¡°La hip¨®tesis de grandes coaliciones no existe y no existir¨¢ jam¨¢s¡±
El l¨ªder de la coalici¨®n m¨¢s votada recalca que no se puede dejar Italia "a la deriva frente a Europa y los mercados"
?"Ll¨¢melo como quiera: gobierno de minor¨ªa, gobierno de fines espec¨ªficos, importa bien poco. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles lo propondr¨¦ a la direcci¨®n del partido, despu¨¦s al Jefe del Estado: yo lo llamo un gobierno de cambio, que me asumo la responsabilidad de dirigir, que propone siete u ocho puntos relevantes y que solicitar¨¢ en el Parlamento el apoyo de quienes est¨¦n de acuerdo". Pier Luigi Bersani se juega as¨ª sus ¨²ltimas cartas. Encerrado en su despacho, agita su habitual puro toscano apagado. Pero se muestra mucho m¨¢s batallador que en la afligida conferencia de prensa del martes pasado. El l¨ªder del Partido Democr¨¢tico (PD) intenta salir del rinc¨®n lanzando un nuevo desaf¨ªo a Beppe Grillo (?sus insultos no me asustan?), mostr¨¢ndose favorable a la hip¨®tesis de ofrecer los m¨¢s altos cargos del Estado al Movimiento 5 Estrellas y al PDL (?en cuanto a las cargos institucionales estamos abiertos a examinar todos los escenarios?) pero cerrando definitivamente la puerta a cualquier ¡°governissimo¡± con Silvio Berlusconi (?ahora ya basta, ocasiones para demostrarse responsable ya ha tenido muchas y las ha desperdiciado todas¡±).
Pregunta. Se?or secretario, empecemos por el principio. Por el d¨ªa siguiente al tsunami. ?Qu¨¦ sinti¨® el lunes por la noche?
Respuesta. Ya lo he dicho: una gran desilusi¨®n porque la gobernabilidad del pa¨ªs estaba en peligro.
P. ?Nos atrevemos a decirlo? Estas elecciones ustedes las han perdido.
R. Por m¨¢s que sea la primera vez que un partido de centroizquierda ha obtenido la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara baja y la mayor¨ªa relativa en el Senado, estos resultados no suponen de por s¨ª la soluci¨®n, como suceder¨ªa en otras democracias del mundo¡.
?P. D¨¦jese de jerga pol¨ªtica. Habr¨¢n ganado ustedes num¨¦ricamente, pero han sido derrotados pol¨ªticamente. El PD ha dilapidado tres millones seiscientos mil votos, con el neoliberalismo en crisis, la corriente a favor de la izquierda en Europa, la derecha berlusconiana hecha pedazos en Italia. ?Se les presentar¨¢ alguna otra vez una ocasi¨®n parecida?
R. Es indudable que esa marea de protestas y de exigencias de cambio nos ha entrado en casa. Pero no es cierto que las ¡°condiciones de base¡± eran tan favorables. En el terreno social no lo eran en absoluto. Y eso yo lo hab¨ªa percibido perfectamente. Puede usted repasar todo lo que he dicho en la campa?a electoral, y podr¨¢ comprobar que es cierto.
?P. De ser cierto, los italianos les habr¨ªan votado en masa. Si no ha sido as¨ª, ?de qui¨¦n es la culpa? ?De los italianos que no les han entendido o de ustedes que no han sabido explicarse?
R. He podido ver a muchos doctos, m¨¦dicos y sabihondos que pontifican a toro pasado. Yo jam¨¢s he pensado que si no ganamos es por culpa de los italianos que no nos entienden. Y tampoco creo que lo que ha ocurrido es atribuible a errores de la campa?a electoral, que nadie puede evitar que se produzcan. Se nos han opuesto una derecha que propon¨ªa soluciones fiscales on¨ªricas y Grillo que propon¨ªa la palingenesia. ?Acaso quiere usted que le diga que habr¨ªamos tenido nosotros tambi¨¦n que lanzar un mensaje a medio camino entre lo imposible y lo irracional? ?Que habr¨ªamos debido ser un poco menos ¡°realistas¡±? No estoy nada convencido de eso. En la campa?a electoral siempre he repetido que el coraz¨®n de la crisis italiana radicaba en las cuestiones sociales, en el empobrecimiento y en el ensanchamiento de la horquilla de las desigualdades.
?P. Da la impresi¨®n de que han quedado ustedes enjaulados entre su habitual temor a quedar al descubierto por la izquierda y su habitual necesidad de abrirse al centro, teniendo en cuenta adem¨¢s que todo el mundo sab¨ªa que tras el voto llegar¨ªan a un acuerdo con Monti.
R. Es innegable que la necesidad de no romper con Monti nos ha condicionado. Y que a causa de ese condicionamiento algo hemos tenido que pagar.
P. Por otra parte, han infravalorado la rabia de los italianos, que mientras pagaban el IMU, ve¨ªan multiplicarse los esc¨¢ndalos sin que se percibieran l¨ªmites a los privilegios de la casta.
R. Siempre he tenido claro cu¨¢nto cuenta la mara?a de los costes y de los mecanismos de nuestra democracia, que poco a poco se han convertido en una cuesti¨®n preliminar de principio, ineludible para muchos electores que han optado por el Movimiento Cinco Estrellas¡
P. Pero el tsunami les ha arrollado de todas formas. Evidentemente, el mensaje de cambio ha sido vago, o no lo bastante rotundo.
R. No, en eso no puedo estar de acuerdo. Puede afirmarse que no hemos sido capaces de evitar que el fen¨®meno del voto del malestar y de la protesta nos entrara en casa. Pero que nadie venga a decirme que no hab¨ªamos visto el peligro. Si no lo hubi¨¦ramos avistado, yo no habr¨ªa celebrado unas primarias para elegir al candidato del partido, en las que me somet¨ª a refrendo, ni tampoco para la confecci¨®n de las listas electorales. Y hoy no estar¨ªamos diciendo que el tsunami nos ha afectado lateralmente, sino que nos ha embestido en plena cara. Si tenemos un Parlamento completamente renovado, la mayor parte del m¨¦rito es nuestro: el 42% de sus nuevos miembros son mujeres, y de nuestros 340 diputados elegidos en la Camera baja yo conozco como mucho a un 10%. En la campa?a electoral me he pasado d¨ªa y noche forcejeando entre quienes me preguntaban a cu¨¢ntos cent¨ªmetros de distancia deb¨ªa mantenerse el PD de Monti o de Vendola. Me he dejado la garganta contestando: ¡°Pero ?es que est¨¢is locos?, ?no veis que el problema no es ese?¡±.
P. Se habr¨¢ dejado usted la garganta, pero ?no se pregunta por qu¨¦ no le hemos o¨ªdo?
R. ?Quiere usted decir que nos hemos equivocado en algo en la campa?a electoral? No tengo mayor problema en aceptarlo. Pero ver¨¢, insistir en eso quiere decir soslayar las cuestiones de fondo. Las razones que explican la novedad del voto ya las he se?alado varias veces y ahora solo me limito a reforzarlas. En los ¨²ltimos dos a?os, la reducci¨®n del PIB y la destrucci¨®n del valor a?adido y de los puestos de trabajo solo es comparable a lo que ocurri¨® despu¨¦s de la ¨²ltima guerra mundial. Frente a este drama, la pol¨ªtica se muestra impotente o inmoral. Preguntarse ¡°?cu¨¢nto nos cuesta un parlamentario¡± es la otra cara de una pregunta distinta: ¡°?para qu¨¦ sirve un parlamentario¡±. La democracia representativa ha demostrado que no domina la espiral en curso entre austeridad y recesi¨®n. Es una cuesti¨®n europea, pero es tambi¨¦n, y a¨²n m¨¢s, una cuesti¨®n italiana. Esta crisis ha creado corrientes fort¨ªsimas, la opini¨®n p¨²blica est¨¢ dividida entre propuestas de innovaci¨®n, protestas radicales, l¨ªneas de fuga ut¨®picas, atajos para buscar lo mejor de lo peor, al estilo de ¡°salgamos del euro¡±. Ah¨ª, en este punto, es donde hay que actuar¡?.
P. De acuerdo, pues expl¨ªquenoslo, ?c¨®mo se ha de actuar?
R. En primer lugar, hay que respetar el resultado del voto. En segundo lugar, es necesario que cada uno asuma sus responsabilidades. A nosotros nos corresponde hablar los primeros porque disponemos de la mayor¨ªa, amplia en la C¨¢mara baja y relativa en el Senado. Por lo tanto, para nosotros, responsabilidad significa cambio. El cambio no es una exclusiva del Movimiento Cinco Estrellas. Nosotros tambi¨¦n lo hemos exigido, lo hemos practicado y lo invocamos con mayor fuerza a¨²n.
P. ?De qu¨¦ modo? ?Cu¨¢l es su propuesta para permitir la gobernabilidad de Italia?
R. Quiero darle la vuelta al esquema. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles, en el comit¨¦ de direcci¨®n del partido, asumir¨¦ la responsabilidad de formalizar la propuesta de un gobierno de cambio, que marque de manera neta el cambio de fase con siete-ocho puntos program¨¢ticos. El primer tema es Europa. Quiero que el pr¨®ximo gobierno ponga una cuesti¨®n crucial, de la que he hablado por tel¨¦fono con Hollande antes de ayer: la austeridad, por s¨ª sola, nos lleva al desastre. En ¨¢mbito europeo, a todos ha de entrarles en la cabeza que la reducci¨®n de la deuda y del d¨¦ficit es un tema que ha de plantearse a medio plazo: ahora hay otra urgencia absoluta, el empleo. La segunda cuesti¨®n es social. El malestar es demasiado fuerte, los ayuntamientos han de poder abrir ventanillas de apoyo, es necesario desbloquear de inmediato los pagos de las administraciones p¨²blicas a las empresas e introducir sistema universales en los amortiguadores sociales. El tercer asunto es la democracia. El nuevo gobierno, inmediatamente, debe reducir a la mitad el n¨²mero de parlamentarios, equiparar a la baja sus sueldos a los de los alcaldes, promulgar leyes que regulen la vida de los partidos y no solo en lo que ata?e a su financiaci¨®n, que endurezcan dr¨¢sticamente las normas anticorrupci¨®n y que regulen de una vez por todas el conflicto de intereses. Cada uno de estos puntos se traducir¨¢ en un especifico proyecto de ley, que d¨ªa tras d¨ªa har¨¦ p¨²blico en la red desde el mismo jueves por la ma?ana. Ello me ofrecer¨¢ la agradable oportunidad de volver a plantear tambi¨¦n algunas viejas ideas, como la creaci¨®n de un ministerio para el Desarrollo Sostenible, visto que la econom¨ªa verde ha de ser el coraz¨®n del nuevo gobierno que tengo en la cabeza.
P. Perfecto. Y con esa plataforma program¨¢tica, ?qu¨¦ va a hacer, una vez que obtenga la aprobaci¨®n del comit¨¦ de direcci¨®n del PD?
R. Cuando el Jefe del Estado me llame a consultas, presentar¨¦ esta plataforma como base para un gobierno de cambio¡
?P. ?¡ para el que se postula como jefe de gabinete?
R. S¨ª. Esa ser¨¢ mi propuesta a Napolitano. Con esta plataforma me presento en el Parlamento, porque ya es hora de que este Parlamento fuertemente renovado vuelva a desempe?ar a fondo todas las funciones que le competen. Con esta plataforma yo apelar¨¦ a todas las fuerzas pol¨ªticas, para ver qui¨¦n est¨¢ dispuesto a asumir su responsabilidad.
P. ?Y qu¨¦ ser¨¢? Un Gobierno de minor¨ªa, un Gobierno de fines espec¨ªficos, que ir¨¢ buscando votos all¨¢ donde los encuentre, sin mayor¨ªas preestablecidas?
R. Ll¨¢melo como quiera. Para m¨ª es un Gobierno de cambio, que como todos los gobiernos se someter¨¢ a una moci¨®n de confianza. Voy a jugar mi partido a cara descubierta, y eso quiere decir que no habr¨¢ mesas secretas de negociaci¨®n, apa?os o chanchullos.
P. Grillo dice: ¡°valorar¨¦ ley por ley qu¨¦ votar¡±¡
R. Leyendo nuestra constituci¨®n, votar ley por ley no es suficiente, porque un gobierno nace refrendado por una moci¨®n de confianza o no llega a nacer. A ¨¦l le corresponde elegir. El cambio no se hace con la gente que de una tarta solo quiere comerse la guinda. Hay que gobernar el pa¨ªs, no podemos dejarlo a la deriva frente a Europa y a los mercados.
P. D¡¯Alema propone ceder al Movimiento Cinco Estrellas y al PDL de Berlusconi la presidencia de la C¨¢mara baja y del Senado. ?Est¨¢ usted de acuerdo?
R. No me aparto de cuanto he afirmado en la campa?a electoral. Quien llega el primero no tiene la exclusiva de los cargos institucionales. Pero hay dos aspectos que me interesa subrayar. En primer lugar: una situaci¨®n de emergencia como la actual no puede afrontarse con los viejos esquemas de ciudad asediada de la pol¨ªtica. Y en segundo lugar: cuando est¨¢n en juego las instituciones estoy abierto a todas las hip¨®tesis, pero cuando se habla de gobierno no puede haber ambig¨¹edad¡
?P. Precisamente, Hic Rhodus. Si salta el esquema de su ¡°gobierno de cambio¡±, ?est¨¢ usted dispuesto o no a hacer un pacto con el diablo, es decir, un gobierno de gran coalici¨®n con el Berlusconi ¡°estadista¡± que dice que ¡°esta es la hora de la responsabilidad¡±?
R. Esc¨²cheme bien, en estos a?os a Berlusconi se le han presentado ¡°horas de la responsabilidad¡± a espuertas, y las ha desperdiciado todas. La responsabilidad ¨¦l no la concibe fuera de sus propios intereses, de ¨¦l y de su gente. Por lo tanto, quiero decirlo con absoluta claridad: la hip¨®tesis de grandes coaliciones no existe y no existir¨¢ jam¨¢s.
P. Con todo, parece que incluso en el PD hay fuertes presiones en este sentido.
R. Presiones siempre hay muchas y de todas clases. Tambi¨¦n en las bases, y en direcci¨®n contraria a la de las amplias mayor¨ªas. Tenemos la suerte de ser un gran partido, que discute y decide en organismos colegiados. Propuestas de ¡°gobern¨ªsimos¡± hasta ahora no he o¨ªdo ninguna. Supondr¨ªa la muerte del PD, ser¨ªa la respuesta de una pol¨ªtica que rechaza la realidad y que se encierra en s¨ª misma. Yo tengo una idea distinta: como siempre he dicho en la campa?a electoral, lo que hace falta es un gobierno de combate, y yo estoy dispuesto a encabezarlo.
P. Pero si Grillo le dice que nones, y repite que es usted ¡°un muerto que camina¡±, ?qu¨¦ va a hacer?
R. Ya me imaginaba que Grillo responder¨ªa algo parecido. Pero comete un grave error si cree que tiene delante a alguien que se deja impresionar f¨¢cilmente. A Grillo solo quiero decirle que hago m¨ªa la sugerencia del cantante Vasco Rossi: ¡°a tomar por saco el orgullo¡±. ?l puede insultarme cuanto le apetezca, pero tiene que acudir al Parlamento a dec¨ªrmelo. Ese es el desaf¨ªo que le lanzo. El gobierno de cambio que propongo no responde solo al sentir de su gente, sino tambi¨¦n al de la m¨ªa. Hasta ahora su eslogan ha sido ¡°todos a casa¡±. Bien, ahora que dentro de la casa est¨¢ ¨¦l tambi¨¦n que nos diga con toda claridad si quiere marcharse o si est¨¢ interesado en restructurar la casa.
P. No me ha dicho si en su paquete de medidas est¨¢ tambi¨¦n la reforma de la ley electoral, vistos los en¨¦simos desastres que genera la que est¨¢ en vigor.
R. Es ciertamente una prioridad. Habr¨¢ que verificar las posiciones de todos. Nosotros ya hemos presentado en el Parlamento nuestra propuesta: sistema mayoritario a doble turno, siguiendo el modelo franc¨¦s.
P. D¡¯Alema, evidentemente para lisonjear al PDL, propone introducir el presidencialismo. ?comparte esta posici¨®n?
R. En nuestra propuesta deliberada por la asamblea nacional el presidencialismo no se contempla.
?P. D¨ªgame, si su gobierno de cambio fracasa ?qu¨¦ sucede? ?Habr¨¢ que volver a votar?
R. No tengo posiciones subordinadas. Esta es mi propuesta. Le tocar¨¢ decidir al presidente de la Rep¨²blica, con su acostumbrada sabidur¨ªa.
?P. Usted se est¨¢ jugando romperse la crisma. ?No ha pensado en dimitir, durante estos d¨ªas? ?Qu¨¦ har¨¢ si su propuesta no llega a puerto?
R. ?Dimisi¨®n? Hace dos a?os que vengo repitiendo que este de 2013 es para m¨ª la ¨²ltimo giro de pista. Lo s¨¦ y siempre lo he sabido. Pero sea como mozo o como capit¨¢n, yo no abandono el barco...
P. Se?or secretario, d¨ªganos la verdad. ?Cu¨¢nto pesa el instinto de supervivencia de las nomenclaturas?
R. No lo digamos ni en broma. Tenemos un pa¨ªs que salvar. En lo que a m¨ª me ata?e, quien crea que lo que est¨¢ en juego es una cuesti¨®n personal o es una persona mezquina, o un cretino.
@ La Repubblica
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