La regi¨®n de Asia-Pac¨ªfico, entre la colaboraci¨®n y el conflicto
Los nuevos dirigentes de Asia Oriental deber¨¢n sopesar qu¨¦ estrategia deben seguir ante las constantes provocaciones de Corea del Norte
En la ¨²ltima d¨¦cada, la regi¨®n de Asia-Pac¨ªfico se ha convertido en la m¨¢s din¨¢mica del planeta y la que, a su vez, alberga algunos de los conflictos que podr¨ªan estallar durante el a?o 2013. Por una parte, en la regi¨®n coexisten dos de las tres econom¨ªas m¨¢s poderosas del planeta; una pr¨®spera China cuyo PIB se ha situado desde 2010 en la segunda posici¨®n mundial, y una l¨¢nguida econom¨ªa japonesa que, aunque sigue adormitada, contin¨²a siendo la tercera potencia econ¨®mica del planeta. Por otra parte, el problema norcoreano, el conflicto en el estrecho de Taiw¨¢n y la recientemente revivida disputa territorial de las islas Senkaku (Diaoyu en chino) convierten a Asia Oriental en una zona altamente conflictiva. El per¨ªodo de Un¨¹bersichtlichkeit o complejidad para evaluar el momento presente, usando la expresi¨®n de Habermas, impide responder con total claridad al interrogante m¨¢s importante que plantea este per¨ªodo de transici¨®n: ?Estamos ante un nuevo per¨ªodo de cooperaci¨®n o, por el contrario, nos adentramos hacia un terreno abonado por una mayor conflictividad entre los pa¨ªses de la zona? A la luz del comportamiento de los diferentes actores ¡ªestatales y no estatales¡ª implicados en el orden regional asi¨¢tico, nos es posible trazar algunas tendencias que van a marcar el a?o 2013.
La primera tendencia observable es que existe una innegable interrelaci¨®n econ¨®mica entre los diferentes actores cuyas cifras nos sugieren que estamos asistiendo a la mayor interdependencia intrarregional asi¨¢tica desde el fin de la segunda guerra mundial. China y Jap¨®n son dos gigantes con unas econom¨ªas cada vez m¨¢s interdependientes la una de la otra. China necesita la tecnolog¨ªa japonesa y el valor a?adido de una econom¨ªa madura, y Jap¨®n requiere de un mercado chino ¨¢vido de consumismo y de una mano de obra con la que abaratar los productos japoneses y convertirlos en m¨¢s competitivos. Como a?adidura, durante el 2013 Jap¨®n ha anunciado que va a adherirse a la Asociaci¨®n Transpac¨ªfica, un acuerdo de libre comercio ¨Csimilar al NAFTA¨C que va a producir una mayor integraci¨®n econ¨®mica de las econom¨ªas de la zona. Dicha interdependencia econ¨®mica nos induce a pensar que la probabilidad de conflicto entre sus actores disminuir¨¢, por lo que el a?o 2013 ser¨¢, por lo general, m¨¢s cooperativo.
Ahora bien, a pesar de los halag¨¹e?os pron¨®sticos que los agentes econ¨®micos y sus analistas se empe?an en resaltar, en el entorno de seguridad de la zona se va a producir una mayor competici¨®n entre los distintos actores globales y regionales que apuntan hacia el camino contrario; es decir, una Asia oriental ¡°lista para el conflicto¡±, en palabras de uno de los m¨¢ximos especialistas de la zona. Para empezar, los nuevos dirigentes pol¨ªticos en Asia Oriental deben sospesar qu¨¦ estrategia seguir ante las constantes provocaciones de Corea del Norte. Conscientes de que el nuevo dirigente norcoreano Kim Jong Un continuar¨¢ utilizando los r¨¦ditos que genera la ¡°diplomacia nuclear¡± iniciada por su padre, China, Jap¨®n, Estados Unidos y sobre todo la flamante presidenta de Corea del Sur, deber¨¢n valorar si conviene seguir la pol¨ªtica de los ¡°palos¡± o la de las ¡°zanahorias¡±. Por su parte, el reelegido presidente Obama ya ha identificado a Asia como una zona prioritaria, siendo Jap¨®n el aliado esencial en su estrategia para con Asia. El nuevo primer ministro japon¨¦s, Shinzo Abe, ha declarado que la alianza con Estados Unidos seguir¨¢ siendo el elemento central de la seguridad regional y un elemento de estabilidad para la zona.
Sin embargo, la cuesti¨®n que se antoja clave en los pr¨®ximos meses es saber si se producir¨¢ una escalada de tensi¨®n en el conflicto que enfrenta a China y Jap¨®n por la soberan¨ªa de las islas. A juzgar por el comportamiento que ambos pa¨ªses han mantenido en anteriores escaramuzas, el conflicto por las Senkaku, magnificado por los medios de comunicaci¨®n, ha resultado ser una herramienta ¨²til para exacerbar el nacionalismo y distraer a una opini¨®n p¨²blica que muestra cada vez m¨¢s mayores s¨ªntomas de desafecci¨®n con sus gobiernos. Nada indica que ni Shinzo Abe, un halc¨®n nacionalista, ni el nuevo presidente chino Xi Jinping vaya a alterar el statu quo por las islas Senkaku. En el a?o 2013 se vislumbra, m¨¢s bien, un equilibrio de poder de la zona caracterizado por una superpotencia cuya influencia es cada vez menor ¨CEstados Unidos¨C , una superpotencia econ¨®mica en declive que ha empezado a transformar su posici¨®n en el sistema internacional para convertirse en un pa¨ªs ¡°normal¡± ¨CJap¨®n¨C, una potencia cuya ascendencia continua siendo una inc¨®gnita ¨CChina¨C, y un estado fallido cuyas ¨²nicas armas son la diplomacia nuclear y su actitud desafiante ante una comunidad internacional ¨CCorea del Norte¨C.
Si bien los lazos econ¨®micos en tiempos de bonanza diezman cualquier atisbo de conflicto armado, en un per¨ªodo de crisis econ¨®mica como el actual, los intereses que tienden a prevalecer son los de seguridad por lo que la clave interpretativa debemos encontrarla en la intersecci¨®n entre las relaciones de seguridad y las econ¨®micas. En cualquier caso, si consideramos que tanto en chino como en japon¨¦s el vocablo ¡°crisis¡± est¨¢ conformado por el car¨¢cter ¡°peligro¡± y ¡°oportunidad¡±, el reto para los gobernantes de la regi¨®n ser¨¢ lograr lo ¨²ltimo y evitar lo primero.
Lluc L¨®pez i Vidal es profesor de Ciencias Pol¨ªticas y Relaciones Internacionales de Asia Oriental de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
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