Monti ni se va ni se queda
Italia sigue en vilo a la espera de que el primer ministro desvele si se presenta a las elecciones
D¨ªa tras d¨ªa, los periodistas italianos no tienen m¨¢s remedio que escribir sobre papel mojado. Lo que digan Silvio Berlusconi y sus empleados, o Pier Luigi Bersani y sus inc¨®modas viejas glorias del centroizquierda, tiene una importancia relativa. Se mueven, tambi¨¦n ellos, sobre las arenas movedizas de la especulaci¨®n. A todos ¡ªpol¨ªticos, periodistas y sufrido p¨²blico¡ª les falta el dato fundamental. ?Qu¨¦ har¨¢ finalmente Mario Monti? ?Se presentar¨¢ a las elecciones o aguardar¨¢ los resultados en su c¨®modo asiento de senador vitalicio?
La ma?ana de ayer, felizmente, el primer ministro t¨¦cnico subi¨® al palacio del Quirinal a ver al presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, al igual que hab¨ªa hecho el pasado 8 de diciembre justo antes de anunciar su dimisi¨®n. Tras la reuni¨®n, de m¨¢s de una hora, los periodistas aprovecharon el Concierto de Navidad ¡ªdirigido por Riccardo Muti en la sede del Senado¡ª para preguntar al presidente si por fin se hab¨ªa hecho la luz, a lo que Napolitano respondi¨®: ¡°Lo debe decir Monti y lo dir¨¢ ¨¦l¡±. Los micr¨®fonos se dirigieron entonces hacia el primer ministro. La respuesta de Monti fue: ¡°Feliz Navidad. Os deseo realmente todo lo mejor¡±.
Monti no se quiere ir, pero no sabe c¨®mo quedarse. Y quien dice Monti dice Europa, los mercados, Angela Merkel, Fran?ois Hollande, Barack Obama y hasta el mism¨ªsimo Papa de Roma. Todos prefieren la Italia tranquila, obediente en los deberes, alejada de Beppe Grillo, del populismo y de Berlusconi ¡ªvalga la redundancia¡ª que representa Mario Monti. Pero, ?y los italianos? ?Qu¨¦ quieren los italianos? Los largos y cari?osos aplausos dedicados al primer ministro t¨¦cnico durante la ¨²ltima semana en los diversos foros europeos ¡ªMonti es tan h¨¢bil que se ha organizado el partido de homenaje en plena temporada¡ª se han percibido en Italia con cierta molestia, como si el furor pro-Monti de Merkel y compa?¨ªa no fuese m¨¢s que la constataci¨®n de un temor en forma de pregunta: ?c¨®mo vamos a dejar el futuro de Italia en manos de los italianos?
Italia vive hoy una situaci¨®n extra?a, provocada en buena parte por la soluci¨®n ideada por Giorgio Napolitano hace 13 meses ¡ªbajo la presi¨®n de Europa y los mercados¡ª para sacar a Berlusconi del poder. Apelando a la situaci¨®n de emergencia en que se encontraba el pa¨ªs ¡ªla prima de riesgo alcanz¨® el 9 de noviembre de 2011 los 575 puntos¡ª, conmin¨® a la mayor¨ªa parlamentaria a apoyar un Gobierno t¨¦cnico de transici¨®n liderado por el excomisario europeo Mario Monti. Aquella h¨¢bil operaci¨®n ten¨ªa una ventaja y, al menos, dos peligros. La ventaja resultaba obvia: apartar del volante a Berlusconi antes de que Italia se despe?ara definitivamente por un precipicio parecido al de Grecia. De los dos peligros, el primero era que la operaci¨®n saliera mal. El segundo, en cambio, podr¨ªa surgir de la raz¨®n opuesta. Que la experiencia gustara tanto a sus patrocinadores que el horizonte fijado hasta su conclusi¨®n ¡ªlas elecciones ya previstas para la primavera de 2013¡ª se antojara demasiado corto. La democracia, en ese caso, se convertir¨ªa en un problema. Y esto es precisamente lo que, a grandes rasgos, parece estar sucediendo.
De todas las fotograf¨ªas que le han tomado a Monti en los ¨²ltimos d¨ªas, la m¨¢s chocante es la que lo mostraba feliz el pasado jueves junto a los l¨ªderes del Partido Popular Europeo (PPE), al que tambi¨¦n pertenece el Pueblo de la Libertad (PDL), la formaci¨®n pol¨ªtica propiedad de Silvio Berlusconi, el mismo que con su retirada de confianza precipit¨® la ca¨ªda del Gobierno t¨¦cnico. Ahora es Berlusconi quien con m¨¢s fuerza pide que Monti ¡ªo sea, su v¨ªctima¡ª lidere una candidatura de centroderecha para frenar la llegada al poder del centroizquierda. Y es Pier Luigi Bersani, el candidato del centroizquierda, el hombre que ha apoyado todos y cada uno de los proyectos del Gobierno t¨¦cnico, quien prefiere que el profesor cumpla su palabra y se mantenga al margen de la batalla electoral.
?Y los italianos, qu¨¦ dicen los italianos? Seg¨²n los sondeos, el 61% se muestra en contra de que Monti sea candidato y solo el 30% a favor. Tal vez por eso, Merkel y sus socios quieren una soluci¨®n que blinde la continuidad de Monti al frente de Italia sea cual sea el resultado de las elecciones. Una operaci¨®n de ingenier¨ªa pol¨ªtica al alcance de muy pocos. No hay ninguna duda de que Monti es uno de ellos.
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