Una diplomacia centrada en Occidente
Benedicto XVI ha dirigido su actividad diplom¨¢tica a los pa¨ªses donde la Iglesia ha visto m¨¢s reducido en las ¨²ltimas d¨¦cadas su papel en la toma de decisiones de calado social
Desde antes de acceder a la c¨¢tedra de San Pedro, Joseph Ratzinger hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que donde la Iglesia Cat¨®lica se juega su futuro es en el mundo desarrollado. Ya como Benedicto XVI, su mirada ¨Cy con ella la de la diplomacia vaticana¡ª ha tenido como foco de actuaci¨®n pa¨ªses donde la Iglesia ha visto reducido en las ¨²ltimas d¨¦cadas su papel en la toma de decisiones de calado social. La lucha contra lo que desde sus primeros discursos el pont¨ªfice defini¨® como ¡°la dictadura del relativismo¡± y que desde sectores laicos se ha visto como un intento de injerencia.
Para ello el Papa se ha dotado de tres instrumentos: Un Consejo Pontificio creado en 2010 que bajo la denominaci¨®n ¡°para la nueva evangelizaci¨®n¡± se ha centrado en tratar sobre el proceso de creciente laicismo en Europa; unas conferencias episcopales nacionales especialmente activas frente a los gobiernos y una labor diplom¨¢tica dirigida por uno de sus hombres de confianza: el secretario de Estado Tarsicio Bertone. Esta combinaci¨®n ha hecho que en muchos pa¨ªses la figura del nuncio (embajador) haya perdido peso espec¨ªfico en favor de los representantes locales de la Iglesia cat¨®lica o directamente del jefe de la diplomacia vaticana en Roma.
Francia, EE UU, Australia, Alemania o Espa?a, entre otros, figuran en la lista de los viajes papales. Lista en donde predominan los pa¨ªses europeos, algunos de ellos en repetidas ocasiones como es el caso de Espa?a. Visitas en las que la cordialidad personal de Ratzinger en sus encuentros privados con los gobernantes no ha evitado fuertes encontronazos con los gobiernos a la hora de defender sus posiciones. Un buen exponente, y que todav¨ªa est¨¢ en vigor, es el enfrentamiento entre la Iglesia cat¨®lica en Estados Unidos y la administraci¨®n Obama sobre la obligaci¨®n que tienen las cl¨ªnicas cat¨®licas adscritas al sistema de mutuas de trabajo de facilitar a sus pacientes m¨¦todos anticonceptivos o abortivos. El arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan ¨Cque protagonizar¨¢ algunas quinielas en el pr¨®ximo c¨®nclave¡ª ha dirigido esta ofensiva en estrecho contacto con la nunciatura en Washington acompa?ado de frecuentes viajes a Roma, ciudad donde ayer se encontraba el cardenal estadounidense. A veces la iglesia local se ha visto sobrepasada por el enfrentamiento, como en el caso de Irlanda, que cerr¨® su embajada ante la Santa Sede. El Gobierno de Dubl¨ªn acus¨® en julio de 2012 al Vaticano de sabotear las investigaciones sobre abusos sexuales. Tras emitir una dura nota de rechazo de 24 p¨¢ginas, Bertone puso toda la carne en el asador para que el primer ministro irland¨¦s, Enda Kenny, se reuniera con Benedicto XVI menos de dos meses despu¨¦s. La reuni¨®n baj¨® notablemente el nivel de enfrentamiento. De hecho Kenny ayer rindi¨® al pont¨ªfice dimisionario.
El segundo gran foco de actividad diplom¨¢tica ha estado centrado en el mundo musulm¨¢n con la mira puesta en la protecci¨®n a las minor¨ªas cristianas. El Vaticano ha expresado en p¨²blico y en privado su preocupaci¨®n sobre la evoluci¨®n de las primaveras ¨¢rabes hacia reg¨ªmenes islamistas. Al contrario de lo ocurrido en Occidente, aqu¨ª el papel de las nunciaturas y de los superiores de las ¨®rdenes religiosas ha sido fundamental. En este contexto, el viaje a L¨ªbano en septiembre del a?o pasado --con la guerra civil Siria ya desatada y combates espor¨¢dicos en algunas ciudades libanesas-- fue un mensaje claro del pont¨ªfice a los l¨ªderes religiosos islamistas de que Roma no piensa tirar la toalla en una presencia en la zona que se remonta a las primera comunidades cristianas. Superada la crisis que supuso el discurso de Ratisbona en 2006, donde Benedicto XVI se hizo eco de una discusi¨®n secular entre Islam y cristianismo provocando el rechazo musulm¨¢n, el Vaticano ha tratado de buscar la alianza de sectores moderados del Islam contra el avance laicista con medidas como oponerse a la prohibici¨®n del velo en las escuelas francesas. La diplomacia vaticana ha tratado tambi¨¦n de proteger los intereses cristianos en la guerra civil siria manteniendo abiertos canales de comunicaci¨®n con el r¨¦gimen de Damasco. Los cables filtrados en el esc¨¢ndalo del Vatileaks, muestran que el dictador sirio, Bachar el Assad, se dirig¨ªa al papa con motivo de su aniversario, aunque no consta una respuesta desde Roma.
La misma estrategia se ha empleado respecto a Cuba. La visita a la isla el pasado a?o y la reuni¨®n del papa con los hermanos Castro ¨Cduramente criticada por la disidencia¡ªse enmarca en una visi¨®n diplom¨¢tica de largo recorrido iniciada por Juan Pablo II de erigir a la Iglesia cat¨®lica como un interlocutor v¨¢lido del gobierno comunista cubano y un actor clave para el proceso de transici¨®n en la isla.
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