El papa blinda a su secretario frente a las intrigas del Vaticano
George G?nswein ha sido nombrado prefecto de la Casa Pontificia y ser¨¢ ordenado arzobispo
Benedicto XVI, de 85 a?os, acaba de regalar a su secretario particular, George G?nswein, de 56, un blindaje muy eficaz contra las intrigas del Vaticano. Se trata del nombramiento como prefecto de la Casa Pontificia y su ordenaci¨®n ¨Cel pr¨®ximo d¨ªa 6¡ª como arzobispo. La medida hay que interpretarla al socaire del caso Vatileaks, la filtraci¨®n masiva de documentos privados de Joseph Ratzinger. El padre Georg no solo no ha perdido la confianza del Pont¨ªfice, sino que ahora se convierte en una pieza fundamental del final del papado. No habr¨¢ actividad, ni privada ni p¨²blica, de Ratzinger que no sea supervisada por G?nswein.
Es el resultado de una vieja amistad. El padre Georg, nacido el 30 de julio de 1956 en Waldshut, en la Selva Negra, fue ordenado sacerdote con 27 a?os y en 1996 se incorpor¨® a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe ¡ªla antigua Inquisici¨®n¡ª, cuyo prefecto era Joseph Ratzinger, quien tras ser elegido Papa en 2005 lo nombr¨® su secretario personal. G?nswein enseguida alcanz¨® notoriedad por su juventud en un reino dirigido por ancianos y, sobre todo, por su agraciado aspecto f¨ªsico. Pero fue tras el caso Vatileaks?¡ªtras el que el mayordomo Paolo Gabriele es por el momento el ¨²nico condenado por filtrar los secretos del Papa¡ª, cuando los focos se volvieron con m¨¢s inter¨¦s hacia el papel que en el pol¨¦mico asunto pudo haber jugado el padre Georg, uno de los miembros de la llamada Familia Pontificia, los residentes en el apartamento del Papa.
Ahora todas las dudas han quedado disipadas. Tras el nombramiento como cardenal del anterior prefecto, el arzobispo estadounidense James Michael Harvey, el Papa decidi¨® poner a su estrecho colaborador al frente de la Casa Pontificia. Adem¨¢s de los asuntos cotidianos ¡ªcorrespondencia, viajes, discursos¡ª, monse?or G?nswein se convertir¨¢ en el guardi¨¢n m¨¢s poderoso de los intereses del Papa, un hombre anciano y enfermo rodeado por los lobos?¡ªen expresi¨®n de L¡¯Osservatore¡ª que siguen campando en la Curia vaticana.
Ahora tendr¨¢n que v¨¦rselas con un arzobispo deportista, conocedor de varios idiomas y quien, hace algunos d¨ªas, defini¨® as¨ª su propia funci¨®n en el Vaticano: ¡°Personalmente, he considerado mi papel de servicio hacia el Papa como si fuera un vidrio. Si se ensucia, si se rompe, sigue siendo un vidrio, pero ya no funciona como es debido. Debo dejar que entre el sol, pero cuanto menos se vea el vidrio, mejor. Si no se ve, quiere decir que est¨¢ haciendo bien su trabajo¡±. Y luego a?adi¨®: ¡°Hay vientos hostiles, y si tocan al Santo Padre, a veces tambi¨¦n tocan a su secretario. El sufrimiento forma parte del V¨ªa Crucis¡±.
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