Hallados un centenar de cad¨¢veres con tiros en la cabeza en un barrio de Alepo
La mayor¨ªa de cad¨¢veres tienen las manos atadas con bridas de pl¨¢stico
Miembros del Ej¨¦rcito Libre de Siria (ELS) y activistas de la oposici¨®n al r¨¦gimen han hallado 108 cad¨¢veres amontonados en la orilla del r¨ªo?Quweiq, en Bustan al Qaser, barrio situado en el suroeste de Alepo, provincia del norte de Siria. Los cuerpos, seg¨²n la informaci¨®n facilitada por los rebeldes y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), ONG con sede en Londres, presentan impactos de bala en la cabeza y las manos atadas a la espalda, signos de que podr¨ªan haber sido v¨ªctimas de una ejecuci¨®n sumaria.
¡°Esta ma?ana, sobre las ocho varios vecinos han acudido al cuartel que tenemos en Bustan Al Qaser para informar que hab¨ªa varios cuerpos flotando en el r¨ªo; cuando hemos comenzado a sacarlos nos hemos encontrado con m¨¢s de medio centenar¡±, afirma el militar rebelde de alto rango Abu Sada.
Los cuerpos, cubiertos de barro y lodo, se van amontonando en la orilla del riachuelo a su paso por el distrito de Al Sendian, en la ciudad de Alepo. Todos presentan un solo orificio de entrada. En la nuca. ¡°Han sido ejecutados en la zona del r¨¦gimen y lanzados al r¨ªo; es posible que lleven varios d¨ªas muertos porque la corriente no es muy fuerte y han tardado en llegar hasta aqu¨ª¡±, sentencia Abu Anas, un soldado rebelde. Los han ido apilando en diferentes grupos a medida en que los iban encontrado.
"Es posible que lleven varios d¨ªas muertos porque la corriente no es muy fuerte y han tardado en llegar hasta aqu¨ª"
¡°No es la primera vez que el r¨¦gimen ejecuta a civiles y deja sus cuerpos en mitad de un vertedero o en la calle para que nosotros los recojamos; pero desde luego es la primera vez que hemos recogido tantos cad¨¢veres al mismo tiempo¡±, apunta el insurgente.
Ni?os, ancianos, adultos, adolescentes, pero entre los 68 cuerpos; ni un solo uniforme militar. Ni una guerrera. ¡°Son todos civiles¡±, apunta otro soldado. ¡°Cuando los civiles cruzan los puestos de control que separa la zona bajo su control del nuestro, los shabiha [matones del r¨¦gimen] les detienen por el mero hecho de vivir en esta parte de la ciudad¡±, comenta Mohammad, otro rebelde. ¡°Los que tienen suerte, son torturados, los que no¡ acaban con un tiro en la nuca y en medio de un basurero para que se lo coman los perros¡±, sentencia.
Centenares de personas comienzan a congregarse a orillas del r¨ªo Quweiq en busca de sus seres queridos; muchos de ellos tienen padres, hermanos o hijos detenidos en las c¨¢rceles del r¨¦gimen y hace meses que no tienen noticias de ellos. ¡°Mi hermano desapareci¨® hace semanas cuando cruz¨® a la zona del r¨¦gimen y no sabemos d¨®nde est¨¢ ni que ha sido de ¨¦l, me he acercado a buscarlo; es posible que est¨¦ aqu¨ª¡±, comenta Mohammad Abdel Assis mirando uno por uno los cad¨¢veres cubiertos de barro y lodo. ¡°Si no aparece hoy, aparecer¨¢ la pr¨®xima vez. Hace tiempo que perdimos la esperanza de volver a verlo con vida; y m¨¢s cuando todos los d¨ªas ocurren estas cosas¡±, se lamenta el joven.
¡°Los shabiha detienen a gente solo por el hecho de llevar barba; o porque los civiles no tienen suficiente dinero para pagarles o porque est¨¢n aburridos y les apetece pegar a alguien en medio de todo el mundo; o desnudarles. Esto es normal¡±, afirma Al¨ª, un vecino de la zona y cuyo padre fue torturado y asesinado por el r¨¦gimen hace cuatro meses. ¡°Lo ¨²nico que consiguen con esto es fomentar m¨¢s y m¨¢s odio; y cuando caiga el r¨¦gimen entonces habr¨¢ represalias, venganzas y ajustes de cuentas¡±, prosigue.
¡°Ninguno de los cad¨¢veres lleva identificaci¨®n por lo que no sabemos si son de Alepo, si son de la provincia o si son de Siria¡±, reconoce uno de los soldados mientras rebusca en los bolsillos de varios cad¨¢veres sin suerte.
Uno de los voluntarios ayuda a introducir el cuerpo de un hombre en el interior de un cami¨®n. M¨¢s de quince cuerpos se pueden contar en la parte de atr¨¢s del veh¨ªculo mientras las camillas, con m¨¢s cad¨¢veres, no paran de llegar. Todos, sin excepci¨®n, presentan la misma herida. Un balazo a bocajarro en la frente o en la nuca; la mayor¨ªa de ellos tienen las manos atadas con bridas de pl¨¢stico. ¡°Algunos tienen el rostro irreconocible porque les han disparado desde tan cerca que les ha destrozado la cabeza¡±, se?ala un rebelde levantando uno de los cuerpos del lado. Por el agujero de la herida cae una masa gelatinosa sobre los zapatos del joven.
Cientos de personas se agolpan en la entrada del colegio Yarmuk, en el distrito de Bustan Al Qaser. Cuatro hombres portan uno de los cad¨¢veres al grito de "?Allah uh Akbar! (Dios es el m¨¢s grande)". Mientras la gente se aparta para dejarlos pasar. En el patio del centro cuatro filas de cuerpos. Todos cubiertos por una s¨¢bana de color azul, un pedazo de papel con un n¨²mero impreso y charcos de sangre. ¡°En total hay 78 cuerpos¡±, afirma Abu Seij a este diario. ¡°En el r¨ªo a¨²n quedan otros 30 cad¨¢veres pero no podemos recuperarlos porque los francotiradores del r¨¦gimen que est¨¢n apostados en el barrio de Izaa nos han comenzado a disparar. Lo intentaremos esta noche¡±, afirma.
El olor es nauseabundo. Los familiares caminan entre las hileras de cad¨¢veres cubri¨¦ndose el rostro con pa?uelos o con la propia ropa. Algunos de los muertos tienen la cara completamente destrozada por el impacto de la bala; otros presentan signos de una brutal tortura. ¡°A este hombre primero lo han quemado y despu¨¦s le han disparado¡±, comenta Abu Mohammad, un soldado rebelde. ¡°No todos han sido ejecutados con un solo disparo, algunos se han muerto ahogados porque les dispararon en el abdomen o en las piernas y les lanzaron al agua¡±, afirma Al¨ª, enfermero del hospital Zarzour, que es quien ha llevado la cuenta de los cad¨¢veres. ¡°No podemos saber exactamente cuando los han ejecutado porque el agua no ayuda a la hora de estimar la muerte, pero entre tres d¨ªas y esta madrigada¡±, comenta Al¨ª.
El cad¨¢ver n¨²mero 11 es el del ni?o que yac¨ªa en la orilla del Quweiq. Un hombre se detiene a mirarle el rostro un segundo y se lleva las manos a la cara. Varias personas le imitan y comienzan a rezar a su lado. ¡°No lo conozco de nada¡ pero podr¨ªa ser mi hijo. Por eso he rezado por su alma¡±, afirma un vecino de Bustan Al Qaser que mira, horrorizado los cad¨¢veres. ¡°Todos los d¨ªas recogemos dos o tres cad¨¢veres que han sido ejecutados por los shabiha, pero lo de hoy no tiene nombre¡±, comenta.
¡°Esto es una venganza por el fracaso de la ofensiva que lanzaron ayer sobre Bustan Al Qaser y han hecho esto para mandar un mensaje a los civiles¡±, sentencia Abu Seij. Y ese mensaje no es otro ¡°que los civiles tenga miedo al ELS y nos culpen de lo que aqu¨ª ocurre¡±.
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