¡°Fue como un estallido nuclear¡±
"Ha sido devastador. Nunca hab¨ªa visto nada como esto", relata el alguacil del condado McLennan, Parnell McNamara
La explosi¨®n de una planta de fertilizantes cerca de Waco, en Texas,"ha sido como una bomba nuclear". Esto es lo que repet¨ªan muchos testigos del estallido, entre ellos el alcalde de la localidad de West, Tommy Muska. De hecho, la explosi¨®n provoc¨® un temblor de tierra de 2,1 grados en la escala de Richter, seg¨²n ha registrado el Servicio Geol¨®gico de Estados Unidos. Ello llev¨® a algunos vecinos a pensar por unos minutos que se hab¨ªa tratado de un terremoto.
Bill Bohannan, que en el momento del desastre estaba de visita en casa de sus padres, cerca de la planta, ha relatado que la explosi¨®n fue "devastadora". "Dije, esto va a explotar... Y les dije a mis padres que entraran dentro del coche. Estaba de pie junto a mi coche con mi novia, a la espera de que mis padres saliesen y (la planta) explot¨®. Nos golpe¨® contra el auto", ha relatado.
"Hubo una gran onda expansiva", ha contado por su parte Mark Licknovsky, otro vecino de la localidad que trabaja a poco m¨¢s de un kil¨®metro de la planta. "Fue entonces cuando supimos que estaba ocurriendo algo muy serio". "Ha sido?devastador. Nunca hab¨ªa visto nada como esto", a?adi¨® el? alguacil del condado McLennan, Parnell McNamara.
El estallido ha destruido entre 50 y 75 casas. Entre ellas la de Keith Williams. "Todo el techo ha volado. Las ventanas est¨¢n fuera. Mi gran garage en la parte trasera ha quedado reducido a la mitad", apuntaba. El portavoz del Departamento de Seguridad P¨²blica de Texas, D.L. Wilson, confirm¨® la cifra de m¨¢s de medio centenar de viviendas da?adas y a?adi¨® que de un complejo de apartamentos hab¨ªa quedado solo?el "esqueleto".
A Jason Shelton, un padre de familia de 33 a?os que vive a 1,6 kil¨®metros de la planta, contempl¨® el estallido en el porche de su casa minutos despu¨¦s de haber o¨ªdo las sirenas de los bomberos, que se dirig¨ªan a la planta a apagar el incendio inicial. "Las ventanas temblaron y mis hijos empezaron a gritar. La puerta me golpe¨® en la frente y todos los vidrios de las ventanas estallaron", ha relatado.
Son algunos de los testimonios de un suceso que, a falta de que se confirmen las cifras de v¨ªctimas, se prev¨¦ catastr¨®fico. Pese a ello siempre hay espacio para la esperanza y el optimismo. Como el del alcalde de West, Tommy Muska. "No es el fin del mundo. Es un corte en nuestros corazones. Pero somos fuertes. Nos recuperaremos".
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