Una campa?a incierta
Francia, respondiendo sobre todo a sus propios intereses, ha cambiado el guion del conflicto
El activismo militar que est¨¢ viviendo Mal¨ª podr¨ªa hacer pensar que, por fin, hemos llegado al punto de resoluci¨®n de un conflicto que ya se anunciaba desde enero de 2012, con el secuestro de la cuarta revuelta tuareg (impulsada por el MNLA) por parte de Al Qaeda para el Magreb Isl¨¢mico (AQMI). Sin embargo, lo que est¨¢ ocurriendo sobre el terreno no lleva a esa conclusi¨®n. Frente a la aparente par¨¢lisis de estos ¨²ltimos meses, los actores iban moviendo sus peones para asegurar sus objetivos. AQMI (con unos 1.500 efectivos), Ansar Dine (500) y MUYAO (1.000) han ido acumulando medios en el Azawad con la intenci¨®n de garantizarse un santuario central en el Sahel desde el que seguir ampliando su radio de acci¨®n. Conscientes de la extrema debilidad de las FAS malienses (no m¨¢s de 7.000 efectivos pobremente equipados y fracturados desde el golpe de Estado del pasado marzo), tan incapaces de recuperar el Azawad como de resistir un ataque en el sur del pa¨ªs, los rebeldes decidieron lanzar un ataque hacia Konna y Diabali (al sur del r¨ªo Niger). Buscaban as¨ª complicar a¨²n m¨¢s la acci¨®n del contingente internacional que se est¨¢ conformando (unos 3.000 soldados de pa¨ªses de CEDEAO, a?adidos a otros tantos malienses) antes de que estuviera en condiciones de entrar en acci¨®n.
Ha sido Francia la que, respondiendo sobre todo a sus propios intereses, ha cambiado el gui¨®n del proceso. Su superioridad a¨¦rea le ha permitido no solo recuperar Konna (y evitar la ca¨ªda del vital aeropuerto de Sevare, probable punto de operaciones para la posterior fase de la campa?a) sino tambi¨¦n golpear en los feudos rebeldes de Kidal, Gao y Tombuct¨². Pero nada de esto, incluyendo la acci¨®n terrestre para recuperar Diabali, significa el fin del problema ni asegura el ¨¦xito de lo que venga a continuaci¨®n. Recordemos que el contingente internacional solo ser¨¢ m¨ªnimamente operativo dentro de unos meses. Recuperar el control de 830.000 kil¨®metros cuadrados escapa a sus capacidades y parece obvio (basta ver la ambig¨¹edad de la UE) que los Gobiernos occidentales no van a ir m¨¢s all¨¢ de instruirlos y de darles apoyo log¨ªstico y de inteligencia.
Con estos mimbres, lo previsible es que los rebeldes se dispersen por ese vasto espacio vac¨ªo del Sahel, para no ofrecer un blanco rentable a los cazas franceses, a la espera de que se reduzca la presi¨®n. Al mismo tiempo, otros aliados suyos (como ya se acaba de comprobar en Argelia) actuar¨¢n contra intereses occidentales, buscando disuadir a algunos gobiernos de implicarse. Francia intentar¨¢, sin lograrlo, que la UE vaya m¨¢s all¨¢ de una mera misi¨®n de instrucci¨®n que, en todo caso, no podr¨¢ convertir s¨²bitamente en rambos a unos soldados desmotivados. Como tantas veces ha ocurrido antes, estamos ante un parche militar que trata de tapar la inacci¨®n anterior, empleando carne de ca?¨®n local, y la falta de voluntad para implicarse en el desarrollo de Mal¨ª. Como m¨¢ximo, sin una estrategia que combine la apuesta por el desarrollo y la seguridad, solo se lograr¨¢ comprar algo de tiempo¡ hasta la pr¨®xima.
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Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH)
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