Berlusconi acuerda con la Liga Norte concurrir juntos a las elecciones
¡°Preferir¨ªa ser ministro de Econom¨ªa. El presidente no tiene poder¡±, afirma el anterior primer ministro
A sus 76 a?os y con los jueces pis¨¢ndole los talones, Silvio Berlusconi a¨²n es capaz de cerrar a la 01.30 de la madrugada un acuerdo con la Liga Norte para concurrir juntos a las pr¨®ximas elecciones generales, acudir poco despu¨¦s a un programa de radio para poner verde a Mario Monti y, ya de paso, marcar la agenda period¨ªstica del d¨ªa con su ¨²ltima ocurrencia: ¡°Si ganamos, yo preferir¨ªa ser ministro de Econom¨ªa. Despu¨¦s de mis a?os de experiencia, he comprobado que el presidente no tiene ning¨²n poder, tan solo el de marcar el orden del d¨ªa del consejo de ministros. Solo ese¡±. Un orden del d¨ªa que, durante sus mandatos, sol¨ªa incluir medidas destinadas a favorecer a sus empresas y a escabullirse de la acci¨®n de la justicia.
Pero esto ¨²ltimo, claro est¨¢, no lo record¨® Berlusconi. Lo que el anterior primer ministro buscaba con su ex¨®tico planteamiento ¡ªmanda m¨¢s un ministro que el presidente que lo nombra¡ª era subrayar los t¨¦rminos del trabajoso acuerdo al que hab¨ªa llegado unas horas antes con Roberto Maroni, secretario federal de la Liga Norte, en la mansi¨®n de Arcore. ¡°Habemus papam¡±, anunci¨® Berlusconi, ¡°Maroni ser¨¢ el candidato com¨²n para la regi¨®n de Lombard¨ªa y yo ser¨¦ el l¨ªder de la coalici¨®n de moderados¡±. Fue entonces cuando los periodistas radiof¨®nicos le preguntaron por qui¨¦n ser¨ªa, en caso de victoria, el primer ministro y Berlusconi se sali¨® por la tangente. No hay que olvidar que la condici¨®n sine qua non impuesta por la Liga Norte para pactar con el Pueblo de la Libertad (PDL) es, precisamente, que Berlusconi no sea el candidato.
Tras 19 a?os de encuentros y desencuentros, La Liga Norte y el PDL se detestan, pero siguen necesit¨¢ndose. La Liga, para que Roberto Maroni ¡ªministro del Interior durante el ¨²ltimo Gobierno de Berlusconi¡ª conquiste la presidencia de Lombard¨ªa. Y el PDL, para intentar vencer en las elecciones generales del 24 y 25 de febrero o, al menos, amargar la victoria que los sondeos siguen otorg¨¢ndole al centroizquierda del Partido Democr¨¢tico (PD). Sobre el papel ¡ªmojado, siempre que se trata de Il Cavaliere¡ª, el acuerdo consistir¨ªa en que, en caso de victoria, el actual secretario general del PDL, Angelino Alfano, optase a la presidencia del Gobierno y su jefe y mentor, Silvio Berlusconi, se quedase con la cartera de Econom¨ªa.
Un apa?o estrafalario que el due?o del PDL defiende como si se lo creyera: ¡°La ley electoral italiana prev¨¦ el papel de jefe de coalici¨®n y eso es lo que voy a representar, el de l¨ªder de los moderados¡±. A pesar de la vigilia, Berlusconi se volvi¨® a mostrar plet¨®rico: ¡°Despu¨¦s de 13 meses de silencio, he regresado y en apenas 15 d¨ªas he logrado subir 10 puntos en los sondeos. Estoy convencido de que podemos llegar al 40% de los votos que obtuvimos en 2008¡±. El anterior primer ministro insisti¨® en que la decisi¨®n de Mario Monti de bajar a la arena pol¨ªtica es ¡°inmoral¡± y anim¨® a los italianos a no dejarse enga?ar de nuevo por el primer ministro t¨¦cnico: ¡°No hay otra opci¨®n que elegir entre la izquierda de Bersani o el centroderecha que yo represento. Todo lo dem¨¢s, empezando por Monti, es totalmente in¨²til¡±.
El anterior primer ministro es consciente de que su acuerdo con la Liga Norte ¡ªimplicada en m¨²ltiples casos de corrupci¨®n y de un marcado talante xen¨®fobo e insolidario¡ª levanta suspicacias en su electorado del centro y el sur de Italia. Pero Berlusconi nunca le hizo ascos a pactar con quien fuese, o a pagar a quien fuese, para lograr su objetivo. Y el de ahora no es otro que conservar su influencia pol¨ªtica ante el empuje del centroizquierda y la irrupci¨®n en su propio terreno de Mario Monti, a quien ahora apoyan abiertamente los sectores conservadores que antes ¡ªpor convicci¨®n o por intereses¡ª le hab¨ªan prestado su voto. De ah¨ª que el anterior primer ministro no desperdicie la ocasi¨®n para criticar a quien lo sustituy¨® en el cargo: ¡°Todos nos hemos dejado enga?ar . ?l pertenece a la categor¨ªa de profesores que reciben un sueldo y a la econom¨ªa solo la miran por el ojo de la cerradura¡±.
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