La mala relaci¨®n entre Obama y Netanyahu pone trabas a la paz
Las encuestas auguran la reelecci¨®n del primer ministro israel¨ª en los comicios del martes La Casa Blanca busca v¨ªas para salvar el Estado palestino

Iniciado ya formalmente su segundo mandato, con un renovado equipo de ministros, el presidente norteamericano, Barack Obama, tiene pendiente en su agenda internacional la reparaci¨®n de su maltrecha relaci¨®n con el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, quien, si las encuestas aciertan, ser¨¢ reelegido primer ministro en las elecciones de hoy. Aunque el estrecho v¨ªnculo entre Estados Unidos e Israel no se ha visto da?ado por la mala sinton¨ªa entre ambos mandatarios, de su colaboraci¨®n depende en gran parte la salvaci¨®n de un Estado palestino y la coordinaci¨®n de una respuesta consensuada en la escena internacional a la amenaza nuclear iran¨ª.
Desde que regresara al poder en 2009, Netanyahu ha considerado que es de mayor inter¨¦s para la seguridad de su pa¨ªs contener la amenaza nuclear iran¨ª que buscar la paz con los palestinos. En 2012, el primer ministro presion¨® a Obama, por todas las v¨ªas posibles, para que le apoyara en una posible intervenci¨®n armada para evitar que el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s pudiera construir una bomba at¨®mica en el plazo de un a?o. No hubo ataque, pero Ir¨¢n tampoco ha renunciado a su plan de enriquecimiento de uranio.
¡°Para el Gobierno de Israel, evitar que Ir¨¢n alcance la capacidad de disponer de armas nucleares es la prioridad n¨²mero uno. El primer ministro Netanyahu se ha centrado en este asunto durante a?os, y es muy probable que siga centrado en ¨¦l en su nuevo mandato¡±, explica Natan Sachs, investigador en el Centro Saban del instituto Brookings. Obama no descarta la v¨ªa negociadora con Ir¨¢n, pero su intenci¨®n, al fin y al cabo, es la misma. ¡°El asunto de un Ir¨¢n nuclear ser¨¢ una prioridad en las relaciones entre EE UU e Israel durante bastante tiempo¡±, a?ade Sachs, ¡°y aunque haya algunas diferencias en matiz y opiniones sobre c¨®mo enfrentarse al problema, es un objetivo compartido por ambos pa¨ªses¡±.
Para lograr una postura de consenso frente a Ir¨¢n, Obama y Netanyahu deber¨¢n salvar sus diferencias. Su relaci¨®n qued¨® especialmente da?ada cuando, en las elecciones presidenciales de EE UU, Netanyahu pareci¨® favorecer al candidato republicano, Mitt Romney, con quien tiene una relaci¨®n de amistad personal. En plena campa?a, Netanyahu critic¨® a Obama por no haber puesto la suficiente presi¨®n sobre Ir¨¢n en el asunto nuclear, algo que le dio metraje a la campa?a de Romney y sus asociados para producir anuncios de televisi¨®n que se emitieron en el decisivo Estado de Florida, donde hay muchos votantes jud¨ªos.
Otra de las semillas de la discordia entre Netanyahu y Obama es la defensa del presidente norteamericano de que los contornos de un posible Estado palestino deber¨ªan estar en las fronteras previas a la guerra de 1967, en la que Israel se anexion¨®, entre otros territorios, Cirsjordania y Jerusal¨¦n Este. En los ¨²ltimos a?os, los asentamientos en ambas zonas han crecido exponencialmente. De hecho, en 2000 hab¨ªa en Cisjordania 190.000 colonos jud¨ªos. En verano superaron los 350.000.
Tanto George W. Bush como Bill Clinton apoyaron la creaci¨®n de un Estado palestino con las fronteras de 1967. Pero la mala relaci¨®n de Netanyahu y Obama ha convertido en un obst¨¢culo un asunto que antes era una premisa negociadora. ¡°Existe una gran desconfianza entre ambos mandatarios, que no se va a disipar con los resultados de unas elecciones¡±, explica el profesor de la Universidad de California en Los ?ngeles David Myers. ¡°Esto puede tener graves implicaciones pol¨ªticas, sobre todo porque si su relaci¨®n fuera m¨¢s fluida, Obama podr¨ªa involucrarse m¨¢s en la revitalizaci¨®n del proceso de paz. Pero con la actual desconfianza y animosidad, Obama puede pensar que no le sale a cuenta invertir capital pol¨ªtico en ello¡±.
A Obama le da m¨¢s libertad el hecho de haber ganado ya su segundo mandato. Otros presidentes, despu¨¦s de ser reelegidos, se sintieron con m¨¢s libertad para asumir m¨¢s riesgos a la hora de sentar a negociar a israel¨ªes y palestinos. As¨ª logr¨® Clinton en 2000 que el entonces primer ministro israel¨ª Ehud Barak le ofreciera a Yasir Arafat el 95% de Cisjordania, si aceptaba la existencia de 69 asentamientos jud¨ªos en zonas fuera de las fronteras de 1967. Pero lo cierto es que entre Barak y Clinton exist¨ªa mejor sinton¨ªa que la que hay entre Netanyahu y Obama.
Es sintom¨¢tico ahora el hecho de que Obama haya elegido como jefe del Pent¨¢gono a un exsenador republicano, Chuck Hagel, quien, a la espera de su ratificaci¨®n en el Senado, se ha tenido que dedicar a apagar el fuego de unas declaraciones realizadas en 2008, en las que afirm¨® que ¡°el lobby jud¨ªo intimida a mucha gente¡±. De fondo, Hagel es tan pro-Israel como lo es todo el Ejecutivo norteamericano. Pero el hecho de que Obama le haya elegido a ¨¦l, a pesar de esas pol¨¦micas declaraciones y la oposici¨®n expresada por diversos grupos de presi¨®n de defensa de los intereses jud¨ªos, demuestra qu¨¦ poco le ha importado al presidente soliviantar los ¨¢nimos del aliado israel¨ª.
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