El primer asalto marca el c¨®nclave
La votaci¨®n inicial mide las fuerzas reales de los candidatos m¨¢s famosos
Aunque todo en el c¨®nclave es secreto, ni siquiera los turistas que deambulaban este martes por la plaza de San Pedro del Vaticano esperaban otra cosa que una fumata negra al final del primer d¨ªa. El ritual impone que la primera votaci¨®n sirva ¨²nicamente para lanzar los nombres de los aparentes favoritos para comprobar, tras el recuento, si lo son o no.
En este caso, los cardenales m¨¢s citados, Angelo Scola, Odilo Scherer, Marc Ouellet, Peter Turkson, ser¨¢n, probablemente, los que m¨¢s apoyos reciban. Pero solo se podr¨¢ hablar de un candidato real cuando el n¨²mero de papeletas supere las 40. En el c¨®nclave de 2005, el cardenal Joseph Ratzinger recibi¨®, al parecer, 47 votos en el primer escrutinio. Esta vez, el voto est¨¢ mucho m¨¢s fragmentado, aunque los diarios italianos le hayan otorgado ya al candidato Scola m¨¢s de 40 preferencias.
Lo cierto es que entre los 115 cardenales que elegir¨¢n al pr¨®ximo papa hay desacuerdos y profundas rivalidades que pueden dificultar las votaciones. Y permitir, como ya ocurri¨® en octubre de 1978, con Karol Wojtyla, que la elecci¨®n recaiga en un nombre inesperado. La ¨²nica diferencia con el c¨®nclave actual es que ya nada ¡ªni siquiera un papa estadounidense, africano, o asi¨¢tico¡ª sorprender¨ªa a nadie.
La experiencia es el primer criterio para dividir a los electores. Esta vez, hay 48 purpurados que vivieron ya el c¨®nclave de 2005 y conocen mejor que los restantes 67 c¨®mo funciona el mecanismo. Hay quien opina que ser¨¢n los m¨¢s dif¨ªciles de convencer. Entre ellos est¨¢n, adem¨¢s, los m¨¢s poderosos, como los cardenales Giovanni Battista Re, con 28 a?os de servicio en la curia, el cult¨ªsimo Christoph Sch?nborn, o los veteranos Walter Kasper y Karl Lehmann.
Todos los continentes est¨¢n representados. Pero es indudable que pesa m¨¢s Europa (60 cardenales) que Am¨¦rica (33), ?frica (11), Asia (10) u Ocean¨ªa (1). Y entre los pa¨ªses, los decisivos son tres: Italia (28 cardenales), Estados Unidos (11), y Alemania (6). Espa?a e India se sit¨²an inmediatamente despu¨¦s por el n¨²mero de cardenales, pero no por su peso en la elecci¨®n. Hay una diferencia importante. Mientras los 11 cardenales estadounidenses son un bloque bastante compacto, los italianos est¨¢n a muerte entre ellos.
En este c¨®nclave se sientan 38 purpurados curiales, es decir, miembros de esa vapuleada curia romana, que ha dado al mundo el p¨¦simo ejemplo del esc¨¢ndalo Vatileaks. Un grupo acusado de acumular poder, de no escuchar a los obispos, de haberse erigido, en suma, en una especie de ¨¦lite entregada a sus propias guerras y desconectada de la Iglesia real.
Muchas voces apuntan a que esa misma curia tendr¨ªa su propio candidato (Odilo Scherer, arzobispo de S?o Paulo, pero con un importante cargo en el Vaticano como miembro del Consejo de Vigilancia del banco vaticano). Pero la hip¨®tesis es sorprendente porque la curia es el lugar donde m¨¢s divisiones hay. Y en este c¨®nclave se presentan al menos dos frentes bien diferenciados: los diplom¨¢ticos, fieles al cardenal Angelo Sodano (de 85 a?os, y por eso, fuera del c¨®nclave), y la cordata de Tarcisio Bertone, mano derecha de Benedicto XVI.
Bertone cuenta con muchos cardenales de su lado. Entre ellos, los espa?oles Antonio Ca?izares, y Santos Abril y Castell¨®, que est¨¢n en la curia. Este ¨²ltimo es diplom¨¢tico, y en buenas relaciones con el grupo de Sodano, seg¨²n apuntaba ayer el vaticanista de La Stampa, Andrea Tornielli. Lo que le permitir¨ªa servir de puente entre ambas facciones. Pero las negociaciones pueden ser arduas y dif¨ªciles. Conseguir 77 votos no ser¨¢ sencillo para ning¨²n candidato.
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