El papa Francisco visita a su predecesor Ratzinger
El papa em¨¦rito y el Pont¨ªfice se re¨²nen a solas 45 minutos y almuerzan luego en una cita sin precedentes en varios siglos
Los papas suelen llevarse los secretos a la tumba. Secretos como catedrales, secretos a la altura de un poder que es humano y es divino. ?A qui¨¦n si no a Dios puede confiarle sus secretos un Papa? Sin embargo, Benedicto XVI tuvo la oportunidad este s¨¢bado de compartir con el papa Francisco todo aquello que jam¨¢s un Papa se hab¨ªa permitido confiar a un igual. Durante 45 minutos, a solas, sentados frente a frente en una sala de la residencia de Castel Gandolfo, ?de qu¨¦ hablaron Joseph Ratzinger y Jorge Mario Bergoglio?
Era una cita sin precedentes en, al menos, seis siglos. Desde la renuncia de Gregorio XII, en 1418, ning¨²n Pont¨ªfice vivi¨® para conocer a su sucesor.
Tal vez nunca haya respuesta para la pregunta ?sobre qu¨¦ hablan dos pont¨ªfices?, pero las im¨¢genes del encuentro entre el Papa que lo es y el Papa que lo ha sido sepultar¨¢n eficazmente la inc¨®gnita. Al igual que sucediera con la marcha de Benedicto XVI o la entrada de los cardenales al c¨®nclave, el Vaticano puso este s¨¢bado en circulaci¨®n otra superproducci¨®n impecable, destinada al consumo masivo.
Las im¨¢genes del encuentro entre Ratzinger y Bergoglio fueron distribuidas a los medios de comunicaci¨®n ya editadas, sin resquicio al error. Los periodistas que se trasladaron a Castel Gandolfo para cubrir el evento pudieron ver lo mismo que los cientos de curiosos que se agolparon frente a la puerta del Palacio Pontificio. Nada.
Las im¨¢genes de dos papas rezando juntos, salud¨¢ndose con afecto junto al helic¨®ptero, habl¨¢ndose ¡ªora de t¨², ora de usted¡ª ante un cuadro de la virgen de la Humildad fueron servidas por el Vaticano, y la versi¨®n de lo que all¨ª sucedi¨® corresponde a su portavoz, el padre Federico Lombardi. Benedicto XVI, vestido con un h¨¢bito blanco y abrigado con un anorak del mismo color, recibi¨® al papa Francisco en el helipuerto de Castel Gandolfo. Juntos se trasladaron a la capilla, donde Ratzinger ofreci¨® a su sucesor el reclinatorio central, que Bergoglio rechaz¨® dici¨¦ndole: ¡°Somos hermanos¡±. Tras rezar juntos, el papa Francisco regal¨® a Benedicto XVI un cuadro de la Virgen. ¡°Me permita, cuando lo he visto he pensado en ti por todos los ejemplos de humildad y ternura que nos ha dado en su pontificado¡±.
Antes de almorzar junto a los secretarios, el alem¨¢n Georg Ganswein y el malt¨¦s Alfred Xuareb, Ratzinger y Bergoglio mantuvieron a solas una conversaci¨®n de 45 minutos. Todos los analistas dan por hecho que hablaron del informe encargado por Benedicto XVI a tres cardenales octogenarios tras el caso Vatileaks y que, seg¨²n dej¨® estipulado antes de abandonar el Vaticano, solo podr¨ªa ser conocido por su sucesor. Tambi¨¦n se habla de que Ratzinger habr¨ªa escrito de su pu?o y letra un dossier de casi 300 p¨¢ginas para advertir a Bergoglio sobre las luchas de poder que azotaron el Vaticano durante los ¨²ltimos meses de su pontificado. Pero solo se trata de especulaciones.
Lo ¨²nico tangible son los tres minutos de im¨¢genes que el Vaticano quiso distribuir de un encuentro que, en total, dur¨® dos horas y media. Del resto solo cabe sospechar que Benedicto XVI y el papa Francisco escribieron durante 45 minutos una p¨¢gina apasionante y llena de secretos que no se podr¨¢ leer jam¨¢s.
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