Discurso sobre el estado de la Uni¨®n de Barack Obama
Consulta el discurso sobre el estado de la Uni¨®n del presidente de EE UU
Se?or Presidente de la C¨¢mara de Representantes, Se?or Vicepresidente, miembros del Congreso, y conciudadanos:
Hace cincuenta y un a?os, John F. Kennedy declar¨® ante esta C¨¢mara que "la Constituci¨®n no nos convierte en rivales por el poder sino en socios por el progreso. Mi tarea," dijo ese d¨ªa, "es comunicar el Estado de la Uni¨®n, mejorar es la tarea de todos nosotros."
Esta noche, gracias al tes¨®n y la determinaci¨®n del pueblo americano, podemos informar que ha habido mucho progreso. Despu¨¦s de una d¨¦cada de guerra agotadora, nuestros valientes hombres y mujeres uniformados est¨¢n regresando a casa. Despu¨¦s de varios a?os de una penosa recesi¨®n, nuestros negocios han creado m¨¢s de seis millones de nuevos empleos. Compramos m¨¢s autos americanos que lo que hemos hecho en cinco a?os, y menos petr¨®leo extranjero que lo que hemos hecho en veinte. Nuestro mercado de la vivienda est¨¢ san¨¢ndose, nuestro mercado de valores est¨¢ resurgiendo, y los consumidores, los pacientes y los due?os de casas disfrutan de protecciones m¨¢s fuertes que las que hayan tenido en el pasado.
Juntos, hemos despejado los escombros de la crisis, y podemos decir con una confianza renovada que el estado de nuestra uni¨®n es m¨¢s fuerte.
Pero nos reunimos aqu¨ª sabiendo que hay millones de estadounidenses cuyo duro trabajo y dedicaci¨®n aun no han sido recompensados. Nuestra econom¨ªa est¨¢ agregando empleos, pero demasiada gente aun no puede encontrar empleo a tiempo completo. Las utilidades corporativas se han disparado a altos niveles sin precedente y, sin embargo, durante m¨¢s de una d¨¦cada, los salarios y los ingresos apenas han cedido.
Entonces, es obligaci¨®n de nuestra generaci¨®n arrancar nuevamente el verdadero motor del crecimiento econ¨®mico de los Estados Unidos, que es una clase media pr¨®spera y creciente.
Tenemos la tarea por cumplir de restablecer la premisa b¨¢sica en que se construy¨® este pa¨ªs; la idea de que, si uno trabaja duro y cumple sus responsabilidades, uno puede salir adelante, independientemente del lugar de donde uno proceda, de la fisonom¨ªa que uno tenga, o de a qui¨¦n uno ame.
Tenemos la tarea por cumplir de cerciorarnos de que este gobierno haga su labor en nombre de los muchos, y no de los pocos; que este fomente la libre empresa, recompense la iniciativa individual, y le abra las puertas de la oportunidad a todo ni?o en todas partes de esta gran naci¨®n.
El pueblo americano no espera que el gobierno solucione todos los problemas. Ellos no esperan que los que estamos en esta sala estemos de acuerdo en todos los asuntos. Sin embargo, ellos s¨ª esperan que pongamos los intereses de la naci¨®n por encima del partido. Ellos esperan que forjemos un compromiso razonable donde nos sea posible. Puesto que ellos saben que los Estados Unidos van adelante solo cuando lo hacemos conjuntamente, y que la responsabilidad de mejorar esta uni¨®n sigue siendo la tarea de todos nosotros.
Nuestra labor tiene que comenzar tomando ciertas decisiones b¨¢sicas sobre nuestro presupuesto; decisiones que tendr¨¢n un impacto inmenso en la solidez de nuestra recuperaci¨®n.
Durante estos ¨²ltimos a?os, ambos partidos han colaborado para reducir el d¨¦ficit en m¨¢s de $2.5 billones, mayormente con recortes de gastos, pero tambi¨¦n con aumentos en las tasas de impuestos para el 1 por ciento m¨¢s rico de los estadunidenses. Por lo tanto, estamos a m¨¢s de la mitad de camino de alcanzar la meta de $4 billones en la reducci¨®n del d¨¦ficit que dicen los economistas que necesitamos para estabilizar nuestras finanzas.
Ahora tenemos que terminar esta labor. Y la pregunta es la siguiente: ?c¨®mo?
En 2011, el Congreso aprob¨® una ley que estipula que, si ambos partidos no pod¨ªan llegar a un acuerdo sobre un plan para alcanzar nuestra meta del d¨¦ficit, cerca de un monto de un bill¨®n de d¨®lares de recortes al presupuesto entrar¨ªa autom¨¢ticamente en vigor este a?o. Esos recortes s¨²bitos, graves y arbitrarios pondr¨ªan en peligro nuestra disponibilidad militar. Devastar¨ªan prioridades tales como la educaci¨®n, la energ¨ªa, y las investigaciones m¨¦dicas. Definitivamente desacelerar¨ªan nuestra recuperaci¨®n y nos costar¨ªan cientos de miles de empleos. Y por eso es que Dem¨®cratas, Republicanos, l¨ªderes empresariales y economistas ya han dicho que esos recortes, conocidos aqu¨ª en Washington como ¡°el recorte autom¨¢tico¡±, son una idea p¨¦sima.
Ahora bien, algunos en este Congreso han propuesto impedir solo los recortes de la defensa haciendo recortes aun mayores a cosas tales como la educaci¨®n y la capacitaci¨®n laboral; los beneficios de Medicare y del Seguro Social.
Esa idea es aun peor. Es cierto, el mayor impulsor de nuestra deuda a largo plazo es el costo creciente del cuidado de la salud para una poblaci¨®n que envejece. Y aquellos de nosotros a quienes nos importan grandemente los programas tales como Medicare tenemos que aceptar la necesidad de hacer reformas modestas. De no ser as¨ª, nuestros programas de jubilaci¨®n le quitar¨¢n a las inversiones que necesitamos para nuestros hijos, y pondr¨¢n en peligro la promesa de una jubilaci¨®n segura para las generaciones futuras.
Sin embargo, no podemos pedirles a las personas de la tercera edad y a las familias trabajadoras que acarreen el peso completo de la reducci¨®n del d¨¦ficit mientras no les pedimos nada m¨¢s a los m¨¢s ricos y m¨¢s poderosos. No podemos fomentar la clase media simplemente pas¨¢ndoles el costo del cuidado de la salud o de los estudios universitarios a las familias que ya enfrentan dificultades, ni tampoco forzando a las comunidades a dejar cesantes a m¨¢s maestros, polic¨ªas y bomberos. La mayor¨ªa de los estadounidenses, tanto Dem¨®cratas, como Republicanos e independientes, entiende que no podemos simplemente hacer recortes para llegar a la prosperidad. Ellos saben que el crecimiento econ¨®mico generalizado requiere un enfoque equilibrado a la reducci¨®n del d¨¦ficit, con recortes de gastos y con ingresos, y haciendo que todos hagan lo que les corresponde hacer. Y ese es el enfoque que yo les ofrezco esta noche.
Sobre el Medicare, estoy listo para promulgar reformas que lograr¨¢n el mismo monto de ahorros en el cuidado de la salud para principios de la pr¨®xima d¨¦cada que las reformas propuestas por la comisi¨®n bipartidista Simpson-Bowles. Hasta ahora, la Ley de Cuidado de Salud Costeable est¨¢ contribuyendo a aminorar el aumento de los costos del cuidado de la salud. Las reformas que yo propongo van m¨¢s all¨¢ de esto. Reduciremos los subsidios de los contribuyentes a las compa?¨ªas farmac¨¦uticas y les pediremos m¨¢s a las personas de la tercera edad que cuentan con m¨¢s recursos. Reduciremos los costos mediante un cambio en la manera en que nuestro gobierno paga por el Medicare, debido a que nuestras facturas m¨¦dicas no deben basarse en la cantidad de pruebas prescritas ni en los d¨ªas de ingreso en el hospital sino que deben basarse en la calidad del cuidado recibido por las personas de la tercera edad. Y estoy dispuesto a considerar otras reformas que propongan ambos partidos, siempre que estas no violen la garant¨ªa de una jubilaci¨®n segura. Nuestro gobierno no debe hacer promesas que no podamos cumplir, pero tenemos que mantener las promesas que ya hayamos hecho.
Para llegar a la meta de la reducci¨®n del resto de nuestro d¨¦ficit, debemos hacer lo que han sugerido los l¨ªderes de ambos partidos, y ahorrarnos cientos de miles de millones de d¨®lares deshaci¨¦ndonos de los vac¨ªos legales y las deducciones para los acaudalados y los que est¨¢n bien conectados. Despu¨¦s de todo, ?por qu¨¦ optar¨ªamos por hacer recortes m¨¢s severos a los programas de educaci¨®n y al Medicare simplemente para proteger los beneficios fiscales de intereses especiales? ?Resulta justo eso? ?De qu¨¦ manera promueve eso el crecimiento?
Ahora tenemos nuestra mejor oportunidad para una reforma fiscal integral, de car¨¢cter bipartidista, que fomente la creaci¨®n de trabajos y ayude a reducir el d¨¦ficit. El pueblo americano merece un c¨®digo fiscal que ayude a las peque?as empresas a invertir menos tiempo llenando formularios complicados y m¨¢s tiempo expandiendo su negocio y contratando gente; un c¨®digo fiscal que garantice que los multimillonarios que tienen contadores superpotentes no puedan pagar una tasa de impuestos m¨¢s baja que sus secretarias trabajadoras; un c¨®digo fiscal que reduzca los incentivos para trasladar empleos al extranjero, y que reduzca las tasas de impuestos para los negocios y empresas manufactureras que creen empleos aqu¨ª mismo en los Estados Unidos. Eso es lo que puede representar una reforma del sistema tributario. Eso es lo que podemos lograr juntos.
Estoy consciente de que la reforma tributaria y la reforma de programas de la red social no ser¨¢n f¨¢ciles. La pol¨ªtica ser¨¢ dif¨ªcil para ambas partes. Ninguno de nosotros conseguir¨¢ el 100 por ciento de lo que queremos. Pero la alternativa nos costar¨¢ empleos, perjudicar¨¢ a nuestra econom¨ªa, e impondr¨¢ dificultades a millones de estadounidenses que trabajan duro. De manera que pongamos a un lado los intereses de los partidos, y colaboremos para aprobar un presupuesto que reemplace los recortes desatinados con ahorros e inversiones sensatos en nuestro futuro. Y hag¨¢moslo sin las pol¨ªticas arriesgadas carentes de garant¨ªa que son estresantes para los consumidores y alarmantes para los inversionistas. La m¨¢s extraordinaria naci¨®n de la Tierra no puede continuar manejando sus negocios dej¨¢ndonos llevar de una crisis fabricada a otra. Pong¨¢monos de acuerdo, aqu¨ª mismo, ahora mismo, en mantener el gobierno del pueblo abierto, pagar nuestras cuentas a tiempo, y defender en todo momento la completa fe y el cr¨¦dito de los Estados Unidos de Am¨¦rica. Ya que el pueblo americano ha laborado muy duro durante demasiado tiempo en la reconstrucci¨®n despu¨¦s de una crisis para entonces ver que sus funcionarios electos ocasionen otra.
Ahora bien, la mayor¨ªa de nosotros est¨¢ de acuerdo en que un plan para reducir el d¨¦ficit tiene que ser parte de nuestra agenda. Pero seamos precisos: la reducci¨®n del d¨¦ficit por s¨ª sola no es un plan econ¨®mico. Una econom¨ªa creciente que cree empleos buenos de clase media; esa tiene que ser la Estrella del Norte que gu¨ªe nuestros esfuerzos. Cada d¨ªa debemos hacernos tres preguntas como naci¨®n: ?C¨®mo podemos atraer m¨¢s empleos a nuestras costas? ?C¨®mo equipamos a nuestra gente de las habilidades necesarias para desempe?ar esos empleos? Y, ?c¨®mo nos cercioramos de que el trabajo duro d¨¦ lugar a un medio de vida decente?
Hace a?o y medio, yo propuse una Ley para Trabajos Estadounidenses que economistas independientes opinaron que crear¨ªa m¨¢s de un mill¨®n de nuevos empleos. Le agradezco al ¨²ltimo Congreso la aprobaci¨®n de una parte de esa agenda, y le exhorto a este Congreso a que apruebe el resto. Esta noche, voy a presentar propuestas adicionales que estar¨¢n pagas completamente y que cumplen con el marco de referencia del presupuesto al que ya han acordado ambos partidos hace 18 meses. Les repito, nada de lo que propongo esta noche debe aumentar nuestro d¨¦ficit ni por diez centavos. No es un gobierno m¨¢s grande lo que necesitamos, sino un gobierno m¨¢s sensato que establezca prioridades y que invierta en un crecimiento generalizado.
Nuestra primera prioridad es hacer que los Estados Unidos sean un im¨¢n para atraer nuevos empleos y manufactura.
Despu¨¦s de eliminar empleos durante m¨¢s de 10 a?os, nuestras empresas manufactureras han agregado alrededor de 500,000 empleos durante los ¨²ltimos tres. Caterpillar est¨¢ trayendo empleos de vuelta de Jap¨®n. Ford est¨¢ trayendo empleos de vuelta de M¨¦xico. Despu¨¦s de establecer plantas en otros pa¨ªses como China, Intel est¨¢ abriendo su planta m¨¢s moderna aqu¨ª en casa. Y este a?o, Apple nuevamente comenzar¨¢ a fabricar las computadoras Mac aqu¨ª en los Estados Unidos.
Hay cosas que podemos hacer, ahora mismo, para acelerar esa tendencia. El a?o pasado, creamos nuestro primer instituto de innovaci¨®n en la manufactura en Youngstown, Ohio. Un almac¨¦n que hab¨ªa estado cerrado actualmente es la sede de un laboratorio de arte en el que nuevos trabajadores est¨¢n haci¨¦ndose expertos en impresi¨®n de 3D que tiene el potencial de revolucionar la manera en que hacemos pr¨¢cticamente todo. No hay motivo por lo que esto no pueda suceder en otras ciudades y pueblos. As¨ª es que, esta noche, estoy anunciando el lanzamiento de tres m¨¢s de estos centros de manufactura, en los que los negocios se aliar¨¢n con los Departamentos de Defensa y de Energ¨ªa para convertir regiones dejadas atr¨¢s por la globalizaci¨®n en centros globales de empleos y manufactura de alta tecnolog¨ªa. Y le exhorto a este Congreso a que ayude a crear una red de quince de estos centros y as¨ª garantizar que la pr¨®xima revoluci¨®n en la manufactura est¨¦ Hecha en Estados Unidos.
Si queremos fabricar los mejores productos, tambi¨¦n tenemos que invertir en las mejores ideas. Cada d¨®lar que invertimos para correlacionar el genoma humano reditu¨® $140 a nuestra econom¨ªa. Actualmente, nuestros cient¨ªficos est¨¢n correlacionando el cerebro humano para descubrir las respuestas al padecimiento de Alzheimer; desarrollando medicamentos para regenerar los ¨®rganos da?ados; creando nuevos materiales para que las bater¨ªas tengan diez veces m¨¢s potencia. Ahora no es el momento de aniquilar estas inversiones que crean empleos en ciencias e innovaci¨®n. Ahora es el momento de llegar a un nivel de investigaci¨®n y desarrollo nunca visto desde la cima de la Carrera Espacial. Y actualmente, ning¨²n ¨¢rea tiene mayor promesa que nuestras inversiones en la energ¨ªa americana.
Despu¨¦s de a?os de hablar del asunto, finalmente estamos posicionados para controlar nuestro futuro en materia de energ¨ªa. Producimos m¨¢s petr¨®leo en el pa¨ªs que lo que hemos hecho en 15 a?os. Hemos duplicado la distancia que pueden recorrer nuestros autos con un gal¨®n de gasolina, y la cantidad de energ¨ªa renovable que generamos de fuentes tales como la e¨®lica y la solar, contando con la evidencia de decenas de miles de buenos empleos americanos. Producimos m¨¢s gas natural que lo que hayamos hecho hasta ahora y, consecuentemente, las facturas de electricidad de casi todos son m¨¢s bajas. Y, durante los ¨²ltimos cuatro a?os, nuestras emisiones de la peligrosa contaminaci¨®n ocasionada por el carbono que amenaza a nuestro planeta realmente han disminuido.
Pero por el bien de nuestros hijos y de nuestro futuro, tenemos que hacer m¨¢s para combatir el cambio clim¨¢tico. Es cierto, la realidad es que ning¨²n evento por s¨ª solo establece una tendencia. Pero el hecho es que los 12 a?os de m¨¢s calor en la historia todos han ocurrido en los ¨²ltimos 15. Ahora, las olas de calor, las sequ¨ªas, los incendios forestales, y las inundaciones son m¨¢s frecuentes e intensas. Podemos optar por creer que la Supertormenta Sandy, y la sequ¨ªa m¨¢s severa en varias d¨¦cadas, y los peores incendios forestales que hayan experimentado algunos estados fueron simplemente una desafortunada casualidad. O podemos optar por creer en el juicio contundente de la ciencia y tomar medidas antes de que sea demasiado tarde.
La buena noticia es que podemos lograr un progreso significativo sobre este tema al tiempo que impulsamos un crecimiento econ¨®mico s¨®lido. Exhorto al Congreso a que procure encontrar una soluci¨®n al cambio clim¨¢tico de car¨¢cter bipartidista y basada en el mercado, como en la que John McCain y Joe Lieberman colaboraron hace unos a?os. Pero si el Congreso no toma medidas pronto para proteger a las generaciones futuras, yo lo har¨¦. Yo le dar¨¦ instrucciones a mi Gabinete para que formule medidas ejecutivas que podamos tomar, ahora y en el futuro, para reducir la contaminaci¨®n, preparar a nuestras comunidades para las consecuencias del cambio clim¨¢tico, y agilizar la transici¨®n a fuentes de energ¨ªa m¨¢s sostenibles.
Hace cuatro a?os, otros pa¨ªses dominaban el mercado de la energ¨ªa limpia y los empleos que esto conllevaba. Eso lo hemos comenzado a cambiar. El a?o pasado, la energ¨ªa e¨®lica agreg¨® casi la mitad de toda la nueva capacidad de la energ¨ªa en los Estados Unidos. As¨ª es que generemos aun m¨¢s. La energ¨ªa solar se hace menos costosa cada a?o, as¨ª es que logremos reducir los costos aun m¨¢s. Mientras pa¨ªses como China contin¨²en invirtiendo a todo tren en la energ¨ªa limpia, tambi¨¦n tenemos que hacerlo nosotros.
Mientras tanto, el auge del gas natural nos ha resultado en la producci¨®n de energ¨ªa m¨¢s limpia y mayor independencia en materia de energ¨ªa. Por eso es que mi Administraci¨®n seguir¨¢ eliminando m¨¢s burocracia y agilizar¨¢ los permisos nuevos de petr¨®leo y gas. Pero tambi¨¦n quiero trabajar con este Congreso para fomentar las investigaciones y la tecnolog¨ªa que ayuden a quemar el gas natural con de manera aun m¨¢s limpia y a proteger nuestro aire y nuestra agua.
De hecho, mucha de esta energ¨ªa reci¨¦n descubierta se extrae de los terrenos y las aguas que son propiedad de todos nosotros, es decir, del p¨²blico. As¨ª es que, esta noche, propongo que usemos algunos de nuestros ingresos de petr¨®leo y gas para financiar un Fideicomiso para la Seguridad de la Energ¨ªa que impulsar¨¢ las nuevas investigaciones y tecnolog¨ªa que se requieren para que nuestros autos y camiones puedan prescindir totalmente del petr¨®leo. Si una coalici¨®n no afiliada a ning¨²n partido de Directores Ejecutivos y de generales y almirantes jubilados puede respaldar esta idea, nosotros tambi¨¦n podemos. Tomemos sus consejos y liberemos a nuestras familias y negocios de las dolorosas subidas de los precios de la gasolina que hemos tolerado durante demasiado tiempo. Esta noche, tambi¨¦n estoy presentado una nueva meta para los Estados Unidos: recortemos a la mitad la energ¨ªa que puedan desperdiciar nuestras casas y nuestros negocios durante los pr¨®ximos veinte a?os. Los estados con las mejores ideas para crear empleos y reducir las facturas de energ¨ªa con la construcci¨®n de edificios m¨¢s eficientes recibir¨¢n apoyo federal para ayudarlos a que eso se convierta en realidad.
El sector de la energ¨ªa en los Estados Unidos es solo una parte de una infraestructura envejecida que necesita reparaci¨®n. Preg¨²ntenle a cualquier Director Ejecutivo d¨®nde preferir¨ªa ubicarse y contratar: en un pa¨ªs con carreteras y puentes en deterioro, o en uno con ferrocarriles y con internet de alta velocidad; escuelas de alta tecnolog¨ªa y redes autoregenerantes de distribuci¨®n de la electricidad. El Director Ejecutivo de Siemens America, que es una compa?¨ªa que trajo cientos de nuevos empleos a Carolina del Norte, ha dicho que si optimizamos nuestra infraestructura, ellos traer¨¢n incluso m¨¢s empleos. Y yo s¨¦ que ustedes quieren estos proyectos de creaci¨®n de empleos en sus distritos. Los he visto a todos ustedes en las ceremonias de corte de cinta.
Esta noche, propongo un programa de ¡°Arreglarlo primero¡± para hacer que la gente trabaje lo antes posible en nuestras reparaciones m¨¢s urgentes, tales como los cerca de 70,000 puentes con estructuras deficientes a trav¨¦s de todo el pa¨ªs. Y para garantizar que los contribuyentes no tengan que sobrellevar toda la carga, tambi¨¦n propongo una Alianza para Reconstruir a los Estados Unidos que atraiga capital privado para optimizar lo que nuestros negocios m¨¢s necesitan: puertos modernos para transportar nuestra mercanc¨ªa; tuber¨ªas modernas que puedan resistir una tormenta; escuelas modernas como las que merecen nuestros hijos. Demostremos que no hay un lugar mejor para hacer negocios que los Estados Unidos de Am¨¦rica. Y comencemos a hacerlo ahora mismo.
Parte de nuestro esfuerzo de reconstrucci¨®n tambi¨¦n tiene que incluir a nuestro sector de la vivienda. Actualmente, nuestro mercado inmobiliario finalmente se est¨¢ recuperando del derrumbe de 2007. Los precios de las casas est¨¢n subiendo al ritmo m¨¢s acelerado en seis a?os, las compras de casas han subido cerca de un 50 por ciento, y la construcci¨®n se est¨¢ expandiendo nuevamente.
Sin embargo, incluso con las tasas hipotecarias cerca de su punto m¨¢s bajo en 50 a?os, demasiadas familias que tienen buen cr¨¦dito y que quieren comprar casa est¨¢n siendo rechazadas. Demasiadas familias que nunca han dejado de hacer un pago y que quieren refinanciar est¨¢n recibiendo respuestas negativas. Eso no permite que nuestra econom¨ªa prospere, y tenemos que arreglarlo. Ahora mismo, hay una propuesta de ley en este Congreso que le ofrecer¨ªa a todo due?o de casa responsable en los Estados Unidos la oportunidad de ahorrarse $3,000 al a?o con una refinanciaci¨®n a las tasas de hoy en d¨ªa. Los Dem¨®cratas y los Republicanos lo apoyaron anteriormente. ?Qu¨¦ es lo que estamos esperando? Hagan una votaci¨®n. Env¨ªenme ese proyecto de ley. Ahora mismo, hay regulaciones que se superponen y que impiden que familias j¨®venes responsables puedan comprar su primera casa. ?Qu¨¦ es lo que nos detiene? Optimicemos el proceso, y contribuyamos al crecimiento de nuestra econom¨ªa.
Estas iniciativas en la manufactura, la energ¨ªa, la infraestructura, y la vivienda ayudar¨¢n a los empresarios y a las peque?as empresas a expandirse y crear nuevos empleos. Sin embargo, nada de eso har¨¢ diferencia salvo que tambi¨¦n equipemos a nuestros habitantes de las habilidades y la capacitaci¨®n para ocupar esos empleos. Y eso tiene que comenzar a la edad m¨¢s temprana posible.
Un estudio tras otro indica que, mientras m¨¢s pronto comience un ni?o a aprender, mejor rendimiento este tendr¨¢ a la larga. Sin embargo, actualmente, menos de 3 de cada 10 ni?os de cuatro a?os de edad est¨¢n inscritos en un programa pre-escolar de alta calidad. La mayor¨ªa de los padres de clase media no pueden darse el lujo de pagar varios cientos de d¨®lares a la semana en un pre-escolar privado. Y, para los ni?os pobres que necesitan la mayor cantidad de ayuda, la falta de acceso a la educaci¨®n pre-escolar puede ensombrecerlos para el resto de sus vidas.
Esta noche, propongo colaborar con los estados para poner el pre-escolar de alta calidad a la disposici¨®n de todo ni?o en los Estados Unidos. Cada d¨®lar que invertimos en la educaci¨®n pre-escolar de alta calidad puede ahorrar m¨¢s de siete d¨®lares m¨¢s adelante con el mejoramiento de las tasa de graduaci¨®n, la reducci¨®n del embarazo en la adolescencia, e incluso la reducci¨®n de la delincuencia violenta. En los estados que hacen una prioridad de la educaci¨®n de nuestros ni?os m¨¢s peque?os, tales como Georgia u Oklahoma, los estudios indican que los estudiantes tienen mayor probabilidad de leer y tener conocimientos de matem¨¢ticas a nivel de grado, graduarse de la escuela secundaria, mantener un trabajo, y formar sus propias familias m¨¢s estables. As¨ª es que hagamos lo que logra resultados, y cercior¨¦monos de que ninguno de nuestros muchachos comience la carrera de la vida teniendo desventaja. D¨¦mosles esa oportunidad a nuestros muchachos.
Asegur¨¦monos tambi¨¦n de que un diploma de la escuela secundaria abra el camino a un buen trabajo para nuestros hijos. Ahora mismo, pa¨ªses como Alemania se concentran en fomentar la graduaci¨®n de sus estudiantes de escuela secundaria con el equivalente de un t¨ªtulo t¨¦cnico otorgado por uno de nuestros institutos comunitarios de educaci¨®n superior, y de esa manera est¨¢n listos para tomar un empleo. En las escuelas como P-Tech en Brooklyn, los estudiantes se grad¨²an con un diploma de la secundaria y un t¨ªtulo universitario de dos a?os en sistemas inform¨¢ticos o en ingenier¨ªa, gracias a una colaboraci¨®n forjada por las escuelas p¨²blicas de Nueva York, la City University of New York e IBM.
Necesitamos brindar oportunidades como esta a todos los estudiantes estadounidenses. Hace cuatro a?os, iniciamos el programa Carrera a la cima, que es un certamen que convenci¨® a casi todos los estados para que prepararan planes de estudios m¨¢s inteligentes y establecieran normas m¨¢s estrictas a cambio de aproximadamente el 1% de lo que gastamos en educaci¨®n cada a?o. Esta noche voy a anunciar un nuevo reto para redise?ar las escuelas secundarias de Estados Unidos a fin de que puedan equipar mejor a sus graduados para afrontar las exigencias de una econom¨ªa de alta tecnolog¨ªa. Recompensaremos a las escuelas que establezcan nuevas alianzas con universidades y empresas y que dise?en clases centradas en ciencias, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas, que son las habilidades que las empresas de la actualidad est¨¢n buscando para ocupar sus empleos ahora mismo y en el futuro.
Ahora bien, a¨²n contando con mejores escuelas secundarias, la mayor¨ªa de los j¨®venes necesitar¨¢ recibir educaci¨®n superior. Es un hecho sencillo: mientras mayor nivel educativo logre una persona, m¨¢s probabilidades tendr¨¢ de obtener un empleo y forjarse un camino a la clase media. Sin embargo, hoy mismo los costos astron¨®micos impiden a muchos j¨®venes lograr una educaci¨®n superior, o los condena a vivir con una carga de deuda insostenible.
Mediante cr¨¦ditos fiscales, subvenciones y mejores pr¨¦stamos, hemos abaratado el costo de la educaci¨®n universitaria para millones de estudiantes y sus familias en a?os recientes. Pero los contribuyentes no pueden seguir subsidiando el elevad¨ªsimo costo de la educaci¨®n superior. Las universidades deben poner de su parte para contener esos costos y tenemos la responsabilidad de comprobar que as¨ª lo hagan. Esta noche le pedir¨¦ al Congreso que cambie la Ley de Educaci¨®n Superior para que incluya tanto la asequibilidad como el valor educativo a fin de determinar qu¨¦ recintos de educaci¨®n superior reciben determinados tipos de asistencia federal. Y, ma?ana, mi Administraci¨®n publicar¨¢ una nueva ¡°tarjeta de puntaje universitario¡± que tanto los padres como los estudiantes pueden usar para comparar universidades seg¨²n criterios sencillos: en qu¨¦ universidad puede el estudiante obtener el mayor beneficio por lo que paga.
A fin de acrecentar nuestra clase media, nuestros ciudadanos deben tener acceso a la educaci¨®n y la capacitaci¨®n requeridas por los empleos de la actualidad. Pero tambi¨¦n queremos asegurarnos de que Estados Unidos siga siendo el lugar donde todo el que est¨¦ dispuesto a trabajar con tes¨®n tendr¨¢ la oportunidad de salir adelante.
Nuestra econom¨ªa cobra mayor fuerza cuando aprovechamos los talentos y el ingenio de inmigrantes esforzados y optimistas. Y ahora mismo, l¨ªderes de los sectores empresariales, sindicales, de cumplimiento del orden p¨²blico y de comunidades religiosas convienen en que ha llegado la hora de aprobar una reforma migratoria integral.
Una reforma verdadera significa contar con una s¨®lida seguridad fronteriza. Podemos aprovechar el progreso ya logrado por mi Administraci¨®n: hemos desplegado m¨¢s fuerzas en la frontera sure?a que en ning¨²n otro momento de nuestra historia y hemos reducido los cruces ilegales a sus niveles m¨¢s bajos en 40 a?os.
Una reforma verdadera significa establecer un camino responsable para ganarse la ciudadan¨ªa. Un camino que incluya aprobar una verificaci¨®n de antecedentes, pagar impuestos y abonar una multa significativa, aprender ingl¨¦s y ocupar su lugar correspondiente en la cola, detr¨¢s de aquellos que est¨¢n tratando de residir legalmente en el pa¨ªs.
Adem¨¢s, una reforma verdadera significa reparar el sistema de inmigraci¨®n legal para acortar los per¨ªodos de espera, reducir la burocracia y atraer a los empresarios e ingenieros altamente calificados para que nos ayuden a crear empleos y fomentar nuestra econom¨ªa.
En otras palabras, sabemos lo que hay que hacer. En este mism¨ªsimo momento, grupos bipartidistas en ambas c¨¢maras est¨¢n trabajando diligentemente para redactar un proyecto de ley. Celebro estas gestiones. Pues bien, ?acab¨¦moslo de hacer! Env¨ªenme un proyecto de ley de reforma migratoria integral en los pr¨®ximos meses y lo voy a promulgar de inmediato.
Pero no podemos detenernos en ese punto. Sabemos que la econom¨ªa cobra mayor fuerza cuando nuestras esposas, madres e hijas pueden llevar vidas libres de discriminaci¨®n en el centro de trabajo y libres del temor de sufrir violencia en el hogar. Hoy d¨ªa, el Senado aprob¨® la Ley sobre la Violencia contra la Mujer que Joe Biden hab¨ªa redactado en su forma original casi 20 a?os atr¨¢s. Por lo tanto, insto a la C¨¢mara de Representantes a que haga lo mismo. Y pido al Congreso que declare que las mujeres deben ganar un salario equivalente al trabajo que desempe?an y que finalmente apruebe la Ley de Equidad Salarial este a?o.
Sabemos que nuestra econom¨ªa est¨¢ m¨¢s fuerte cuando podemos recompensar un d¨ªa honesto de trabajo con un salario honesto pero, actualmente, un trabajador a tiempo completo con un salario m¨ªnimo gana $14,500 al a?o. Incluso con la reducci¨®n impositiva implementada, una familia con dos hijos que gane el salario m¨ªnimo sigue estando por debajo del nivel de pobreza. Eso no est¨¢ bien. Es por eso que, desde la ¨²ltima vez que este Congreso aument¨® el salario m¨ªnimo, diecinueve estados han elegido aumentar el suyo a¨²n m¨¢s.
Esta noche, declaremos que, en la naci¨®n m¨¢s rica de la Tierra, ninguna persona que trabaje a tiempo completo debe vivir por debajo del nivel de pobreza, y aumentar el salario m¨ªnimo federal a $9.00 la hora. Este sencillo paso aumentar¨ªa los ingresos de millones de familias trabajadoras. Puede significar la diferencia entre ir a la tienda a comprar comestibles o ir al banco de comida; pagar la renta o ser desalojado; estar escasamente cubriendo gastos en todo momento o finalmente salir adelante. Para los negocios en toda la naci¨®n, esto se traduce en clientes con m¨¢s dinero en sus bolsillos. De hecho, los trabajadores no tienen por qu¨¦ estar esperando a?o tras a?o a que suba el salario m¨ªnimo mientras que el salario de los Directores Ejecutivos es el m¨¢s alto hist¨®ricamente. As¨ª es que he aqu¨ª una idea en la que de hecho estuvimos de acuerdo el Gobernador Romney y yo el a?o pasado: vamos a vincular el sueldo m¨ªnimo al costo de vida para que por fin se convierta en un salario con el cual se pueda vivir.
Esta noche, tambi¨¦n debemos reconocer que existen comunidades en este pa¨ªs en donde sin importar que tan duro se trabaje, es virtualmente imposible salir adelante. Pueblos con f¨¢bricas que han sido diezmados cuando las plantas empacaron y se fueron. Ineludibles focos de pobreza, en zonas tanto urbanas como rurales, en donde los adultos j¨®venes todav¨ªa est¨¢n luchando por encontrar su primer trabajo. Los Estados Unidos no es un lugar donde nuestro destino debe definirse seg¨²n el lugar o las circunstancias en que nacemos. Es por eso que necesitamos edificar nuevas escaleras de oportunidad hacia la clase media para todos aquellos que est¨¦n dispuestos a escalarlas.
Ofrezcamos incentivos a aquellas empresas que contraten a estadounidenses que cuenten con las capacidades para llenar esa vacante de trabajo, pero que han estado tanto tiempo sin trabajo que nadie les da una oportunidad. Pongamos a la gente a trabajar reconstruyendo las casas vacantes en los vecindarios decadentes. Adem¨¢s este a?o mi Administraci¨®n empezar¨¢ a formar alianzas con 20 de los pueblos m¨¢s adversamente afectados en los Estados Unidos para levantar a estas comunidades. Colaboraremos con l¨ªderes locales para enfocar los recursos en la seguridad p¨²blica, la educaci¨®n y la vivienda. Daremos cr¨¦ditos tributarios a aquellos negocios que contratan e inviertan. Y nos concentraremos en el fortalecimiento de las familias al eliminar los elementos financieros de disuasi¨®n al matrimonio para las parejas de bajos ingresos y hacer m¨¢s para fomentar la paternidad, ya que lo que hace hombre a alguien no es la habilidad de concebir un hijo, sino tener la valent¨ªa de criarlo.
Familias m¨¢s fuertes. Comunidades m¨¢s fuertes. Estados Unidos m¨¢s fuertes. Este tipo de prosperidad, que es amplia, compartida y edificada sobre una pr¨®spera clase media, ha sido siempre la fuente de nuestro progreso en este pa¨ªs. Y tambi¨¦n es la base de nuestro poder e influencia a nivel mundial.
Esta noche, nos mantenemos unidos para aclamar a las tropas y los civiles que se sacrifican a diario para protegernos. Es debido a ellos que podemos decir con confianza que los Estados Unidos terminar¨¢ su misi¨®n en Afganist¨¢n, y lograr¨¢ nuestro objetivo de derrotar el n¨²cleo de al Qaeda. Ya hemos tra¨ªdo a casa a 33,000 de nuestros valientes hombres y mujeres del servicio militar. En la primavera, nuestras fuerzas se desplazar¨¢n a un papel de apoyo, mientras que las fuerzas de seguridad de Afganist¨¢n asumir¨¢n el liderazgo. Esta noche, puedo anunciar que durante el pr¨®ximo a?o, otras 34,000 tropas estadounidenses en Afganist¨¢n regresar¨¢n a casa. Esa reducci¨®n continuar¨¢. Y nuestra guerra en Afganist¨¢n terminar¨¢ a finales del a?o que viene.
M¨¢s all¨¢ de 2014, perdurar¨¢ el compromiso de los Estados Unidos a lograr un Afganist¨¢n unificado y soberano, pero la naturaleza de nuestro compromiso cambiar¨¢. Estamos negociando un acuerdo con el gobierno afgano y nos estamos enfocando en dos misiones: capacitar y equipar a las fuerzas afganas para que el pa¨ªs no caiga de nuevo en un caos, y esfuerzos antiterroristas que nos permitan perseguir a los restos de al Qaeda y sus afiliados.
Hoy, la organizaci¨®n que nos atac¨® el 11 de septiembre es una sombra de lo que era. Han surgido diferentes grupos extremistas y afiliados de al Qaeda, desde la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga hasta ?frica. La amenaza que representan dichos grupos est¨¢ evolucionando. Pero para hacerle frente a esta amenaza no necesitamos mandar a miles de nuestros hijos e hijas al extranjero ni ocupar otras naciones. En lugar de eso tenemos que ayudar a pa¨ªses como Yemen, Libia y Somalia para que puedan ocuparse de su propia seguridad, y ayudar a los aliados que pelean contra los terroristas, como lo hemos hecho en Mali. Y, cuando sea necesario y usando un amplio rango de capacidades, continuaremos tomando acciones directas contra aquellos terroristas que representan la amenaza m¨¢s seria contra los estadounidenses.
Al hacerlo, debemos valernos de nuestros valores en la lucha. Es por eso que mi Administraci¨®n se ha esforzado incansablemente para forjar un marco jur¨ªdico y pol¨ªtico duradero que gu¨ªe nuestras operaciones antiterroristas, y a lo largo de este gobierno hemos mantenido al Congreso plenamente informado de nuestros esfuerzos. Pero yo reconozco que, en nuestra democracia, nadie debe simplemente llegar y aceptar mi palabra de que estamos haciendo las cosas correctamente. As¨ª que, en los meses venideros, seguir¨¦ trabajando con el Congreso para garantizar no s¨®lo que nuestra selecci¨®n de objetivos, detenci¨®n y enjuiciamiento de terroristas se mantenga consistente con nuestras leyes y sistema de controles y contrapesos, sino que nuestros esfuerzos sean a¨²n m¨¢s transparentes ante el pueblo americano y el mundo.
Por supuesto que nuestros retos no terminan con al Qaeda. Estados Unidos seguir¨¢ liderando los esfuerzos para prevenir la propagaci¨®n de las armas m¨¢s peligrosas en el mundo. El r¨¦gimen en Corea del Norte debe comprender que s¨®lo lograr¨¢ seguridad y prosperidad cumpliendo con sus obligaciones internacionales. Los actos de provocaci¨®n como el que vimos anoche s¨®lo resultar¨¢n en un mayor aislamiento, ya que permaneceremos firmes en respaldo de nuestros aliados, fortaleceremos nuestras propias defensas de misiles, y estaremos a la cabeza del esfuerzo mundial por tomar acci¨®n firme en respuesta a estas amenazas.
Asimismo, los l¨ªderes de Ir¨¢n tienen que reconocer que este es el momento para una soluci¨®n diplom¨¢tica, porque hay una coalici¨®n unida exigiendo que ellos cumplan con sus obligaciones, y haremos lo que sea necesario para impedir que obtengan un arma nuclear. Tambi¨¦n entablaremos conversaciones con Rusia para buscar mayores reducciones en nuestros arsenales nucleares, y seguiremos siendo l¨ªderes en el esfuerzo global de proteger materiales nucleares que pudieran caer en las manos equivocadas, puesto que nuestra capacidad para influir sobre otros depende de nuestra voluntad de liderar.
Estados Unidos tambi¨¦n debe hacerle frente a la amenaza real y creciente de ataques cibern¨¦ticos. Sabemos que los piratas inform¨¢ticos se roban las identidades de personas e infiltran correos electr¨®nicos privados. Sabemos que empresas extranjeras sustraen nuestros secretos corporativos. Y nuestros enemigos buscan la capacidad de sabotear nuestra red de energ¨ªa el¨¦ctrica, nuestras instituciones financieras, y nuestros sistemas de control del tr¨¢fico a¨¦reo. No podemos mirar hacia atr¨¢s en a?os venideros y preguntarnos por qu¨¦ no hicimos nada ante las serias amenazas a nuestra seguridad y nuestra econom¨ªa.
Es por eso que hoy, m¨¢s temprano, firm¨¦ un nuevo decreto ejecutivo que fortalecer¨¢ nuestras defensas cibern¨¦ticas aumentando el intercambio de informaci¨®n y desarrollando normas que protejan nuestra seguridad nacional, nuestros empleos, y nuestra privacidad. Ahora bien, el Congreso tambi¨¦n debe actuar, aprobando las leyes que otorguen a nuestro gobierno una mayor capacidad para proteger nuestras redes y disuadir los ataques.
A¨²n mientras protegemos a nuestro pueblo, debemos recordar que el mundo de hoy presenta no solo peligros, sino tambi¨¦n oportunidades. Para elevar las exportaciones estadounidenses, respaldar los empleos norteamericanos, y lograr igualdad de oportunidades en los mercados en crecimiento de Asia, tenemos la intenci¨®n de completar las negociaciones para una Alianza Transpac¨ªfica. Y, esta noche, estoy anunciando que iniciaremos conversaciones para una Alianza Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n amplia con la Uni¨®n Europea, porque el comercio que sea libre y justo a trav¨¦s del Atl¨¢ntico sustenta millones de empleos americanos bien remunerados.
Tambi¨¦n sabemos que el progreso en las partes empobrecidas de nuestro mundo nos enriquece a todos. En muchos lugares, la gente vive con poco m¨¢s de un d¨®lar al d¨ªa. As¨ª que los Estados Unidos unir¨¢ fuerzas con nuestros aliados para erradicar esa pobreza extrema en las pr¨®ximas dos d¨¦cadas: conectando a m¨¢s personas a la econom¨ªa global y fomentando la participaci¨®n de las mujeres; d¨¢ndole a nuestros j¨®venes y a nuestras mentes m¨¢s brillantes nuevas oportunidades para servir; ayudando a las comunidades a poder alimentarse, obtener energ¨ªa, y educarse a s¨ª mismos; salvando a los ni?os del mundo de muertes prevenibles; y haciendo realidad la promesa de una generaci¨®n libre del SIDA.
Por sobre todo, Estados Unidos tiene que seguir siendo una fuente de inspiraci¨®n a todos los que buscan la libertad durante este periodo de cambios hist¨®ricos. Yo pude observar el poder de la esperanza el a?o pasado en Rang¨²n, cuando Aung San Suu Kyi le dio la bienvenida a un presidente norteamericano a un hogar donde ella hab¨ªa estado encarcelada por a?os; donde miles de birmanos salieron a las calles, ondeando banderas estadounidenses, incluyendo a un hombre que dijo, ¡°en Estados Unidos hay justicia y leyes. Yo quiero que nuestro pa¨ªs sea as¨ª¡±.
En defensa de la libertad, seguiremos siendo el ancla de s¨®lidas alianzas desde las Am¨¦ricas hasta ?frica; de Europa hasta Asia. En el Oriente Medio, apoyaremos a los ciudadanos a medida que estos exijan sus derechos universales, y apoyaremos transiciones estables a la democracia. El proceso ser¨¢ engorroso, y no podemos atrevernos a pensar que vamos a poder dictar el curso de cambios a ocurrir en pa¨ªses como Egipto; pero podemos insistir, e insistiremos, en que se respeten los derechos fundamentales de todas las personas. Mantendremos la presi¨®n sobre el r¨¦gimen sirio que ha asesinado a su propio pueblo, y respaldaremos a los l¨ªderes de la oposici¨®n que respeten los derechos de todos los sirios. Y estaremos firmemente con Israel en la b¨²squeda de la seguridad y una paz duradera. Esos son los mensajes que llevar¨¦ cuando viaje al Medio Oriente el pr¨®ximo mes.
Todo este trabajo depende del valor y de los sacrificios de aquellos que sirven en lugares peligrosos, exponi¨¦ndose a grandes riesgos a su persona: nuestros diplom¨¢ticos, nuestros agentes de inteligencia y los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Mientras yo sea Comandante en Jefe, haremos todo cuanto sea necesario para proteger a aquellos que sirven a su pa¨ªs en el exterior y mantendremos la mejor fuerza militar del mundo. Invertiremos en nuevas capacidades, aun mientras reducimos los gastos excesivos y gastos de tiempo de guerra. Aseguraremos el tratamiento parejo de todos los miembros de las fuerzas armadas y beneficios parejos para sus familias, tanto homosexuales como heterosexuales. Contaremos con el valor y las habilidades de nuestras hermanas e hijas, porque las mujeres han probado bajo fuego enemigo que est¨¢n preparadas para el combate. Cumpliremos la palabra dada a nuestros veteranos, invirtiendo en una atenci¨®n m¨¦dica de talla mundial, incluida la atenci¨®n en salud mental, para nuestros guerreros heridos; apoyando a nuestras familias militares y d¨¢ndoles a nuestros veteranos los beneficios, la educaci¨®n y las oportunidades de trabajo que tienen merecidos. Y quiero agradecer a mi esposa Michelle y a la Dra. Jill Biden su continuada dedicaci¨®n para servir a nuestras familias militares de la misma manera que estas nos sirven a nosotros.
Pero defender nuestra libertad no es una obligaci¨®n solo para nuestras fuerzas armadas. Todos debemos poner de nuestra parte para asegurar que los derechos que nos fueron dotados por Dios sean protegidos aqu¨ª en nuestro pa¨ªs. Esto incluye nuestro derecho m¨¢s fundamental como ciudadanos: el derecho a votar. Cuando haya estadounidenses, independientemente de donde vivan y de a qu¨¦ partido pertenezcan, a quienes se les prive de ese derecho simplemente porque no puedan esperar cinco, seis, siete horas solo para dar su voto, estamos traicionando nuestros ideales. Es por eso que, esta noche, anuncio una comisi¨®n sin afiliaci¨®n de partido para mejorar la experiencia de votar en Estados Unidos. Y les estoy solicitando a dos expertos con muchos a?os en este campo, que sirvieron recientemente como los principales abogados de mi campa?a y de la campa?a del Gobernador Romney, que la lideren. Vamos a corregir esto. El pueblo estadounidense lo exige. Y tambi¨¦n lo exige nuestra democracia.
Por supuesto que lo que he dicho esta noche importa poco si no unimos fuerzas para proteger a nuestro m¨¢s apreciado recurso, que son nuestros ni?os.
Han pasado dos meses desde Newtown. S¨¦ que esta no es la primera vez que este pa¨ªs ha sostenido un debate sobre la manera de reducir la violencia armada. Pero esta vez es diferente. La abrumadora mayor¨ªa de los estadounidenses, aquellos que creen en la 2? Enmienda, ha unido fuerzas en torno a una reforma de sentido com¨²n, como las investigaciones de antecedentes que har¨¢n que sea m¨¢s dif¨ªcil para los criminales obtener un arma. Senadores de ambos partidos est¨¢n colaborando en la redacci¨®n de nuevas leyes severas para evitar que alguien compre armas para su reventa a los criminales. Los jefes de polic¨ªa est¨¢n pidiendo nuestra ayuda para eliminar de nuestras calles las armas de guerra y los cargadores masivos de municiones, porque est¨¢n cansados de que se les supere en cantidad y potencia de armas.
Cada una de estas propuestas merece una votaci¨®n en el Congreso. Si usted quiere votar que no, esa es su elecci¨®n. Pero estas propuestas merecen un voto. Porque en los dos meses desde Newtown, m¨¢s de un millar de cumplea?os, graduaciones y aniversarios nos han sido robados de nuestras vidas por la bala de un arma de fuego.
Entre los que perdimos se encontraba una joven llamada Hadiya Pendleton. Ten¨ªa 15 a?os de edad. Le encantaban las galleticas Fig Newtons y ponerse brillo de labios. Era batonista. Ella era tan buena con sus amigos que todos las consideraban su mejor amiga. Hace s¨®lo tres semanas, estuvo aqu¨ª, en Washington, con sus compa?eros de clase, actuando para su pa¨ªs en mi toma de posesi¨®n. Y una semana despu¨¦s muri¨® a consecuencia de un disparo en un parque de Chicago despu¨¦s de salir de la escuela, a tan solo una milla de distancia de mi casa.
Los padres de Hadiya, Nate y Cleo, se encuentran en esta sala esta noche, junto con m¨¢s de dos docenas de estadounidenses cuyas vidas fueron destrozadas por la violencia con armas de fuego. Ellos merecen un voto.
Gabby Giffords merece un voto.
Las familias de Newtown merecen un voto.
Las familias de Aurora merecen un voto.
Las familias de Oak Creek, Tucson, Blacksburg y de un sinn¨²mero de otras comunidades desgarradas por la violencia armada todas merecen un simple voto.
Nuestras acciones no evitar¨¢n todo acto de violencia sin sentido en este pa¨ªs. En efecto, ninguna ley, ninguna iniciativa, ning¨²n acto administrativo resolver¨¢n perfectamente todos los problemas que he delineado esta noche. Pero nunca se nos puso en esta Tierra para ser perfectos. Se nos puso en esta Tierra para hacer la diferencia que podamos, proteger a esta naci¨®n, ampliar las oportunidades y defender nuestros ideales mediante la ardua labor, a menudo frustrante, pero totalmente necesaria del autogobierno.
Se nos puso en esta Tierra para cuidar de nuestros conciudadanos estadounidenses de la misma manera que ellos se cuidan entre s¨ª todos los d¨ªas, por lo general sin fanfarria, en todo el pa¨ªs. Debemos seguir su ejemplo.
Debemos seguir el ejemplo de una enfermera de la ciudad de Nueva York llamada Menchu S¨¢nchez. Cuando debido al hurac¨¢n Sandy se cort¨® la luz en el hospital donde trabaja, no pens¨® en qu¨¦ le habr¨ªa ocurrido a su vivienda sino en los preciados veinte reci¨¦n nacidos que ten¨ªa a su cuidado y el plan de rescate que ide¨® para mantenerlos a salvo.
Debemos seguir el ejemplo de una mujer del Norte de Miami llamada Desiline Victor. Cuando lleg¨® al centro de votaci¨®n que le correspond¨ªa, se le dijo que la espera para votar podr¨ªa ser de seis horas. Y a medida que pasaba el tiempo, su preocupaci¨®n no era su cuerpo cansado ni su dolor de pies, sino si las personas como ella llegar¨ªan a expresar su voluntad. Hora tras hora, una multitud de personas permanecieron en la cola para que ella se sintiera apoyada. Porque Desiline tiene 102 a?os de edad. Y estas personas estallaron en aplausos cuando ella por fin se puso una etiqueta que dec¨ªa "Ya vot¨¦".
Debemos seguir el ejemplo de un agente de polic¨ªa llamado Brian Murphy. Cuando un hombre armado abri¨® fuego contra un templo sij en Wisconsin, y Brian fue el primero en llegar, ¨¦l no tuvo en cuenta su propia seguridad. ?l luch¨® contra el hombre hasta que lleg¨® m¨¢s ayuda, y orden¨® a sus compa?eros agentes que protegieran la seguridad de los estadounidenses que se encontraban en el interior del templo, incluso mientras yac¨ªa sangrando en el suelo por las doce heridas de bala recibidas.
Cuando se le pregunt¨® c¨®mo pudo hacerlo, Brian respondi¨®: "Es que as¨ª somos".
Es que as¨ª somos.
Podemos hacer trabajos diferentes, y usar uniformes diferentes, y tener puntos de vista diferentes a la persona a nuestro lado. Pero como estadounidenses, todos compartimos con orgullo nuestro t¨ªtulo:
Somos ciudadanos. Es una palabra que no se limita a describir nuestra nacionalidad o situaci¨®n legal. Ella describe la forma que somos. Describe aquello en lo que creemos. Capta la idea persistente de que este pa¨ªs solo funciona cuando aceptamos ciertas obligaciones mutuas y con las generaciones futuras; que nuestros derechos se funden con los derechos de los dem¨¢s y que, ya bien adentrados en nuestro tercer siglo como naci¨®n, sigue siendo la tarea de todos nosotros, como ciudadanos de estos Estados Unidos, ser los autores del siguiente gran cap¨ªtulo de nuestra historia americana.
Gracias, que Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de Am¨¦rica.
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