La resurrecci¨®n de los migrantes

¡°S¨¦ que usted es buena persona, y le agradezco mucho su trabajo, de verdad. Pero esa no es mi hija. Mi hija est¨¢ viva¡±. Mercedes Doretti andaba en su veintena, estaba en Buenos Aires y, por primera vez, le tocaba decirle a una madre que el Equipo Argentino de Antropolog¨ªa Forense (EAAF) hab¨ªa encontrado los restos de su hija desaparecida durante la dictadura.

Desde aquella primera vez, que Doretti, de 54 a?os, recuerda ¡°dur¨ªsima¡±, el grupo que ella cofund¨® ha trabajado en m¨¢s de 30 pa¨ªses: de las v¨ªctimas de la dictadura argentina (1976-1983) a la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Kosovo, los feminicidios de Ciudad Ju¨¢rez y, ¨²ltimamente, los migrantes centroamericanos que se extrav¨ªan de camino a la frontera con EE UU. Este ¨²ltimo se llama Proyecto Frontera e intenta identificar gen¨¦ticamente los restos cruzando bases de datos de pa¨ªses de salida, de paso y de llegada.

M¨¢s de 70.000 migrantes desaparecieron en territorio mexicano desde 2006, seg¨²n la caravana de madres que en octubre recorri¨® este pa¨ªs buscando pistas. Las cifras del Proyecto Frontera parecen escu¨¢lidas, por ahora: 11 identificaciones 'exitosas' en 2012. Quince en 2011. Solo tres en 2011. Pero ponen nombre y dan paz a las familias de 29 personas ¨Cla mayor¨ªa, hombres j¨®venes-.

El Equipo Argentino de Antropolog¨ªa Forense ha trabajado desde su arranque en 1984 en m¨¢s de 30 pa¨ªses

El equipo naci¨® en 1984, cuando los expertos estadounidenses Eric Stover y Clyde Snow viajaron a Argentina con un grupo de forenses. All¨ª, explica el EAAF, ¡°encontraron varios cientos de esqueletos exhumados sin identificar almacenados en bolsas pl¨¢sticas en los dep¨®sitos polvorientos de varios institutos m¨¦dico-legales. Muchas bolsas conten¨ªan los huesos de m¨¢s de un individuo. La delegaci¨®n hizo un llamado urgente solicitando la interrupci¨®n inmediata de estas exhumaciones¡±. Despu¨¦s de aquello, Snow volvi¨® muchas veces a investigar. Entre visita y visita form¨® a un peque?o equipo de j¨®venes entusiastas, veintea?eros estudiantes de antropolog¨ªa y medicina que tem¨ªan que los ¨²ltimos coletazos del r¨¦gimen se los llevaran por delante, pero que a pesar del miedo sacaron cientos de cad¨¢veres de las fosas comunes. Ahora los requieren como peritos desde organizaciones de derechos humanos, de jueces, de comisiones especiales de investigaci¨®n o de la ONU. ¡°Nos llaman cuando hay problemas¡±, sintetiza Doretti por tel¨¦fono desde Nueva York, donde tiene campamento base.

A M¨¦xico llegaron por primera vez en 2005, cuando fueron contratados por el Estado de Chihuahua para identificar restos de mujeres en la violenta Ciudad Ju¨¢rez, en la que entre 2008 y 2010 fueron asesinadas m¨¢s de 7.000 personas y donde muchas madres contin¨²an buscando a sus hijas ante la indiferencia institucional. Los miembros del EAAF llegaron despu¨¦s de un mont¨®n de forenses nacionales e internacionales. Revisaron lo hecho hasta el momento, lograron 33 identificaciones - incluidas algunas de Campo Algodonero, el caso por el que la Corte Interamericana de Derechos Humanos sentenci¨® culpable en 2009 a M¨¦xico por el asesinato de tres j¨®venes ocho a?os atr¨¢s-. Denunciaron irregularidades. Y entonces les toc¨® de frente otra ola de violencia, la de 2008. ¡°Mataron al director de medicina legal de all¨ª, y nos fuimos a vivir a El Paso (Texas). Despu¨¦s ya no pudimos seguir trabajando. Comparamos todos los restos contra los registros de desaparecidos y no logramos m¨¢s. Unos 50 quedaron sin identificar¡±, se lamenta. All¨ª surgi¨® la idea de Proyecto Frontera. ¡°Pensamos: las no identificadas deben de ser de fuera de Chihuahua, quiz¨¢ sus familias hayan denunciado la desaparici¨®n en otro lugar. Pensamos en pedir las listas de mujeres desaparecidas a los Estados. Y entonces nos dimos cuenta de que no hab¨ªa listados actualizados, ni bases de datos¡­¡±.

Por eso, la idea central del Proyecto Frontera es compartir informaci¨®n. Su propuesta es construir un mecanismo regional que centralice datos de migrantes desaparecidos y de restos no identificados para poder hacer cruces masivos. Algo que ya se aplica en Arizona, por ejemplo. ¡°Sin el cruce masivo, funcionaba as¨ª: aparec¨ªa un cuerpo en EE UU, con documento mexicano. La morgue se pon¨ªa entonces en contacto con el consulado, que a su vez contactaba a la familia, y cruzaba la informaci¨®n. As¨ª, caso por caso¡±, explica Doretti. Adem¨¢s, la investigaci¨®n se complicaba si faltaban fichas odontol¨®gicas, documentos¡­ Sin ese ¡°cruce masivo¡± que facilita la identificaci¨®n gen¨¦tica o por rasgos caracter¨ªsticos, los casos se amontonan de las morgues.

Un registro de no identificados y desaparecidos ayudar¨ªa a combatir este ¡°cuello de botella¡±, sostiene el Proyecto Frontera. Por ahora han conseguido crear bancos gubernamentales y no gubernamentales en El Salvador, Honduras y Chiapas (M¨¦xico). Tienen adem¨¢s uno en ciernes en Guatemala.

Con una base de datos, la organizaci¨®n puede hablar con las morgues que resultan clave en la ruta del migrante, que est¨¢n entre Arizona y Texas (EE UU) y entre Chiapas y Tamaulipas, en la zona de M¨¦xico. En esta ¨²ltima, un Estado en el que las organizaciones a favor de los derechos humanos huyen acosadas por el crimen organizado, todav¨ªa no est¨¢n presentes. Pero ya tienen planes.

El Proyecto Frontera de M¨¦xico es un programa piloto ¨C¡°No conocemos otro corredor migratorio donde se est¨¦ intentando hacer algo parecido¡±, dice modesta-. Aqu¨ª no son conocidos, a diferencia de Argentina, donde desde 2008 han recogido unas 9.000 muestras de sangre de familiares de v¨ªctimas de la dictadura. En Centroam¨¦rica y M¨¦xico hacen tomas a peque?a escala.

Las visitas de la prensa a las exhumaciones no son bienvenidas. El EAAF tambi¨¦n es reacio a distribuir fotograf¨ªas. Y Mercedes Doretti, did¨¢ctica, objetiva, no quiere entrar en detalles. Solo deja caer que en M¨¦xico los desaparecidos aparecen ¡°a lo largo de las v¨ªas del tren¡± o ya en la frontera de EE UU, a punto de alcanzar la meta. Y que la forma de comunicarle la noticia a un familiar es con un lenguaje comprensible. Si se puede, tambi¨¦n con fotograf¨ªas. Y que siempre hay un psic¨®logo a mano, pero que la gente prefiere hablar con un t¨¦cnico presente en la exhumaci¨®n. ¡°Es como el familiar de alguien que se muri¨® en una operaci¨®n. Quiere hablar con el m¨¦dico, no con un administrativo o con un psic¨®logo¡±, razona.

¡°A m¨ª me gusta lo que hacemos¡±, agrega. ¡°El trabajo es duro, pero tener una aplicaci¨®n tan concreta sobre un ¨¢rea tan vital como es la muerte me resulta muy apasionante¡±. La muerte, insiste, es ¡°vital¡±. Para cerrar ciclo y sanar las heridas. ¡°Todas las familias dicen que la incertidumbre es lo que las est¨¢ matando¡±. Doretti, por cierto, nunca se ha vuelto a encontrar con una madre que niegue la identidad de un cuerpo.