Los ¡®monos¡¯ de Ch¨¢vez
El presidente encarn¨® la esperanza para millones de venezolanos abandonados a su suerte. Los negros y mulatos le convirtieron en uno de los dirigentes que m¨¢s victorias ha logrado en las urnas
Me impact¨® la frase ¡°los monos han bajado de los cerros¡± que rodean Caracas, cuando aterric¨¦ en la capital venezolana a finales de febrero de 1989.
Eran los d¨ªas del llamado caracazo. Miles de venezolanos de los barrios m¨¢s deprimidos decidieron ¡°bajar¡± de las colinas donde viv¨ªan hacinados en chabolas y asaltar los supermercados en busca de comida.
El entonces presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez orden¨® intervenir al Ej¨¦rcito. Oficialmente, la rebeli¨®n se sald¨® con 276 muertos. Parece que hubo muchos m¨¢s.
Tres a?os m¨¢s tarde, un 4 de febrero, un desconocido teniente coronel protagoniz¨® un fallido golpe de Estado. Su nombre, Hugo Ch¨¢vez Fr¨ªas. ¡°Los monos¡±, negros y mulatos muertos de hambre de las colinas caraque?as, no olvidar¨ªan su nombre. Seis a?os m¨¢s tarde, le dar¨ªan un respaldo abrumador (56,44%) en las elecciones presidenciales. Nac¨ªa as¨ª el mito Ch¨¢vez.
Nacido ¨¦l tambi¨¦n en una familia humilde, Ch¨¢vez encarnar¨ªa la esperanza para millones de venezolanos que estaban abandonos a su suerte. Maldita suerte: la miseria, la exclusi¨®n, la ignorancia, la enfermedad y la muerte prematura.
Durante el caracazo, visit¨¦ algunos de aquellos barrios inhabitables, que la polic¨ªa ni pisaba. El taxista te abandonaba en los aleda?os. Alg¨²n cura rebelde te serv¨ªa de gu¨ªa. Aquellos barrios eran f¨¢bricas de j¨®venes delincuentes. Escrib¨ª un reportaje sobre el asesinato de adolescentes a los que navajeaban para robarles unas Nike.
Veinte a?os despu¨¦s, la violencia sigue en Caracas, s¨ª. Una ciudad peligrosa, s¨ª. Como Acapulco, o como Ciudad Ju¨¢rez. Como tantas otras de tantos pa¨ªses con grandes bolsas de pobreza.
Pero 20 a?os despu¨¦s, muchas cosas han cambiado en Venezuela. Algunas buenas. Esos ¡°monos¡±, como llamaban despectivamente a negros y mulatos aquellos que hab¨ªan tenido ¡°la suerte¡± de nacer blancos y ricos, convirtieron a Ch¨¢vez en uno de los dirigentes que m¨¢s victorias ha logrado en las urnas durante las ¨²ltimas d¨¦cadas.
En 14 a?os, Ch¨¢vez gan¨® cuatro elecciones presidenciales, otras tantas parlamentarias, tres estatales y cinco referendos. Siempre con holgadas mayor¨ªas absolutas, certificadas por organismos internacionales. Solo perdi¨® un refer¨¦ndum, por un punto, en 2007. Dos columnistas han escrito estos d¨ªas en estas p¨¢ginas que esas victorias se dan cuando ¡°hay m¨¢s pobres que ricos en el padr¨®n electoral¡± (J. J. Azn¨¢rez). Torreblanca, por su parte, parece lamentar que, ¡°siempre que los pobres sean m¨¢s numerosos que los ricos¡±, los l¨ªderes de la izquierda ¡°podr¨¢n ser llevados al poder¡±.
Es la ¡°ventaja estrat¨¦gica¡± que les concede la ¡°denostada democracia liberal¡±, dice el por otra parte admirado Torreblanca.
En efecto, los pobres auparon y mantuvieron en el poder a Ch¨¢vez. Y este les compens¨® con escuelas y hospitales, a los que nunca antes hab¨ªan tenido acceso.
Sin abrumar con los datos, entre 1998 (a?o de la primera victoria de Ch¨¢vez) y 2011, el porcentaje de venezolanos en situaci¨®n de pobreza pas¨® del 43% al 26%; quienes estaban en pobreza extrema, pasaron del 17% al 7%. El consumo de alimentos creci¨® un 27%. El n¨²mero de personas con derecho a una pensi¨®n aument¨® en un 484% y la inversi¨®n en salud p¨²blica pas¨® del 1,5% del PIB al 2,21%. Seg¨²n la CEPAL, en la ¨²ltima d¨¦cada Ch¨¢vez destin¨® 400.000 millones de d¨®lares a gasto social.
Ch¨¢vez cont¨® con la ayuda inestimable del Gobierno cubano, que le envi¨® 40.000 voluntarios, entre maestros y personal sanitario. A cambio, Cuba recibi¨® petr¨®leo. Econom¨ªa de trueque entre pa¨ªses hermanos ideol¨®gicamente.
Esas amistades peligrosas le granjearon a Ch¨¢vez grandes enemigos. Empresarios, medios de comunicaci¨®n privados, la jerarqu¨ªa cat¨®lica. Intentaron derrocarle en 2002, pero su golpe de mano fracas¨®.
Cierto es que el mesianismo que presid¨ªa algunas de las actuaciones del fallecido Ch¨¢vez le hizo cometer excesos y errores, en los que no me extiendo porque ya han sido suficientemente explicitados. S¨ª deseo recordar que hoy millones de ¡°monos¡± le lloran, porque ayer Ch¨¢vez se ocup¨® de ellos. Como dec¨ªa en estas p¨¢ginas Mar¨ªa del Cruz Godoy, de 60 a?os, ¡°a m¨ª, Ch¨¢vez me hizo persona¡±. Le ense?¨®, como a otros cientos de miles de venezolanos, a leer y a escribir. Y le dio de comer.
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