Cr¨®nica de un accidente anunciado
Los muertos de Gaza tienen para Morsi un valor ret¨®rico, demag¨®gico y pol¨ªtico bastante m¨¢s alto que los del accidente de Manfalut
Egipto. Provincia de Asiut, distrito de Manfalut, unos 300 km al sur del Cairo, s¨¢bado 17 de noviembre, 7 de la ma?ana.
La cadena met¨¢lica que sirve de barrera en el paso a nivel est¨¢ levantada. Sin embargo, las se?ales sonoras y luminosas advirtiendo de una llegada inminente del tren est¨¢n activadas.
Un autob¨²s en el que viaja un grupo de ni?os a una escuela situada a 25 km de all¨ª para su clase de Cor¨¢n, se acerca. Sin prestar demasiada atenci¨®n a las se?ales activadas ni a las v¨ªas, el conductor pisa el acelerador para atravesarlas.
El empleado de la sociedad de ferrocarril de turno, que tendr¨ªa que estar vigilando, duerme en su cabina.
?El maquinista?¡ ?tambi¨¦n est¨¢ durmiendo!
Lo que ten¨ªa que suceder en estos casos, sucedi¨®.
El terrible accidente anunciado sucedi¨®. Tras la colisi¨®n, el tren sigui¨® arrastrando al autob¨²s unos tres kil¨®metros, llev¨¢ndose la vida de m¨¢s de cincuenta ni?os.
Las primeras ambulancias llegan. ?Son las 9 de la ma?ana! Es decir, ?dos horas m¨¢s tarde!
Entretanto, son los familiares de las v¨ªctimas quienes han tenido que recoger y agrupar los restos de los cuerpos y enseres de sus hijos.
Los que han tenido m¨¢s suerte y pueden ser trasladados al hospital se dan cuenta que la pesadilla no ha terminado. Algunos padres tienen que pedir dinero prestado para poder comprar vendas y desinfectantes b¨¢sicos para poder curar a sus hijos.
En efecto, el hospital no dispone del material sanitario necesario para llevar a cabo los primeros auxilios.
Y mientras tanto, en El Cairo, las horas pasan. Hay que esperar 7 horas, para que el ministro de Informaci¨®n haga declaraciones oficiales acerca de lo sucedido.
Las vidas humanas, en Egipto como en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del tercer mundo, no valen mucho. Si a esto a?adimos el hecho de que se trata de ni?os desfavorecidos, del remoto mundo rural¡ a¨²n menos.
El problema para los nuevos dirigentes de Egipto es que estas informaciones viajan ahora a una velocidad y con un impacto casi tan importantes como los implicados en el accidente de Manfalut.
El problema es que los principales culpables no son ni el maquinista, ni el vigilante, ni el conductor de autob¨²s, ni los m¨¦dicos del hospital que no ten¨ªan material m¨¦dico, ni los conductores de las ambulancias que tardaron en llegar. Claro que ¨¦stos tienen parte de responsabilidad en esta desgracia. Pero los verdaderos culpables de tales situaciones, son los pol¨ªticos que se aprovechan de su pueblo, de la desgracia de su pueblo, que en gran medida ellos mismos han causado, o est¨¢n manteniendo.
El problema es que la vida de un Egipcio desfavorecido, no vale mucho a sus ojos. 5000 Libras egipcias de indemnizaci¨®n para las familias de las v¨ªctimas¡ ?Sale m¨¢s caro comprarse un Smartphone!
El problema es que parece que a los pol¨ªticos de turno ¨Cy los turnos en pa¨ªses como Egipto suelen ser bastantes largos-, los muertos de Gaza, que no superaban las cifras de las v¨ªctimas por el accidente de tren cuando ¨¦ste ocurri¨®, tienen un valor ret¨®rico, demag¨®gico y pol¨ªtico bastante m¨¢s alto que los del accidente de Manfalut.
Esta situaci¨®n no cambiar¨¢, hasta que las condiciones de vida y de trabajo de la gran mayor¨ªa de los Egipcios no mejoren, y no se les trate con dignidad.
Y finalmente, el gran problema, es que este medio centenar de v¨ªctimas no es el primer caso, ni ser¨¢ el ¨²ltimo como ocurriera con Mubarak y sigue inexorablemente ocurriendo con el se?or Morsi. El Egipto postrevolucionario se parece demasiado al prerevolucionario contra el cual se sublevaron tantos j¨®venes con ideales y sue?os sin cumplir.
Eva S¨¢enz-Diez Jaccarini es Investigadora sobre el Mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n (Universidad Aut¨®noma de Madrid, Universidad de Par¨ªs 8)
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