El adalid de la revoluci¨®n ciudadana

Antonio Ingroia naci¨® en Palermo (Sicilia) en 1959 y es un fiscal. Con 28 a?os, entr¨® en el equipo anti-Mafia coordinado por los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la Cosa Nostra en 1992, a dos meses de distancia el uno del otro. En el mismo Tribunal, Ingroia nunca dej¨® la batalla contra la criminalidad organizada, encarg¨¢ndose de juicios delicados que investigaban la complicidad entre la Mafia y algunos pol¨ªticos y ¨®rganos del Estado. Por ejemplo fue ¨¦l quien obtuvo para Marcello Dell'Utri, ¨ªntimo amigo y socio pol¨ªtico de Silvio Berlusconi, la condena por concurso externo en asociaci¨®n mafiosa. El 24 de julio de 2012 pidi¨® y obtuvo que se abriera un juicio contra 12 imputados entre mafiosos, pol¨ªticos, miembros de los servicios secretos y fuerzas de polic¨ªa por haber intentado negociar con la Cosa Nostra.

Es entonces cuando su rostro y su nombre empiezan a copar diariamente los peri¨®dicos y los telediarios. Ingroia nunca fue un magistrado particularmente silencioso o reservado, cuando deb¨ªa quitarse alguna espinilla. Pas¨® este verano. Uno de los imputados es el exministro de Interior Nicola Mancino, acusado de haber mentido a los fiscales que le interrogaban. Los investigadores le pincharon el tel¨¦fono y escucharon dos llamadas entre ¨¦l y el actual jefe de Estado, Giorgio Napolitano. El presidente gan¨® un recurso en la Corte Constitucional para que el contenido de las conversaciones fuese destruido de inmediato. La posici¨®n de Ingroia en Palermo se volvi¨® inc¨®moda y el Consejo superior de la magistratura consinti¨® que se cogiera un a?o de baja para incorporarse a una unidad de investigaci¨®n contra el narcotr¨¢fico de la ONU, en Guatemala. Mientras, en Italia, la prensa de izquierdas le aupaba a palad¨ªn sin manchas de la legalidad y muchos empezaron a presionarle para que accediera a la arena pol¨ªtica.

Ingroia acept¨® liderar una lista que lleva su nombre y el color naranja en el s¨ªmbolo. A pesar del s¨ªmbolo flamante y del nuevo l¨ªder, Revoluci¨®n C¨ªvica hereda en parte el programa de otro partido. Se trata de la Italia de los Valores, fundado por Antonio di Pietro, fiscal de Manos Limpias que sol¨ªa aliarse con el Partido Democr¨¢tico. Sin embargo, las relaciones entre Di Pietro y Pier Luigi Bersani se enfriaron cuando el primero decidi¨® no apoyar el Gobierno de tecn¨®cratas de Mario Monti. El exmagistrado se qued¨® fuera de la coalici¨®n de centroizquierda. Cuando parec¨ªa destinado al olvido, apareci¨®, Deus ex machina, ese colega de Palermo: Ingroia insufl¨® ilusi¨®n y entusiasmo en un proyecto pol¨ªtico en la cuerda floja. Contrariamente a Di Pietro, Ingroia no sali¨® de la magistratura. Solo pidi¨® una excedencia de un a?o. ¡°Si no salgo elegido vuelvo a Guatemala¡±, dijo, sin preocuparse de lo que muchos le objetan, que tomar una abierta posici¨®n pol¨ªtica choca con la imparcialidad necesaria para desempe?ar el oficio de fiscal.

Ingroia es apoyado tambi¨¦n por algunos movimientos que militan contra la corrupci¨®n como el Pueblo Violeta, muy activo contra Berlusconi; Las Agendas Rojas, fundadas por el hermano del juez Borsellino, y algunos alcaldes como Luigi De Magistris de N¨¢poles, que centran su discurso en la legalidad. Parece que en Italia, la legalidad no es una condici¨®n de fondo, sino que tiene que ser un punto del programa electoral.