Paraguay, el para¨ªso de la corrupci¨®n electoral
En los comicios presidenciales del domingo miles de personas venden su voto o su abstenci¨®n a partir de unos 12 d¨®lares
La tradici¨®n de comprar voluntades a cambio de prebendas no naci¨® en Paraguay. Pero en pocos lugares el negocio de la compra de votos alcanza tal grado de masificaci¨®n y naturalidad. El domingo se celebran unas elecciones presidenciales en Paraguay en la que se han batido r¨¦cords de observadores internacionales. A causa de la destituci¨®n como presidente de Fernando Lugo el pasado junio, la Uni¨®n Europea ha desplazado a 111 observadores, que se suman a los m¨¢s de 300 enviados por otros organismos internacionales. Pero eso no ha impedido que se siga comprando votos. El precio m¨ªnimo son 50.000 guaran¨ªes, equivalentes a unos 12,5 d¨®lares. Pero no s¨®lo se compra el voto, sino tambi¨¦n la abstenci¨®n.
Esta semana una c¨¢mara capt¨® al senador del Partido Colorado Silvio, Beto, Ovelar, negociando un ¡°trato apu¡¯a¡± (acuerdo redondo), un ¡°trato de caballeros¡±, con dos dirigentes campesinos del Partido Liberal, en la localidad de Coronel Oviedo. El liberal le ofrec¨ªa un asentamiento de 200 personas. Y el senador estaba dispuesto a pagarle unos 100.000 guaran¨ªes (25 d¨®lares) por cada voto y tambi¨¦n por cada liberal que no votase. Para eso, Ovelar exig¨ªa las c¨¦dulas de ellos y que se les entintase el dedo. En Paraguay, como en muchos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, la acci¨®n del voto conlleva el entinte del dedo ¨ªndice. Por tanto, al mancharlo con antelaci¨®n, se tiene la garant¨ªa de que esa persona no votar¨¢. El Senado vot¨® el viernes la suspensi¨®n por dos meses de Silvio, Beto, Ovelar.
¡°El s¨¢bado a la noche es cuando se efect¨²a el gran operativo de compra de votos¡±, indica el analista Alfredo Bosccia. ¡°Sale gente con mucho dinero en efectivo recorriendo las casas de los opositores. Se les pide las c¨¦dulas de identidad y al terminar la jornada electoral se les devuelve. Como la gente ya ha aprendido las reglas de este negocio, consiguen dos, tres y hasta cuatro c¨¦dulas de identidad. El negocio es tan antiguo como la transici¨®n democr¨¢tica que inici¨® este pa¨ªs hace m¨¢s de 20 a?os. Y sigue gozando de buena salud¡±.
El jesuita Francisco de Paula Oliva, de 84 a?os y nacionalidad espa?ola y paraguaya, opina que buena parte de la culpa de esta perversi¨®n de la democracia la tienen los observadores internacionales. ¡°Suelen venir cada cinco a?os y concluyen que todo est¨¢ en orden porque hay listas de partidos y cuartos oscuros donde la gente vota sin que nadie le vea. Pero no suelen denunciar estas compras de las que todo el mundo habla. La gente no solo cobra por votar sino que algunos exigen que los lleven en coche, aunque el lugar donde votan est¨¢ solo a cuatro cuadras. Para acabar con todo esto necesitamos ayuda internacional¡±.
Tommaso Caprioglio, observador jefe adjunto de la misi¨®n de la Uni¨®n Europea, indica que es la primera vez que la UE env¨ªa una misi¨®n a Paraguay. ¡°No tenga duda de que si vemos irregularidades las vamos a denunciar. El problema es que nosotros solo evaluamos hechos, no rumores ni comentarios¡±.
El negocio de la compra y venta de voto se volvi¨® m¨¢s complejo. Y ahora hay quien s¨®lo paga una vez que se ha votado, y exigen prueba de fotos o v¨ªdeos grabados con el m¨®vil. En las zonas rurales habitadas por ind¨ªgenas la compra tiene su propia idiosincrasia. Ah¨ª se suele registrar la pr¨¢ctica conocida como el ¡°corral¨®n¡±, que consiste en conducir a un grupo de varias decenas de personas a un determinado lugar, a resguardo de los pol¨ªticos rivales, y mantenerlos ah¨ª hasta que llega el momento de votar.
¡°En el Alto Paraguay los pol¨ªticos han ca¨ªdo en su propia trampa y se encuentran con el problema de que todo el mundo les pide mucho dinero por el voto¡±, explica el sacerdote salesiano Mart¨ªn Rodr¨ªguez, quien naci¨® en Salamanca y lleva 35 a?os en Paraguay. Mart¨ªn Rodr¨ªguez habla en conversaci¨®n telef¨®nica desde la localidad de Puerto Casado, de 6.000 habitantes, en la regi¨®n del Chaco. ¡°Este a?o la campa?a ha estado muy tranquila. Probablemente es porque se han reservado la plata para gastarla la ¨²ltima noche en la compra de votos¡±.
Otra cuesti¨®n distinta es el transporte de los votantes, que en Paraguay se conoce con el ilustrativo nombre de ¡°arreo¡±. Una encuesta encargada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), revel¨® que en las presidenciales de 2008 el 24,5% de los votantes reconoci¨® que lo hab¨ªan ¡°arreado¡± para votar. La diferencia es que el arreo es legal y la compra de votos no, por m¨¢s extendida que sea su pr¨¢ctica.
¡°Aqu¨ª se est¨¢ pagando 300.000 guaran¨ªes (75 d¨®lares) por voto y la misma cantidad por la abstenci¨®n¡±, informa Nelly Servil, estudiante de derecho de 34 a?os, en la localidad de Mariscal Estigarribia, a 520 kil¨®metros de Asunci¨®n. ¡°Pero el negocio no trata solo de dinero. Tambi¨¦n depende de la astucia del operador de cada partido. En 2008 un candidato acorral¨® a 600 ind¨ªgenas. Y un ind¨ªgena de otro partido se col¨® entre ellos y compr¨® toditas las c¨¦dulas. Al d¨ªa siguiente, los ind¨ªgenas no pudieron votar¡±.
¡°Es indignante escuchar a los operadores estos d¨ªas. Uno le dice a otro: ¡®Yo tengo 500 monos. Y vos, cu¨¢ntos monos ten¨¦s?¡¯ ?Y qui¨¦n cree que son los monos? Los ind¨ªgenas¡±.
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