Sarkozy se libra de ser imputado por falta de pruebas
El expresidente respira ¡°aliviado¡± despu¨¦s de que los jueces no hallaran elementos suficientes para acusarle en el caso Bettencourt, mientras su partido, la UMP, se hunde en el caos
La fotograf¨ªa tomada en Burdeos el jueves por la noche era un poema. Nicolas Sarkozy sal¨ªa en coche del palacio de Justicia, sentado en el asiento de atr¨¢s con sus abogados, con el rostro desencajado mientras hablaba por el m¨®vil. Tras doce horas de interrogatorio, los jueces que instruyen el sumario del caso Bettencourt dieron marcha atr¨¢s en su idea de imputar al expresidente de la Rep¨²blica y le concedieron el estatuto penal de testigo asistido, una figura creada en 1987 para los sospechosos de haber cometido delitos y que est¨¢ a medio camino entre la m¨¢s ben¨¦vola (testigo normal) y la peor (imputaci¨®n formal). De forma que Sarkozy salva de forma casi definitiva el primer asalto judicial, de los tres que puede tener por delante, y como confes¨® a sus amigos el viernes, respir¨® ¡°aliviado¡±. Su carrera pol¨ªtica puede continuar, desde la ausencia actual, y quiz¨¢ llegue a tiempo de salvar a su partido, la UMP, de una fractura que parece irremediable.
Pero, en realidad, la comparecencia de Sarkozy no deja en buen lugar al ex jefe del Estado. Los jueces no han encontrado pruebas ¡°graves y concordantes¡± que permitan su imputaci¨®n, y precisamente por eso le declaran testigo asistido, lo que significa que los indicios de que cometi¨® el delito subsisten, aunque no se sostendr¨ªan en un juicio ya que no hay testigos directos ni elementos materiales que lo prueben.
La l¨ªnea de defensa del expresidente, seg¨²n inform¨® Le Monde, se bas¨® precisamente en ese punto: ante los tres jueces de Burdeos y su declarada intenci¨®n de acusarle formalmente, Sarkozy y su abogado, Thierry Herzog, subrayaron que no hay testigos ni pruebas materiales que confirmen las sospechas que pesan sobre ¨¦l.
El desenlace supone una victoria para el ex l¨ªder de la UMP, aunque algunos puedan pensar que se trata de un triunfo p¨ªrrico. Por un lado, Sarkozy puede considerarse casi a salvo del todo del oprobio de ser el segundo jefe del Estado franc¨¦s acusado formalmente, tras su antecesor Jacques Chirac, que fue condenado el a?o pasado a dos a?os de c¨¢rcel por crear empleos ficticios cuando era alcalde de Par¨ªs.
Si aparecieran nuevos testigos o pruebas, los magistrados podr¨ªan imputarle finalmente, pero no parece probable porque la comparecencia de Sarkozy se considera el acto final de la instrucci¨®n de un caso en el que hay ya cinco imputados: el ex ministro y extesorero de la campa?a de Sarkozy en 2007, Eric Woerth; el administrador de la fortuna de Lilian Bettencourt, Patrice de Maistre; el artista y?prot¨¦g¨¦ de la anciana, Fran?ois Marie Banier, el exabogado de la heredera, Pascal Wilhelm, y su exfiscalista, Fabrice Goguel.
El problema es que la verdad judicial y la verdad period¨ªstica no siempre coinciden. Y que Sarkozy haya sido interrogado durante 12 horas por ¡°abusar de la debilidad¡± de una multimillonaria senil y cobrar grandes sumas de dinero al menos en dos momentos de su reciente carrera, tiene mal encaje con la idea que el p¨²blico tiene de un pol¨ªtico honesto y transparente.
Seg¨²n se lee en el auto judicial, Sarkozy visit¨® la casa de los Bettencourt en Neuilly sur Seine en febrero de 2007, cuando arrancaba la campa?a presidencial que le llev¨® al El¨ªseo. Era el momento en que, seg¨²n varios testigos, el administrador de la fortuna de la heredera, Patrice de Maistre, pidi¨® 150.000 euros a su contable, Claire Thibout, seg¨²n dijo para d¨¢rselos al tesorero de Sarkozy, Eric Woerth, imputado en el caso ¡°por tr¨¢fico de influencias pasivo y cobro de dinero¡±.
M¨¢s tarde, en noviembre de 2008, cuando Sarkozy ya era presidente, Patrice de Maistre, un hombre muy cercano a la UMP y que ha sido imputado por ¡°abuso de debilidad, complicidad en abuso de confianza y estafa agravada, abuso de bienes sociales y tr¨¢fico de influencias activo¡±, visit¨® al presidente en el El¨ªseo solo unos d¨ªas despu¨¦s de haber retirado 2 millones en met¨¢lico de una cuenta suiza de Madame Bettencourt. El juez Jean-Michel Gentil maneja la hip¨®tesis de que Sarkozy se enriqueci¨® personalmente y cobr¨® el dinero, seg¨²n Le Monde, pero a la vez piensa que la posibilidad no sirve para justificar por s¨ª sola nuevas investigaciones.
La reconstrucci¨®n del interrogatorio r¨ªo realizada por los medios franceses revela adem¨¢s que Sarkozy ha sido protegido por la suerte y blindado por los principales protagonistas del caso. Tanto De Maistre como Woerth han desmentido formalmente que Sarkozy cobrara aquellos 150.000 euros, y la principal testigo de esa entrega en met¨¢lico, la gobernanta de la casa, Nicole Berger, falleci¨® antes de poder confirmarlo ante los jueces.
Otra de las pruebas indirectas en poder de los magistrados es el diario ¨ªntimo incautado a Barnier, el dandy, fot¨®grafo y amigo de la viuda Bettencourt, sospechoso de haberle sacado millones de euros a la cuarta fortuna de Francia, y que el 26 de abril de 2007 anot¨®: ¡°De Maistre me ha preguntado si Sarkozy hab¨ªa vuelto a pedir dinero, y le he dicho que s¨ª¡±. Los jueces no han considerado que una prueba seria porque el propio artista minimiz¨® ante ellos la fiabilidad de su diario.
Hay otros elementos embarazosos en la causa. El principal es un n¨²mero muy alto de encuentros entre Sarkozy y el exfiscal de Nanterre, Philippe Courroye, que se encarg¨® del caso desde que se abri¨®. Entre 2008 y 2011, Sarkozy recibi¨® al menos ocho veces al fiscal en el El¨ªseo, coincidiendo con los momentos m¨¢s calientes del esc¨¢ndalo. Los jueces piensan que se trata de una injerencia del poder ejecutivo sobre el judicial, pero, a sus ojos, no constituye un delito perseguible.
La conclusi¨®n, viendo los datos objetivos, es que imputar a un exjefe del Estado nunca es f¨¢cil. Pero el calvario judicial de Sarkozy puede ser largo todav¨ªa. Los esc¨¢ndalos Karachi (presunta financiaci¨®n ilegal de la campa?a de Edouard Balladur en 1995), y sondeos del El¨ªseo (en el que ha sido denunciado por desviar fondos p¨²blicos para beneficiar supuestamente a la empresa de encuestas de su asesor, Patrick Buisson, que cobr¨® 3,3 millones) est¨¢n respectivamente en fase de instrucci¨®n e investigaci¨®n preliminar. Si en el primero parece dif¨ªcil que Sarkozy acabe imputado, el segundo podr¨ªa provocar un conflicto de competencias entre tribunales y una disputa sobre la impunidad legal del exjefe del Estado.
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