militantes del Shiv Sena; una org¨ªa de sangre y destrucci¨®n. La criminalizaci¨®n de la minor¨ªa era patente: "Verdad desagradable: los musulmanes son m¨¢s proclives a delinquir que los hind¨²es", rezaba entonces el titular de un medio local citado por el escritor Suketu Mehta en Ciudad total (Mondadori), una gran cr¨®nica sobre la ciudad y la forja del Shiv Sena. En Bombay los musulmanes son 1,5 veces m¨¢s numerosos que en el resto del pa¨ªs (17% de la poblaci¨®n, frente al 12%).
Tejiendo apoyos o adeudando favores, Thackeray se hizo grande y en 1995 el Shiv Sena se coalig¨® con un partido de implantaci¨®n nacional, el Bharatiya Janata (nacionalista hind¨²), en el Gobierno del Estado de Maharashtra. Pero ¨¦l nunca ocup¨® cargo oficial alguno, porque no fue un l¨ªder pol¨ªtico, sino un padrino, un sahib (se?or) conseguidor que arbitraba disputas o consegu¨ªa vivienda o trabajo, cuando no dictaba sentencias sobre cualquier cosa: la decencia de algunos filmes de Bollywood, por ejemplo, o la pertinencia de un concierto en la ciudad de Michael Jackson, cuenta Mehta en su libro. ?l se limitaba a mover sus peones: prohombres en los centros de poder o matones en el hampa de Bombay.
Thackeray, tambi¨¦n llamado El Tigre (el felino es el emblema del movimiento), fue pol¨¦mico, demagogo, bromista en sus discursos; un "comunicador refinado" le llam¨® el s¨¢bado el primer ministro indio, Manmohan Singh, a guisa de epitafio. Sali¨® indemne de todos los desmanes que azuz¨® y tambi¨¦n de unas cuantas acusaciones (fue imputado por incitar al odio racial tras pedir a los hind¨²es que formaran escuadrones suicidas antimusulmanes), y ahora deja a su hijo Uddhav al frente del Shiv Sena, una criatura violenta y proteica.
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