¡°Sent¨ª que el comandante se desped¨ªa¡±
El cortejo f¨²nebre aglutina en Caracas a miles de beneficiarios de los programas del chavismo El furg¨®n recorre las principales avenidas de la ciudad protegido por un cord¨®n de soldados
Pasa en los cortejos f¨²nebres que cada cual hace inventario de las historias que le acercan al difunto. De cuando le escucharon hablar por primera vez, de c¨®mo les pill¨® la noticia del fallecimiento del comandante-presidente, de cu¨¢ndo comenzaron a sentirse amparados por el poder absoluto que forj¨® en vida. ¡°Yo s¨ª sent¨ª como un p¨¢lpito, no s¨¦, una cosa, cuando apareci¨® ayer [por el martes] Nicol¨¢s Maduro en televisi¨®n por primera vez. Yo, que creo en estas cosas, sent¨ª que el comandante se estaba despidiendo¡±, dec¨ªa bajo el sol tenaz del mediod¨ªa Gladys Barrios, ba?ada en l¨¢grimas y envuelta en el uniforme de una de las misiones sociales que cre¨® Ch¨¢vez a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada.
Antes de despedir al fallecido la gente buscaba alimentos racionados
Pasadas las 10.30 (las cuatro de la tarde hora peninsular espa?ola) del mi¨¦rcoles, parti¨® del hospital militar de Caracas la caravana que condujo el ata¨²d de Hugo Ch¨¢vez hasta la Academia Militar de Venezuela, donde se form¨® como soldado y donde hasta el viernes se le rendir¨¢n honores p¨®stumos. Una banda militar toc¨® el himno nacional y el p¨¢rroco que ofici¨® la misa salpic¨® el f¨¦retro arropado en una bandera con agua bendita antes de que el coche f¨²nebre comenzara a abrirse paso entre una masa compacta que coreaba los versos: ¡°Juntos con Sim¨®n / Ch¨¢vez al pante¨®n¡±, que expresaban la idea de que el presidente reci¨¦n fallecido deb¨ªa ser inhumado junto al pr¨®cer de la independencia, Sim¨®n Bol¨ªvar.
La carroza recorri¨® lentamente la avenida San Mart¨ªn, a medio camino entre el hospital militar Carlos Arvelo, donde, de acuerdo con la versi¨®n oficial, muri¨® Ch¨¢vez a las 16.25 de la tarde del martes (21.55 en la Pen¨ªnsula), y el Palacio de Miraflores, donde gobern¨® durante los ¨²ltimos 14 a?os. Pas¨® frente a los bloques de El Silencio, adornados en sus balcones por banderas, y sigui¨® hacia la avenida Bol¨ªvar, la principal de Caracas, llena de carteles con im¨¢genes de la vida de Ch¨¢vez y un solo mensaje: ¡°De tus manos brota lluvia de vida, te amamos¡±. ¡°Te amamos, aunque est¨¦s muerto¡±, repet¨ªa a gritos Augusto Mart¨ªnez, mientras estiraba todo lo que pod¨ªa su brazo para captar con su tel¨¦fono celular el momento preciso en que la procesi¨®n pasaba frente a ¨¦l.
En el paseo militar de Los Pr¨®ceres, que desemboca en el patio de la Academia Militar y destino final del cortejo, un grupo de obreros daban los ¨²ltimos retoques de pintura a los monumentos. Todo lo dem¨¢s ya estaba en su sitio: una bandera gigante colgada entre los dos monolitos que dan sombra a las estatuas de todos los pr¨®ceres de la Independencia, las antenas de transmisi¨®n satelital de las televisiones p¨²blicas, los camiones cargados de agua fresca para los manifestantes; la cinta tricolor que cada soldado llevaba en el brazo izquierdo de su uniforme, la que usaron los militares que en 1992 acompa?aron a Ch¨¢vez en el intento fallido de golpe de Estado contra el Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez y que el mi¨¦rcoles llevaban en se?al de luto.
Cada militar llevaba la cinta tricolor que recordaba el golpe de Estado de 1992
Antes de sumarse al cortejo, un centenar de personas formaron en largas filas frente al Mercal, el mercado popular que financia el Gobierno y que cada d¨ªa instala sus carpas en las puertas de la estaci¨®n de metro de Los S¨ªmbolos, para vender el pollo, el az¨²car, el arroz, la leche en polvo que desde hace meses escasean, c¨ªclicamente, en los mercados privados del pa¨ªs. ¡°Tenemos que seguir en la lucha, la Misi¨®n Alimentaci¨®n no debe detenerse, para mantener la tranquilidad y la soberan¨ªa alimentaria del pueblo, para que adquieran sus v¨ªveres como siempre¡±, dec¨ªa Richard Aguirre, a cargo del abasto, mientras acarreaba bultos de comida. El desabastecimiento, sosten¨ªa Ch¨¢vez en vida y sostiene el Gobierno que le sobrevive, forma parte de un plan de la "derecha" para desestabilizar al pa¨ªs en momentos cr¨ªticos, como el actual. Por eso y por las dudas de que en los pr¨®ximos d¨ªas pueda llenar la alacena, Gloria Fuentes se detuvo en el mercadillo: "El dolor que sent¨ª ayer [por el martes], cuando me enter¨¦ de la noticia, fue demasiado grande. Y claro que voy a ir a velar a mi presidente. Pero par¨¦ antes aqu¨ª un momentico para comprar un kilito de az¨²car, que ya no tengo".
Porque la vida cotidiana tambi¨¦n sigui¨®, avanzando lenta, como la carroza f¨²nebre de Ch¨¢vez, pero avanzando.
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