Fumata negra en la primera votaci¨®n
Ning¨²n candidato ha conseguido la mayor¨ªa en el primer escrutinio del c¨®nclave A partir de este mi¨¦rcoles votar¨¢n cuatro veces diarias
Un papa anciano y cansado ve por televisi¨®n, en directo, la grandiosa ceremonia de elecci¨®n de un nuevo papa. Todav¨ªa vestido de blanco, pero ya sin los zapatos rojos del martirio, observa el juramento sobre los Evangelios de aquellos cardenales que ¨¦l nombr¨® durante sus ocho a?os de pontificado y tambi¨¦n de aquellos otros que se resistieron a compartir la cruz de sus reformas. La imagen de Benedicto XVI, escondido del mundo en Castel Gandolfo desde el pasado 28 de febrero, es la ¨²nica ¡ªjunto a la de la votaci¨®n secreta de los 115 cardenales electores en la Capilla Sixtina¡ª que la televisi¨®n no ofrece en directo, en un espect¨¢culo tan bien realizado que un sacerdote que sigue la retransmisi¨®n desde una cafeter¨ªa cercana al Vaticano, exclama maravillado: ¡°Parece una pel¨ªcula¡±. Sin dejar pasar un segundo, el camarero, que tampoco pierde detalle, le contesta con una sonrisa: ¡°No es que lo parezca, padre. Es una pel¨ªcula¡±.
Los dos se r¨ªen. Fuera, caen chuzos de punta. La Roma creyente y la descre¨ªda observan juntas y en buena armon¨ªa un espect¨¢culo inimaginable hace solo unos meses. La elecci¨®n de un papa en vida de otro. La transici¨®n sin muerte. El luto del desconcierto. Por la ma?ana, en San Pedro, los cardenales, junto al cuerpo diplom¨¢tico y a los fieles que han madrugado lo suficiente, asisten a la misa Pro eligendo Pontifice. Se trata de otra ceremonia imponente, con los extras, el decorado y la solemnidad que solo el Vaticano puede aportar. Oficia la ceremonia el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano. El portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, ha dicho que casi con toda seguridad el papa em¨¦rito estar¨¢ siguiendo las ceremonias por televisi¨®n, as¨ª que no es dif¨ªcil imaginar a Joseph Ratzinger sentado en una sala de Castel Gandolfo escuchando lo que dice Sodano: ¡°La caracter¨ªstica principal de un buen pastor es dar la vida por sus ovejas. Y eso vale sobre todo para el sucesor de Pedro, pastor de la Iglesia universal¡±.
M¨¢s que una cr¨ªtica al papa que renunci¨®, parece una invitaci¨®n a la senda tradicional, a los pont¨ªfices que, como Juan Pablo II, agonizaron literalmente sobre la cruz, tambi¨¦n en directo. Aunque el cardenal Sodano incluye en su homil¨ªa encendidos elogios a Benedicto XVI ¡ª¡°queremos agradecer a Dios el luminoso pontificado que nos ha concedido con la vida y las obras del 265 sucesor de Pedro, el amado y venerado pont¨ªfice Benedicto XVI¡±¡ª, no se puede decir que los uniera una gran amistad. De hecho, uno y otro representan la noche y el d¨ªa de la Iglesia. Hace solo tres a?os, el cardenal Sodano calific¨® como ¡°chismorreos¡± los crecientes esc¨¢ndalos sobre la pederastia en la Iglesia. No hay que olvidar que Sodano era el secretario de Estado de Juan Pablo II cuando, en 2004, acudi¨® junto a otros muchos cardenales a la misa de 60? aniversario de la ordenaci¨®n de Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo. Uno de los pocos que no asisti¨® fue el entonces prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, que ya ten¨ªa noticias de los graves desatinos de Maciel. Tras ser elegido papa, Benedicto XVI apart¨® con mano de hierro al fundador de los Legionarios de Cristo, dejando constancia de que lo hac¨ªa por ¡°sus grav¨ªsimos e inmorales comportamientos, verdaderos delitos que manifiestan una vida sin escr¨²pulos¡±. Todo esto viene a cuento ahora m¨¢s que nunca porque Ratzinger se ha escondido voluntariamente del mundo, y Sodano ¡ªaunque mayor de 80 a?os y por tanto sin derecho a voto¡ª sigue ocupando un lugar muy influyente dentro de la Curia. El papa que salga de las votaciones tendr¨¢ que optar entre el dif¨ªcil y doloroso camino elegido por Ratzinger o volver a encerrar bajo los siete cerrojos de la palabra ¡°chismorreos¡± la purificaci¨®n de la Iglesia.
A menudo las v¨ªsperas son m¨¢s gozosas que los propios acontecimientos. Pero unas v¨ªsperas demasiado largas se pueden convertir en una pesadilla. El c¨®nclave que se inici¨® ayer fue precedido por una intensa semana de congregaciones generales, las reuniones que han celebrado todos los cardenales para fijar el momento que vive la Iglesia y trazar, en lo posible, el perfil del nuevo papa. Seg¨²n las filtraciones, uno de los personajes m¨¢s cuestionados por algunos de los cardenales asistentes ha sido el secretario de Estado, Tarcisio Bertone. De los 161 cardenales que tomaron la palabra, uno de los ¨²ltimos fue el brasile?o Jo?o Braz de Aviz, de 65 a?os, quien critic¨® en corto y por derecho el mal funcionamiento de la Curia, responsabilidad de Bertone. Seg¨²n el diario La Repubblica, la intervenci¨®n del cardenal brasile?o fue muy aplaudida por otros cardenales, que al igual que los estadounidenses piensan que muchos de los problemas de la Iglesia ¡ªlos papeles de Vatileaks, las sospechas de blanqueo de dinero en el banco del Vaticano¡ª tienen que ver con la excesiva italianizaci¨®n de la Curia.
¡°Cada vez que se habla de la Curia as¨ª, en general, se comete una gran injusticia¡±. Son las once de la noche del lunes. La plaza de San Pedro est¨¢ casi vac¨ªa y quien as¨ª habla es un soldado raso de la Curia, un sacerdote espa?ol de unos 60 a?os que desde hace dos d¨¦cadas trabaja en el Vaticano en labores de intendencia. Est¨¢ molesto por lo que, desde hace meses, publican los peri¨®dicos sobre las guerras de poder en la Iglesia. ¡°Existen, claro que existen¡±, admite, ¡°pero se sobredimensionan. La mayor parte de los que trabajamos ah¨ª dentro hacemos una labor decente. Lo mismo sucede con la dichosa pederastia. Siempre han existido casos, pero tambi¨¦n le puedo decir que siempre los hemos combatido. Mi orden ha apartado sistem¨¢ticamente a las ovejas negras y, dentro de lo posible, hemos ayudado a las v¨ªctimas. Pero lo hemos hecho en silencio. La exposici¨®n p¨²blica de todos estos casos hace que estemos pagando justos por pecadores, y se debe ¡ªf¨ªjese lo que le digo¡ª a la mala gesti¨®n de los norteamericanos. No todo puede ser solucionado a la luz p¨²blica¡±.
El malestar del sacerdote de la Curia refleja muy bien la ra¨ªz de un problema que ha roto las costuras del secreto en el Aula Pablo VI. ?Hay que seguir adelante con las reformas que inici¨® Ratzinger o hay que frenarlas? La respuesta llevar¨¢ el nombre del pr¨®ximo papa. Pero, por el momento, habr¨¢ que esperar. A las 19.42 ¡ªdos horas y siete minutos despu¨¦s de que se cerraran las puertas del c¨®nclave¡ª una fumata negra y abundante ha salido por la chimenea instalada sobre el tejado de la Capilla Sixtina. Los 115 cardenales hab¨ªan votado. Ning¨²n candidato hab¨ªa alcanzado los dos tercios necesarios. En Castel Gandolfo, un papa anciano y cansado, escondido del mundo pero pendiente de ¨¦l a trav¨¦s de la televisi¨®n en directo, se ir¨¢ a la cama sin saber el nombre de su sucesor.
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