El globo de Hollande se desinfla tras solo diez meses en el poder
Los socialistas superan una moci¨®n de censura, pero el presidente y el primer ministro se hunden en las encuestas
¡°Este Gobierno marcha con determinaci¨®n hacia el abismo¡±. Eso ha dicho este mi¨¦rcoles el l¨ªder de la derechista Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), Jean-Fran?ois Cop¨¦, durante el debate de la moci¨®n de censura presentada por su grupo contra el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, en la Asamblea Nacional. Como se esperaba, la moci¨®n fue c¨®modamente rechazada por los socialistas gracias a su mayor¨ªa absoluta. Pero la sesi¨®n ha servido para poner de relieve la debilidad pol¨ªtica de un Ayrault cada vez menos convincente y para ahondar la herida de Fran?ois Hollande, que vive sus horas m¨¢s bajas a los diez meses de llegar al El¨ªseo.
Todos los sondeos reflejan que el pinchazo de la esperanza del cambio ofrecido por Hollande durante la campa?a electoral es absoluto. El presidente, que empez¨® su mandato con un 65% de apoyos, ha perdido en los ¨²ltimos meses m¨¢s de 30 puntos de popularidad. Tras un ligero repunte por el inicio de la guerra de Mal¨ª, los indicadores de confianza se han hundido de nuevo y las comparaciones resultan cada d¨ªa m¨¢s desagradables para Hollande. Incluso el retirado Nicolas Sarkozy, y Marine Le Pen, l¨ªder del Frente Nacional, obtienen mejor valoraci¨®n que el l¨ªder socialista, al que ya solo apoyan el 30% de los votantes.
Los ¨²ltimos desencantados, subrayan los polit¨®logos, son los electores situados m¨¢s a la izquierda en el arco ideol¨®gico. Hollande, que prometi¨® rebajar el gasto p¨²blico en 60.000 millones de euros en cinco a?os cuando lleg¨® al poder, no ha sido capaz de mejorar los datos de paro, crecimiento y d¨¦ficit, y pese a todo planea dirigirse al pa¨ªs por televisi¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas para anunciar nuevas medidas ¡°dolorosas¡± ¡ªentre ellas la reforma de las pensiones¡ª.
Cuando entr¨® en escena en mayo pasado, Europa recibi¨® al presidente ¡°normal¡± como el gran defensor del crecimiento y de la justicia social, y ¨¦l mismo se declar¨® ac¨¦rrimo enemigo de la austeridad. Pero la recesi¨®n que recorre el continente y la par¨¢lisis impuesta por Alemania en Bruselas han dejado a Hollande sin argumentos en casa y en Europa, como se pudo ver en la rendici¨®n de Francia durante la reciente negociaci¨®n del torpe rescate de Chipre.
Con su t¨¢ctica del avestruz, diciendo una vez que s¨ª en junio y ¡®nein¡¯ en todas las dem¨¢s ocasiones posteriores, la canciller Merkel ha desarbolado las intenciones de Hollande, y las esperanzas de un cambio real que albergaban tantos franceses ¡ªy muchos europeos¡ª cuando las elecciones terminaron con la pareja Merkozy se han desvanecido por completo.
Con el paro sobre el 10%, una cota no superada en casi 20 a?os; un desempleo juvenil superior al 24%, y una presi¨®n fiscal tan elevada que ya no parece factible subirla m¨¢s, la econom¨ªa francesa es hoy la imagen de la aton¨ªa (crecer¨¢ el 0,1% este a?o, si la cosa va bien), mientras los ERE se suceden en la industria y el descontento social se extiende por el pa¨ªs.
Francia est¨¢ viendo con creciente aprensi¨®n los primeros casos de suicidios de parados ante las oficinas de Empleo, y aunque Hollande predica socialdemocracia, lo cierto es que su Gobierno se limita a aplicar una tras otra las recetas neoliberales que Berl¨ªn lleva tiempo imponiendo a los socios incumplidores del sur. ¡°Mi rigor¡¡±, ha dicho hoy Ayrault para empezar sus frases una docena de veces, tratando de dar la vuelta al apodo de Se?or Rigor con el que le ha etiquetado la izquierda de la izquierda.
Por si le faltaran malas noticias, el martes Hollande recibi¨® un rev¨¦s pol¨ªtico que deja muy tocado a su equipo econ¨®mico. La renuncia de uno de los ministros m¨¢s competentes del Gabinete, clave de su pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal, el titular de Presupuesto (Hacienda) J¨¦r?me Cahuzac, que se vio forzado a dimitir tras verse acorralado por la investigaci¨®n judicial que le considera sospechoso de haber mantenido una cuenta secreta en Suiza durante a?os y de haberla trasladado a Singapur en 2010.
Aunque Cahuzac ha negado durante tres meses las revelaciones de la p¨¢gina web Mediapart, el paso del tiempo solo ha empeorado su situaci¨®n su credibilidad, y ahora no solo afronta una posible imputaci¨®n por blanqueo de dinero y fraude fiscal, sino que los jueces sospechan que cobr¨® fondos ilegales de la industria farmac¨¦utica cuando ejerc¨ªa como cirujano de implantes capilares.
La oposici¨®n conservadora, rota en dos mitades desde las fraudulentas primarias del pasado oto?o, ha tenido tiempo de recomponerse y hoy ha aplaudido compacta el discurso de Jean-Fran?ois Cop¨¦. Con una mezcla de realismo, algunas verdades, unas gotas de demagogia y un tono catastrofista, Cop¨¦ ha acusado a Hollande de haber incumplido sus principales compromisos (mejorar el paro en 2013, cumplir las previsiones de d¨¦ficit, e impulsar el crecimiento en Francia y Europa), le ha dicho que ha sumido al pa¨ªs en el ¡°hundimiento econ¨®mico y moral¡±, y ha criticado una pol¨ªtica fiscal ¡°sin precedentes¡±, que supuso una subida de impuestos de 32.000 millones en 2012.
¡°En solo diez meses en el poder, aqu¨ª est¨¢n ustedes, resignados. Cansados. Sin aliento. Cortos de ideas¡±, resumi¨® Cop¨¦, que ha llegado a proponer un Gobierno de unidad nacional ¡°para devolver la confianza a los ciudadanos¡±. Seg¨²n la oposici¨®n, los socialistas se equivocan de diagn¨®stico, administran la mala medicina y su cura est¨¢ empeorando al enfermo. Y el ejemplo deber¨ªa ser Alemania: ¡°Ellos tambi¨¦n forman parte de la viaja Europa. Lo que puede Alemania, lo puede Francia, e incluso podr¨ªamos hacerlo mejor. Pero hace falta un gran dise?o pol¨ªtico¡±.
Hundido en las encuestas a un nivel muy parecido al de Hollande, el primer ministro Jean-Marc Ayrault se defendi¨® como pudo del chaparr¨®n, y dej¨® una frase que son¨® grotesca dadas las circunstancias: ¡°S¨¦ d¨®nde voy¡±.
Su discurso, lleno de buenas intenciones y declaraciones voluntaristas, mostr¨® la misma falta de credibilidad e imaginaci¨®n que atenaza a los gobernantes europeos. Ayrault defendi¨® el rigor por sentido de la responsabilidad, y solo son¨® convincente cuando atac¨® a los conservadores recordando que en diez a?os no hicieron las reformas que Francia necesitaba.
¡°Nosotros trabajamos por Francia. Ustedes siembran el miedo, el populismo, la demagogia, e invocan un d¨ªa el modelo alem¨¢n, otro el ingl¨¦s, e incluso algunos d¨ªas el ruso. Nosotros creemos en el modelo franc¨¦s, en la Rep¨²blica. Y sabemos que tenemos que encontrar un nuevo modelo. Pero la soluci¨®n no es cerrar las fronteras, buscar chivos emisarios por todas partes, renunciar a la fraternidad y a la igualdad y encerrarnos en nosotros mismos agitando ideas ultraconservadoras que solo conducen a la par¨¢lisis. El nuevo modelo consiste en modernizarnos, en reformar el pa¨ªs. Y debo decirles que s¨¦ d¨®nde voy, d¨®nde quiero llegar y d¨®nde estar¨¢ Francia al final de este quinquenio¡±.
Como novedades, Ayrault prometi¨® aprobar antes del verano tres proyectos de ley: uno para acabar con la acumulaci¨®n de cargos (¡°t¨² has acumulado toda la vida, Ayrault¡±, grit¨® un diputado de la UMP); otro para poner un techo a los salarios en las empresas privadas y una modificaci¨®n constitucional para que Francia sea una Rep¨²blica social.
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