Ch¨¢vez es la inc¨®gnita a una semana de las elecciones venezolanas
Capriles tendr¨¢ este domingo en Caracas su acto electoral clave ante Maduro
A una semana de las cruciales elecciones presidenciales del 14 de abril, y a solo cuatro d¨ªas del cierre de la campa?a, no quedan dudas de que la figura del comandante Hugo Ch¨¢vez, un mes despu¨¦s de su fallecimiento, ser¨¢ decisiva para el resultado. Lo que no se sabe es c¨®mo y a favor de qui¨¦n actuar¨¢. ?C¨®mo endoso de Nicol¨¢s Maduro? ?O como contraste con Maduro, para desencanto de los electores chavistas?
Los factores que desde 1999 dieron una ventaja insalvable a Ch¨¢vez y su proyecto de poder en casi cada cita electoral, siguen presentes: el monitoreo del comportamiento del elector a trav¨¦s de bases de datos construidas a partir de las misiones sociales, el uso intensivo de la red de medios del Estado, el trasvase de recursos financieros de las arcas p¨²blicas, el acarreo de empleados p¨²blicos a actos de campa?a, un ¨¢rbitro electoral condescendiente y, por supuesto, una promesa de reivindicaci¨®n de lo popular que hasta ahora, y a pesar de su materializaci¨®n apenas parcial, la oposici¨®n no consigue ni descifrar ni superar.
Nicol¨¢s Maduro, el presidente encargado en ejercicio tras la muerte del comandante y candidato de una revoluci¨®n que lleva 14 a?os en el poder, heredero tambi¨¦n de ese tinglado de ventajismo, tiene as¨ª todas las de ganar reproduciendo, al menos, los resultados de las elecciones presidenciales de octubre pasado, cuando Ch¨¢vez obtuvo 55 por ciento de los votos y Henrique Capriles Radonski ¨Cque repite en esta ocasi¨®n como candidato de la disidencia- conquist¨® casi 45 por ciento.
Sin embargo, hay una variable nueva, elusiva a la hora de darle magnitud. Ya no est¨¢ en la cancha el intangible carisma de Hugo Ch¨¢vez y los efectos, muy concretos, de seducci¨®n y fidelizaci¨®n que produc¨ªa entre los electores.
No es de extra?ar entonces que buena parte de la comunicaci¨®n de las dos principales campa?as en competencia busquen, la una, minimizar su recuerdo, y la otra, potenciarlo.
Maduro se identifica como ¡°el hijo de Ch¨¢vez¡±, y en sus mitines de calle hace pasar una y otra vez el video del endoso que el comandante que agonizaba, en diciembre de 2012, le otorg¨® como su sucesor. El lema de la campa?a pone el voto como un asunto de lealtad post mortem: ¡°Ch¨¢vez, te juro, mi voto es pa¡¯Maduro¡±.
Por el otro lado, Capriles no duda en recordar que ¡°Maduro no es Ch¨¢vez¡±, mientras llama al presidente encargado ¡°El Enchufao Mayor¡±, un criollismo con que hace referencia a la burocracia revolucionaria que monopoliza el control del Estado y se vale de esa posici¨®n para ganar prebendas.
Este s¨¢bado, en un foro organizado por el diario ?ltimas Noticias de Caracas, los ejecutivos responsables de algunas empresas de estudios de opini¨®n en Venezuela coincidieron en afirmar que sus reportes dan un s¨®lido margen de ventaja a Maduro, que ronda de 10 a 15 por ciento. Jesse Chac¨®n, director de GIS XXI ¨Cuna empresa ligada al gobierno, hasta el punto que el propio Chac¨®n, ex militar, fue ministro del gabinete de Ch¨¢vez- pronostic¨® un triunfo oficialista con n¨²meros muy similares a los de octubre pasado. Los ponentes tambi¨¦n identificaron indicios de que el mensaje del chavismo estar¨ªa calando en la clase media, tradicional baluarte de la contestaci¨®n al gobierno.
Frente a estos datos duros que alimentan la desilusi¨®n, la esperanza de la oposici¨®n est¨¢ en un deslave de indecisos y convertibles a ¨²ltima hora, m¨¢s erosionables que nunca del voto oficialista por la ausencia de Ch¨¢vez.
Sus estrategas aducen que la campa?a electoral express que se desarrolla, de apenas diez d¨ªas, no permite que el trabajo de campo de las encuestas registre a tiempo sus efectos. Citan lo ocurrido en las presidenciales de 2010 en Colombia, cuando los resultados finales mostraron un triunfo de la candidatura de Juan Manuel Santos mucho m¨¢s holgado de lo que las encuestas anticipaban con respecto a Antanas Mockus. Tambi¨¦n invocan otro ejemplo, menos reciente pero local: la derrota, en 2007, de la propuesta de reforma constitucional que el propio Ch¨¢vez, todopoderoso y reci¨¦n reelecto, impulsaba y fue sometida a referendo. Entonces, buena parte de la voluble clientela electoral del comandante se desmoviliz¨® el mismo d¨ªa de votaciones, enajenada por un salto adelante hacia el socialismo que no comprend¨ªa o simplemente no comparti¨®. Ante la duda, no lleg¨® a votar en contra de la opci¨®n revolucionaria, pero tampoco a favor; se abstuvo.
Durante la campa?a, Maduro se ha mostrado como un candidato gris y titubeante. Sus virtudes pol¨ªticas, al parecer, pertenecen a la esfera menos expuesta del aparato partidista. No es una sorpresa. El expresidente brasile?o, Luiz Inacio Lula da Silva, que en la campa?a hace las veces de mentor a distancia de Maduro, advirti¨® en entrevista con un diario uruguayo que el candidato chavista ¡°no tiene el carisma del compa?ero Ch¨¢vez, por lo tanto, estar¨¢ obligado a tener una pol¨ªtica mucho m¨¢s org¨¢nica que Ch¨¢vez¡±. La constataci¨®n de esa diferencia pudiera estar desalentando a electores consuetudinarios del chavismo que, sin embargo, tambi¨¦n vacilan antes de defraudar la voluntad del comandante.
Este domingo, justo a una semana de las elecciones, Capriles Radonski ¨Cm¨¢s fogueado en experiencias electorales- tiene su acto de masas en Caracas, la capital de Venezuela, donde esperar reunir una multitud lo bastante significativa y elocuente como para animar a sus seguidores a no tirar la toalla.
Maduro ¨Cque este s¨¢bado estuvo de gira por los tres estados de la Guayana venezolana- tendr¨¢ desde el lunes una nueva oportunidad para renovar el compromiso afectivo de sus votantes. La semana final de la campa?a coincide con la virtual Semana Santa del chavismo, aniversario del fugaz derrocamiento, en abril de 2002, de Ch¨¢vez y su restauraci¨®n en el poder. La ¡°Pascua¡± oficialista coincide con los d¨ªas previos a las elecciones y con la veda publicitaria para las candidaturas, que la ley establece para permitir la reflexi¨®n de los electores. Nadie duda de que, por encima de las normas, ser¨¢n fechas de intensa propaganda oficial para refrescar oportunamente la a?oranza y el pesar por el l¨ªder desaparecido.
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