Italia se da una oportunidad con el centroizquierda
El Partido Democr¨¢tico sale reforzado de unas primarias que lo convierten en la ¨²nica alternativa a Monti
Hac¨ªa tiempo que Silvio Berlusconi vagaba como alma en pena. Ora se marchaba a ?frica con su amigo Flavio Briatore ora regresaba a alguna de sus mansiones en Italia para tratar de contener ¡ªrodeado de una cohorte de abogados y consejeros¡ª el avance de los jueces, la ruina de su partido pol¨ªtico, las p¨¦rdidas econ¨®micas de su imperio medi¨¢tico. Hac¨ªa tiempo que Berlusconi, v¨ªctima de continuos cambios de humor, no se llevaba una alegr¨ªa como la del domingo por la noche, cuando Pier Luigi Bersani, de 61 a?os, gan¨® a Matteo Renzi, de 37, la segunda vuelta de las primarias del centroizquierda italiano y se proclam¨® candidato del Partido Democr¨¢tico (PD) a las pr¨®ximas elecciones generales. Dice su c¨ªrculo ¨ªntimo que Berlusconi estaba convencido de que contra Renzi ¡ªjoven, cat¨®lico y liberal¡ª- no ten¨ªa nada que hacer, pero que la cosa cambia con Bersani: ¡°?Si lleva en pol¨ªtica m¨¢s a?os que yo y adem¨¢s es comunista!¡±.
No es Berlusconi el ¨²nico que considera que la derrota de Matteo Renzi, alcalde de Florencia y partidario de mandar al desguace a la vieja guardia del PD, deja al centroizquierda sin el mejor candidato, tal vez el ¨²nico capaz de arrastrar tras de s¨ª a un buen n¨²mero de votantes ¡ªtambi¨¦n de centroderecha¡ª desilusionados con la pol¨ªtica tradicional pero a su vez temerosos de entregar un cheque en blanco al Movimiento 5 Estrellas del c¨®mico Beppe Grillo, ya en el segundo puesto en las encuestas de intenci¨®n de voto. En las ¨²ltimas dos semanas, pero sobre todo durante el debate televisado del pasado mi¨¦rcoles, Renzi no tuvo empacho en criticar a su propio partido, pedir la jubilaci¨®n inmediata para los dirigentes del PD que llevan d¨¦cadas calentando el esca?o o abogar por el fin de la financiaci¨®n p¨²blica a los partidos pol¨ªticos. Supo combinar la presencia medi¨¢tica con la f¨ªsica ¡ªatraves¨® el pa¨ªs en una autocaravana¡ª y, a pesar de tener la maquinaria del partido y el 98% de los parlamentarios en contra, fue capaz de lograr el 39,2% de los votos en unas primarias abiertas que lograron movilizar a m¨¢s de tres millones de simpatizantes.
As¨ª pues, la primera y m¨¢s dif¨ªcil tarea del candidato Pier Luigi Bersani ¡ªun pol¨ªtico s¨®lido, que compensa su falta de carisma con una apariencia de persona honrada¡ª es lograr que el PD siga siendo un partido y no dos. Afianzar su 60,8% de votos y lograr que el 39,2% que apoy¨® a Renzi no busque otras causas. Tiene muchas bazas a su favor. Para empezar, su prestigio personal. Como actual secretario general del PD era tambi¨¦n el candidato autom¨¢tico a jefe de Gobierno, pero prefiri¨® jugarse democr¨¢ticamente su puesto en unas primarias abiertas. Lo hizo ¡ªpese a la oposici¨®n de la presidenta, Rosy Bindi¡ª y gan¨®. La siguiente baza es la actitud del alcalde de Florencia, que la noche electoral se apresur¨® a reconocer la derrota, felicitar al ganador y prometer lealtad. En un pa¨ªs donde ser joven punt¨²a en contra, Matteo Renzi tiene una prometedora carrera pol¨ªtica por delante. No hay quien no reconozca que su participaci¨®n en las primarias ha supuesto una bocanada de aire fresco que ha despertado al centroizquierda.
Y esa es la tercera y principal baza de Pier Luigi Bersani. Cuando en Italia ¡ªy no solo en Italia¡ª todo el mundo hablaba del desprestigio sin freno de la pol¨ªtica y de los pol¨ªticos, las primarias del centro izquierda han venido a demostrar que a¨²n hay espacio para creer en lo p¨²blico. La prueba m¨¢s clara son los m¨¢s de tres millones de simpatizantes que, acerc¨¢ndose a las urnas, aceptaron la responsabilidad de elegir a su candidato. Al final ser¨¢ Bersani, nacido en una familia cat¨®lica, convertido al comunismo en su juventud, dos veces ministro de centroizquierda ¡ªen los gobiernos de Romano Prodi y Massimo D¡¯Alema¡ª y, en la actualidad, un pol¨ªtico de profundo calado capaz de jugarse su futuro pol¨ªtico dos veces en un a?o. Primero, apoyando con su voto las reformas ¡ªno siempre populares¡ª de Mario Monti y, ahora, someti¨¦ndose a las primarias. El premio es un horizonte razonablemente despejado.
Porque el resto del panorama pol¨ªtico italiano es desolador. Aun no se sabe la fecha exacta de las elecciones, ni bajo qu¨¦ ley electoral se celebrar¨¢n, ni si Monti aceptar¨¢ finalmente la invitaci¨®n de la ¨¦lite empresarial para saltar a la arena pol¨ªtica o si esperar¨¢ agazapado una segunda oportunidad t¨¦cnica, solo posible si la pol¨ªtica vuelve a fracasar. Los guardianes de la moralidad ¡ªel exfiscal Antonio di Pietro o el c¨®mico Beppe Grillo¡ª observan comportamientos preocupantes: un programa de investigaci¨®n caz¨® a Di Pietro como feliz propietario de decenas de inmuebles y Grillo cada d¨ªa tiene ideas m¨¢s extra?as, como prohibir a sus correligionarios salir en televisi¨®n. Y luego, claro est¨¢, nunca hay que perder de vista a Berlusconi, con la soga judicial cada vez m¨¢s cerca, sin saber si escaparse a ?frica o volver a la pol¨ªtica. So?ando que nada ha cambiado y que su grito de guerra electoral puede volver a funcionar: "?Que vienen los comunistas!".
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