La investidura de Maduro se produce en un clima de incertidumbre
Maduro presenciar¨¢ una parada militar y encabezar¨¢ una marcha con sus seguidores por Caracas

Vencer sin convencer. Es lo que hasta ahora logra Nicol¨¢s Maduro, quien este viernes se juramentar¨¢ ante la Asamblea Nacional como nuevo presidente de Venezuela.
A Maduro le tom¨® poco m¨¢s de cuatro meses cumplir el deseo expreso del fallecido Hugo Ch¨¢vez de que fuera su sucesor. Se puso al frente del Gobierno, primero, de facto, debido a la agon¨ªa del "Comandante Supremo de la Revoluci¨®n" ¡ªcomo ahora se llama a Ch¨¢vez en la jerga oficial¡ª; y luego, por el derecho, gracias a dos decisiones del prochavista Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que le permitieron, el 9 de enero, prolongar el gobierno en funciones, del que era vicepresidente, y el 8 de marzo, ya fallecido el l¨ªder revolucionario, encargarse de la presidencia de modo interino mientras, simult¨¢neamente, se preparaba para competir como candidato presidencial.
Convirti¨® las melodram¨¢ticas exequias del comandante en su primer acto de campa?a electoral. Durante sus giras proselitistas, hizo uso y abuso de los recursos del Estado. La propaganda lo bautiz¨® como el ¡°hijo de Ch¨¢vez¡± y asegur¨® que su cometido de gobierno era dar curso al programa del exoficial de paracaidistas. Pero todo, como se vio el 14 de abril, fue a costa de malbaratar el capital pol¨ªtico.
En las elecciones presidenciales del domingo, Maduro fue declarado vencedor con una ventaja de poco m¨¢s de uno por ciento, un resultado oficial que la oposici¨®n y su candidato, Henrique Capriles Radonski, cuestionan por diversas irregularidades y se niegan a reconocer hasta tanto no se acuerde un recuento de todos los votos. Es, adem¨¢s, un margen muy delgado que la revoluci¨®n bolivariana y sus pretensiones hegem¨®nicas dif¨ªcilmente le consientan a su candidato presidencial.
As¨ª llega a su investidura: d¨¦bil ante sus camaradas, cabezas de diversas facciones del oficialismo, que empiezan a preguntarse si no hab¨ªa opciones mejores que Maduro para conservar el poder. Y con un resultado bajo impugnaci¨®n. La bancada opositora ya ha anunciado que no asistir¨¢ a la jura en la Asamblea Nacional. Mientras tanto, un exmagistrado del TSJ, Perkins Rocha, present¨® ante la m¨¢s alta corte un recurso de amparo que pretend¨ªa lograr que se suspendiera el acto de investidura, recurso que fue rechazado con rapidez.
Pragm¨¢tico, Maduro se ha dedicado a consolidar posiciones. El nuevo presidente se mueve como un pez en aguas internacionales. Despu¨¦s de todo, ocup¨® durante casi siete a?os el cargo de Canciller y fue punta de lanza del activismo regional del chavismo, protagonista, incluso, durante las crisis pol¨ªticas en Honduras y Paraguay que dieron al traste con las presidencias de Manuel Zelaya y Fernando Lugo, dos aliados hemisf¨¦ricos. A pesar de las reticencias de Estados Unidos y Canad¨¢, hasta el momento se sabe de ocho presidentes de Am¨¦rica Latina que han asegurado su asistencia al acto de investidura, programado para este viernes a las once de la ma?ana (hora local de Caracas). Luego de la ceremonia, Maduro presenciar¨¢ una parada militar y encabezar¨¢ una marcha con sus seguidores por calles del centro de la capital venezolana.
En su af¨¢n de presentar hechos consumados, frente al reclamo opositor de una auditor¨ªa ¡°voto a voto¡± de las urnas electorales, el gobierno calcula que la calificada presencia internacional desalentar¨¢ a sus adversarios.
La oposici¨®n, en todo caso, convoc¨® para el viernes su cacerolazo diario de protesta de modo que coincida con la ceremonia de juramenta, a¨²n si no hay seguridad de que su sonido llegue hasta el recinto donde los presidentes extranjeros se encontrar¨¢n.
Pero la diplomacia que Maduro practica hacia el exterior, hacia lo interno se convierte en la ¡°mano dura¡± que exigi¨® para desbaratar el golpe de Estado que, a su juicio, se desarrolla enmascarado bajo la solicitud opositora de recontar los votos.
Desde el mi¨¦rcoles arrecian las denuncias de purgas en organismos del Estado de aquellos empleados de los que se sospecha pudieron haber votado por Capriles Radonski. Reporteros que cubren la fuente policial supieron han informado sobre la incautaci¨®n y revisi¨®n de los tel¨¦fonos m¨®viles de detectives, en busca de signos de simpat¨ªa por la oposici¨®n. En el estado de Lara, en el centro occidental del pa¨ªs, un juez rector fue destituido tras v¨¦rsele en compa?¨ªa de dirigentes locales de la opositora Mesa de la Unidad Democr¨¢tica (MUD). Sindicatos oficialistas y gerentes de las acerer¨ªas de Guayana, coraz¨®n de la industria pesada en Venezuela, pidieron al grito de ¡°?Limpieza, limpieza!¡± el despido de quienes coqueteen con la disidencia. Un funcionario de segundo rango de la chavista gobernaci¨®n del estado de Zulia, Leonet Cabezas, fue brutal en su advertencia de que, una vez recibido el informe del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para identificar qui¨¦nes de su dependencia ¨Cla Secretar¨ªa Regional de Deportes-? podr¨ªan haber votado por Capriles, ¡°los vamos a botar¡±.
La violencia parec¨ªa este jueves haber abandonado las calles y quedar confinada al enfrentamiento simb¨®lico de cacerolas opositores contra fuegos artificiales progubernamentales, luego de los des¨®rdenes p¨²blicos que por poco m¨¢s de 24 horas mantuvieron en vilo al pa¨ªs, a comienzos de la semana. Sin embargo, el gobierno, que achaca los disturbios a Capriles y su comando por el llamado a la protesta ¡ªsi bien pac¨ªfica¡ª, sigue demonizando a los opositores a trav¨¦s de sus medios mientras tira del poder judicial para estrechar el cerco en torno a ellos.
El expediente para hacerlo es el saldo de destrozos y ochos muertes que los des¨®rdenes produjeron. Versiones de prensa vienen poniendo en duda por estos d¨ªas el relato gubernamental acerca de esos hechos. Una de las m¨¢s importantes organizaciones de derechos humanos en Venezuela, Provea, encontr¨® que los dispensarios m¨¦dicos que el gobierno aseguraba hab¨ªan sido destruidos, segu¨ªan intactos en apariencia. Coberturas de la agencia alemana de noticias, DPA, y del corresponsal en Venezuela de The New York Times, al menos, sugieren que dos de los asesinatos podr¨ªan o no haber sido cometidos por opositores o haber estado vinculados a la delincuencia com¨²n.
Este viernes, cuando se cumplen 203 a?os del inicio de la revoluci¨®n independentista de Venezuela contra la Corona espa?ola ¨Ccon la conformaci¨®n de una Junta de Gobierno criolla en Caracas-, de nuevo en la misma ciudad se cumple un acto que puede marcar una ruptura, a la postre violenta, o el inicio de una etapa de remiendos en una sociedad gravemente dividida. Maduro asume la responsabilidad.
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