Los piratas y el nuevo desorden global
El reciente ¡°desorden¡± mundial conlleva riesgos planetarios (en seguridad, alimentaci¨®n, salud, financieros...) que urgen a reinventar la pol¨ªtica global. Esta es la tesis del nuevo libro del catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica y Social Daniel Innerarity, ¡®Un mundo de todos y de nadie¡¯
El mundo actual est¨¢ lleno de paradojas, y una buena parte de ellas podr¨ªa sintetizarse en la idea de que es un mundo de todos y de nadie. Proliferan los asuntos que son de todos (que a todos nos afectan y que exigen acciones coordinadas), pero de los que, al mismo tiempo, nadie puede o quiere hacerse cargo (para los que no hay instancia competente o de los que nadie se hace responsable). ?Cu¨¢l es la diferencia entre lo com¨²n y lo ingobernable, entre la responsabilidad compartida y la irresponsabilidad generalizada? ?C¨®mo distinguir lo de todos y lo de ninguno, lo que no tiene due?o y aquello de lo que nadie se ocupa?
Estamos ante una configuraci¨®n del mundo que se parece a las formas arcaicas de las sociedades de colectores y cazadores, que lo conciben m¨¢s en t¨¦rminos de itinerarios, de botines y pactos que como espacios cerrados y propiedades estables. No tiene nada de extra?o que la figura del pirata reaparezca en un mundo as¨ª y que lo haga con toda su ambivalencia de libertad y barbarie.
El pirata encarna la figura de un tipo de enemigo que no amenaza tanto a un pa¨ªs en particular como a las naciones terrestres en general, no a una soberan¨ªa concreta como a la idea de soberan¨ªa en general. Un pirata no es un enemigo particular, sino el enemigo com¨²n de todos, como dec¨ªa Cicer¨®n. La pirater¨ªa es lo contrario de la hegemon¨ªa, no en el sentido de que est¨¦ en condiciones de rivalizar con los imperios en el terreno del poder, sino porque impugna la idea de soberan¨ªa como tal. La pirater¨ªa se inmiscuye en los intervalos que los ciclos de la soberan¨ªa no deja de abrir, en ¡°el espacio sin testigos, en el vac¨ªo moral¡± (Sloterdijk). De esta hostilidad absoluta proceden nuestras actuales denominaciones para caracterizar los genocidios como ¡°cr¨ªmenes contra la humanidad¡± o el terrorismo de los ¡°unlawful combatans¡±, que se parece menos a la guerra tradicional entre Estados que a la pirater¨ªa que resulta del debilitamiento de las convenciones modernas acerca de la guerra territorial. El paralelismo entre la vieja pirater¨ªa y el actual terrorismo internacional tiene su base en el hecho de que ambos fen¨®menos se sit¨²an al margen del cuadro territorial.
Las instituciones m¨¦dicas y cient¨ªficas denunciadas como piratas no destruyen la propiedad; la introducen donde no exist¨ªa
Pues bien, no creo estar forzando la met¨¢fora si afirmo que la pirater¨ªa representa una nueva forma de estar en el mundo que se ha vuelto l¨ªquido. No me refiero solo al terrorismo global, sino a formas actuales de la globalizaci¨®n que retoman el modelo de la rapi?a. Podr¨ªamos pensar en el comportamiento de los consumidores, tan similar al pillaje (como se pone de manifiesto el primer d¨ªa de rebajas en los grandes almacenes o en cualquier forma de consumo que implica un da?o sobre el medio ambiente). El ¨¦xito de los productos financieros es inexplicable si no fuera porque en ellos se promete una gran rentabilidad que ciega incluso para los riesgos que llevan consigo. Pienso tambi¨¦n en la biopirater¨ªa, t¨¦rmino que aparece a comienzo de los a?os noventa para designar la apropiaci¨®n indebida de los recursos gen¨¦ticos. En este caso, las instituciones cient¨ªficas o m¨¦dicas denunciadas como piratas no son llamadas as¨ª porque destruyan la propiedad, sino por introducirla en lugares en los que previamente no exist¨ªa. Existe una relaci¨®n entre muchos conflictos actuales y la disposici¨®n sobre determinados recursos naturales, por lo que podr¨ªa hablarse de ¡°una ecolog¨ªa pol¨ªtica de la guerra¡±. En definitiva, la actual multiplicaci¨®n del pillaje se explica por la debilidad de los Estados a la hora de controlar eficazmente sus territorios y por la agravaci¨®n de las desigualdades que resulta particularmente insoportable.
La depredaci¨®n, que era una forma de apropiaci¨®n habitual en el mundo arcaico y cl¨¢sico, que el Estado moderno quiso resolver con el establecimiento de formas de propiedad codificadas, ha tomado actualmente (en el mundo de las finanzas y la informaci¨®n) unas formas de enorme complejidad. Una de las figuras m¨¢s elocuentes de la pirater¨ªa contempor¨¢nea son los para¨ªsos fiscales, esos lugares sin identidad, sin fiscalidad ni obligaci¨®n de residencia. All¨ª se consagra el curioso derecho de abandonar todo espacio pol¨ªtico sustray¨¦ndose al impuesto que es el s¨ªmbolo del poder territorializado.
El ciberespacio proporciona igualmente una gran cantidad de met¨¢foras mar¨ªtimas y piratas. Como los oc¨¦anos y el aire, el ciberespacio es un territorio de navegaci¨®n. El vocabulario de la Red es muy expl¨ªcito a este respecto. Se navega por la Red, y los piratas asaltan, inmovilizan, sabotean y se hacen con los servidores, a veces por puro juego, otras por motivos criminales o geoestrat¨¦gicos. All¨ª se mueven otros navegantes con la misma l¨®gica libertaria con la que los expertos financieros inventan productos para escapar de una posible regulaci¨®n. Los hackers se cuelan por los huecos de la Red y los financieros buscan los espacios off shore como los piratas circulan entre los espacios de la soberan¨ªa. Al igual que los piratas hist¨®ricos, los navegantes de la Red viven en un archipi¨¦lago sobre el que el Estado impotente no tiene el monopolio de la violencia leg¨ªtima.
Una de las figuras m¨¢s elocuentes de la pirater¨ªa contempor¨¢nea son los para¨ªsos fiscales, lugares sin obligaci¨®n de residencia
El sue?o de las l¨®gicas libres es lo que ha convertido a Internet en la utop¨ªa pol¨ªtica que ha entusiasmado a una generaci¨®n. Muchos comentadores han subrayado la cercan¨ªa de ciertos ideales contraculturales con el simple anarquismo liberal. Se trata de lo que algunos han denominado the californian ideology por tener su origen en el contexto antiautoritario de los setenta y que ha dado lugar a una cercan¨ªa ideol¨®gica entre los libertarios del mercado y la comunidad online, entre la hiperrealidad neoliberal y la hiperrealidad virtual, entre anarquismo hippy y liberalismo econ¨®mico. Esta curiosa mezcla de MacLuhan y Hayek es algo que no solo se explica por una creencia com¨²n en el determinismo tecnol¨®gico, sino que tiene ra¨ªces m¨¢s profundas. En diversas ocasiones se ha llamado la atenci¨®n sobre el hecho de que los hippies contestatarios de los setenta, tan aferrados a la autonom¨ªa individual, no tuvieran demasiados problemas para aclimatarse a las pol¨ªticas liberales y de desregulaci¨®n.
Propongo entender esta nueva constelaci¨®n ¡ªla dial¨¦ctica entre el todos y el nadie¡ª como la condici¨®n que explica lo que podr¨ªamos llamar sin exageraci¨®n metaf¨®rica el retorno de la pirater¨ªa en la era global. Hay pirater¨ªa siempre que aparecen nuevas realidades disponibles respecto de las cuales no termina de estar claro a qui¨¦n pertenece o de qui¨¦n es la competencia. Era l¨®gico que con el incremento de los bienes p¨²blicos de la humanidad ¡ªcomo el clima, la seguridad, el saber o la estabilidad financiera¡ª haya aumentado tambi¨¦n la incertidumbre acerca de su propiedad y gesti¨®n. La t¨ªmida configuraci¨®n de la humanidad como sujeto e instancia de apelaci¨®n convierte eo ipso en piratas a quienes antes eran Estados soberanos, propietarios o practicantes de alguna unilateralidad. La actual fluidificaci¨®n de la propiedad se corresponde con el debilitamiento de la soberan¨ªa pol¨ªtica en un mundo de interdependencias; ambos fen¨®menos comparten y tienen su origen en la misma l¨®gica. La cartograf¨ªa del mundo ya no establece un conjunto coherente y completo de unidades autosuficientes, sino un mapa incompleto, con zonas de soberan¨ªa ambigua, espacios de dif¨ªcil regulaci¨®n y responsabilidades difusas. Todo ello nos obliga a articular un nuevo equilibrio entre Estado, mercado y sociedad.
Un mundo de todos y de nadie (Paid¨®s) de Daniel Innerarity se publica el martes. 192 p¨¢ginas. 18.90 euros.
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