Norberto Rivera, el cardenal que no quiso escuchar a las v¨ªctimas
El prelado mexicano est¨¢ acusado de encubrir casos de pederastia en su pa¨ªs y EE UU
Es un pastor que no quiere escuchar a sus ovejas. Es el cardenal mexicano Norberto Rivera (Durango, 1942), cuestionado en su pa¨ªs por encubrir a un sacerdote pederasta, quien atrincherado en su fuero p¨²rpura no tiene rubor en declarar que no va a poner m¨¢s atenci¨®n a las cr¨ªticas que le hacen por casos de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes en M¨¦xico y EE UU. En medio de las protestas para que no asistiese al c¨®nclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI, Rivera ha insistido en que las acusaciones en su contra por encubrimiento de curas pederastas, en la d¨¦cada de los 80, pertenecen al pasado y que ya ha sido absuelto. Sin embargo, las v¨ªctimas siguen reclamando justicia. Principalmente, las v¨ªctimas del cura Nicol¨¢s Aguilar, al que Rivera, cuando era obispo de Tehuac¨¢n (Estado de Puebla), exili¨® en Los ?ngeles, California, donde de nuevo abusar¨ªa de inocentes.
A principios de 2013 aparecieron m¨¢s detalles de la operaci¨®n de encubrimiento de Rivera al p¨¢rroco Nicol¨¢s Aguilar. Documentos legales describen lo que los feligreses hablaban en los a?os ochenta, cuando contaban de las sospechosas estancias de algunos j¨®venes en la residencia del sacerdote en su parroquia de Tehuac¨¢n, y por las que Rivera orden¨® su traslado a la arquidi¨®cesis de Los ?ngeles con la aprobaci¨®n del cardenal estadounidense Roger Mahony. All¨ª, aparecieron las primeras denuncias por abusos sexuales contra el cura Aguilar y comenzaron las investigaciones que hoy persiguen a Mahony y a Rivera. Un intercambio de cartas entre ambos, que fue publicado en enero por orden de un tribunal de Los ?ngeles, muestra que entre 1987 y 1988 hablaron sobre el caso, sab¨ªan de las tendencias ped¨®filas de Aguilar, y no investigaron su paradero una vez que huy¨® de EE UU. El cura permanece pr¨®fugo de la justicia.
Joaqu¨ªn Aguilar, una de las v¨ªctimas del cura Nicol¨¢s Aguilar y director en M¨¦xico de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en ingl¨¦s), asegura que el cardenal Rivera prefiere no hablar de los casos de pederastia. ¡°Entre menos se toque el tema mejor para ¨¦l¡±, se?ala en entrevista con EL PA?S. El director de la SNAP en M¨¦xico present¨® en 2006 una denuncia en contra de Rivera por encubrimiento ante las autoridades de EE UU. La demanda fue desechada en 2009, pero un tribunal en Los ?ngeles todav¨ªa investiga los casos de abuso sexual acometidos por el sacerdote y ha llamado recientemente a declarar al cardenal Mahony.
Cuando Joaqu¨ªn Aguilar habla sobre el cardenal Rivera no oculta su enfado. Afirma que el prelado mexicano ha ocultado datos que podr¨ªan ser clave para la investigaci¨®n y pide que Rivera no vote en el c¨®nclave de San Pedro, convencido de que su voto influir¨¢ para que los abusos queden impunes. ¡°El perfil del Papa va a ser alguien que sea un encubridor, de entrada, entonces si quisiera ayudar a la instituci¨®n creo que (Rivera) deber¨ªa abstenerse de acudir al c¨®nclave¡±, asegura. Son muchos los que han pedido que Rivera no asistiera al c¨®nclave, La semana pasada, la SNAP estadounidense public¨® ¡°la docena sucia¡±, una lista que se?ala a 12 cardenales involucrados en el encubrimiento de curas pederastas, en la que Rivera fue incluido. Peter Isely, director de la SNAP en el sur de EE UU, asegura que la Iglesia cat¨®lica de M¨¦xico mantiene una actitud que favorece el silencio en los casos de abuso sexual por parte de sacerdotes, la misma que Rivera tiene con las v¨ªctimas. ¡°Si el Cardenal de la Ciudad de M¨¦xico no entiende que debe existir tolerancia cero a los abusos de los sacerdotes, est¨¢ tratando de decirnos que no tiene ning¨²n problema con que lo hagan¡±, comenta Isely a este diario. En M¨¦xico, se han documentado 65 casos de sacerdotes que han sido trasladados de una di¨®cesis a otra por casos de pederastia, asegura la organizaci¨®n.
En 1995, Rivera fue designado arzobispo primado de M¨¦xico y tres a?os despu¨¦s fue nombrado cardenal por el papa Juan Pablo II. Al purpurado mexicano tambi¨¦n se le ha reconocido por formar parte de un selecto y poderoso grupo de sacerdotes conocido como el Club de Roma que promov¨ªa ideas de la vieja guardia del Vaticano y apoyaba al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, que tambi¨¦n fue acusado de abusar sexualmente de menores. Algunos expertos en temas vaticanos aseguran que durante la visita de Benedicto XVI a M¨¦xico el a?o pasado, Rivera fue alejado de cualquier protagonismo por sus v¨ªnculos con Maciel y su implicaci¨®n en el caso del padre Aguilar.
Alberto Athi¨¦, exsacerdote de la Arquidi¨®cesis de M¨¦xico, ha presentado ante la nunciatura apost¨®lica en M¨¦xico una carta firmada por m¨¢s de 23.000 personas pidiendo que Riveerra no fuera a Roma. Athi¨¦, que denunci¨® los primeros casos de pederastia relacionados con el fundador de los Legionarios de Cristo, asegura que el cardenal mexicano, adem¨¢s de encubrir los casos, ha rechazado conocer la situaci¨®n de los afectados. ¡°Sin antes haber o¨ªdo a las v¨ªctimas, que ya hab¨ªan hecho p¨²blicos sus testimonios, (Rivera) tom¨® una posici¨®n incondicional a favor de Marcial Maciel y de buscar protegerlo, recuerda en entrevista con este peri¨®dico.
Rivera particip¨® en 2005 en la elecci¨®n de Joseph Ratzinger como papa. Entonces, su nombre rondaba las listas de los posibles candidatos, aunque ya eran conocidas algunas de las denuncias en su contra por el caso del cura Aguilar, as¨ª como los abusos a menores por parte de Marcial Maciel. Tras esa elecci¨®n papal, pas¨® poco tiempo para que el l¨ªder de los legionarios fuera apartado de la iglesia por Benedicto XVI en 2006 y Rivera perdiera peso ante el papa alem¨¢n.
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